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Voto de Vivoleyendo:
9
Intriga. Drama Cuando Jimmy Markum (Sean Penn), Dave Boyle (Tim Robbins) y Sean Devine (Kevin Bacon) eran unos niños que crecían juntos en un peligroso barrio obrero de Boston, pasaban los días jugando al hockey en la calle. Pero, un día, a Dave le ocurrió algo que marcó para siempre su vida y la de sus amigos. Veinticinco años más tarde, otra tragedia los vuelve a unir: el asesinato de Katie (Emmy Rossum), la hija de 19 años de Jimmy. A Sean, que es ... [+]
21 de julio de 2008
176 de 208 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es posible sondear hasta dónde pueden llegar las heridas infligidas a los cimientos de un niño.
Nunca se cierran.
Tres chavalines de once años. Un rapto. Un árbol joven deshojado y mancillado.
Estás jugando inocentemente en la puerta de tu casa, y eres demasiado joven aún para ser muy consciente de que las calles no son seguras en ninguna parte. Ni siquiera la tuya.
Uno se marchó en aquel coche, los otros dos se quedaron fuera.
Pero, en realidad, ¿quién se quedó fuera?
El tiempo pasa, el barrio es el mismo, los niños han crecido y han ido haciendo sus elecciones y tomando sus decisiones. Son los mismos, pero con la carga de más años, con todo lo que los años conllevan. Responsabilidades, familia. Hijos. Amor, esperanza. Dolor. Uno se quedó para siempre en aquel coche, los otros dos siempre lo contemplarían marcharse y perderse en una amenaza a la que ellos también, de alguna forma, estaban condenados.
El pasado vuelve, nunca se marcha. Y regresa para demostrar que no perdona. Es muy astuto y ha ido dejando unas huellas que no se han borrado y que siguen salpicando a través de las décadas.
Y alguien pagará por ello.
Todos pagarán por ello.
De nuevo mi inconmensurable Eastwood me conduce de la mano por otra de sus maravillas fílmicas. Tratando de lleno una trama repleta de drama y de suspense soberbiamente desarrollados, me muestra como una bofetada y como un escalofrío creciente una historia sobre traumas en carne viva, sobre rencillas y odios que terminan por estallar, sobre pérdidas irreparables, sobre silencios culpables, sobre coincidencias fatales, sobre dudas obsesivas, sobre errores aplastantes, sobre certezas abrumadoras, sobre conciencias que nunca se podrán acallar.
Sobre el sufrimiento de vivir cuando te han robado tu infancia. Cuando has perdido al ser que más amabas. Cuando tu mundo se ha derrumbado. Cuando te sientes tan solo que el silencio crepita a tu alrededor.
La fotografía es tan hipnótica, a veces tan etérea y volátil con esos fundidos magistrales y esos planos magníficos, que acaricia la vista. La música, tan impresionante y delicada como sólo alguien con la sensibilidad de Eastwood sabe mimetizar en sus películas. Un reparto de actores sensacional y sublime, gigantes a las órdenes de un gigante. Y un guión que absorbe y machaca desde la primera a la última secuencia. Cargado de unas nubes oscuras que acechan en la lejanía, siempre dispuestas a cubrir el cielo. Cargado de una cadencia a veces verdaderamente poética. Cargado de todas esas cosas que nunca se llegan a decir cuando tenían que haberse dicho. Cargado de miradas de amor, de despedida, de culpa y de miedo.
Vivoleyendo
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