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España España · Madrid
Voto de Servadac:
7
Drama. Ciencia ficción Justine (Kirsten Dunst) y su prometido Michael (Alexander Skarsgård) celebran su boda con una suntuosa fiesta en casa de su hermana (Charlotte Gainsbourg) y su cuñado (Kiefer Sutherland). Mientras tanto, el planeta Melancolía se dirige hacia la Tierra... (FILMAFFINITY)
5 de noviembre de 2011
342 de 438 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ingmar Bergman inicia ‘Persona’ con una serie de primeros planos ordenados en montaje abstracto, imágenes desconcertantes que desembocan en la crucifixión terrible de una mano abierta. Luego, un niño, las lanzas de una valla… La secuencia crea la temperatura emocional de la película. Y permanece, como telón oscuro e inquietante.

Lars von Trier nos muestra, en el preludio, una serie de imágenes vagamente evocadoras, fláccidas, no sé si sugerentes o fallidas. Rueda en balleno (el idioma de los cuerpos celestes y cetáceos), con cámara superlenta (como en ‘Anticristo’) y música de Wagner. Consigue justo lo contrario que Ingmar Bergman en ‘Persona’.

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1ª parte) Kirsten Dunst

Aquí no hay boda –ni amigos ni parientes ni seres humanos. El padre, la madre y el marido son del todo ajenos a su hija o novia/esposa. No existe indicio alguno de conocimiento previo.

La bipolaridad de Justine se subraya hasta lo bufo.

Los brindis y discursos recuerdan a los de la dogmática ‘Celebración’, de Thomas Vinterberg. Pero la tensión no existe. En la normalidad aparente, lo extraño destaca. En Marte, lo marciano no llama la atención.

Sería divertido comparar la idea Terrence Malick de familia con la idea Lars von Trier. Aunque ‘El árbol de la vida’ pertenece a otra galaxia. En Malick cala el recorrido. En Lars von Trier lo que cala es el final.

Los planos amplios, digitales, sin centro o jerarquía, ‘pictóricos’ (ya se encarga el director danés de recalcarlo incluyendo ilustraciones de libros de pintura, pretendiendo, como ya hizo en ‘Anticristo’, emparentar su cine con el cine de Tarkovsky –‘Nostalgia’ y, sobre todo, ‘Sacrificio’). Unos planos que me causan menos sensación de peligrosidad inminente que de tibia falsedad.

El guión –de haberlo– es desastroso. El humor absurdo aquí funciona sólo a ratos.

En fin, la primera parte es una cinta de suspense: ¿se le saldrán o no las berzas a Justine?

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2ª parte) Charlotte Gainsbourg

La cinta, de la mano de Claire, mejora. Se despoja de lo innecesario. Se centra en el meollo con más tino. La luz se vuelve láctea y el cerco se hace más visible.

Tengo la impresión de que Charlotte Gainsbourg es la única que cree de verdad en su papel. Es ella quien nos lleva a la emoción.

El puente infranqueable me recuerda a las farolas de ‘El árbol de la vida’. Pero en Malick sí sentimos la frontera.

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Von Trier se guarda el aguijón hasta el último momento. Es marca de la casa. Baste recordar la sesión de hipnosis en ‘Epidemic’; la cuenta atrás de ‘Europa’; el último baile de ‘Dancer in the Dark’; el campanario aéreo de ‘Rompiendo las olas’; el tiro de gracia de 'Dogville' o el pastelito con sopapo de ‘Idioterne’.

Y lo consigue. Endereza el rumbo con un plano deslumbrante. Un recinto mágico y desnudo. Tres figuras. La masa al fondo. El sonido indiferente y grave de la destrucción.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Servadac
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