Don Bluth, antes ayudante de animación de Disney, se desbancó de la gran productora para realizar un trabajo más personal en esta “Nimh”, aventura ratonil con mucha imaginación, una magnífica banda sonora del gran Jerry Goldsmith, y una historia menos inocente que las del tito Walt.

La señora Brisby vive cómodamente junto con sus hijos en medio de un campo de cultivo, pero se acerca la época de la cosecha y los tractores amenazan su hogar. Se hace inevitable la partida, pero uno de sus hijos está en cama enfermo y no pueden irse. Buscando ayuda, la señora Brisby descubrirá un secreto que podría salvar la situación…

Con una animación vistosa y eficaz, Bluth ofrece todo sus conocimientos al servicio de la obra, en la que distinguimos un clarísimo toque Disney en bocetos y personajes. La historia es imaginativa y su desarrollo muy entretenido, con unos personajes bien definidos e interesantes. Si bien es una cinta destinada al público infantil, donde se ensalzan los valores de amistad, responsabilidad y valentía, también contiene partes más oscuras y menos infantiles, como el asesinato o las malévolas motivaciones de algunos personajes.

En 1982, la animación seguía siendo puramente artesanal y es algo que le suma encanto a la película, ya que siempre es agradable de ver alguna obra de animación hecha con las técnicas de antes, mucho más laboriosas y pesadas. En un mercado preeminentemente digital, es algo de agradecer.

Bluth seguiría una trayectoria de calidad aceptable con otros títulos como “Fievel y el nuevo mundo” (1986) y “En busca del valle encantado” (1988) para unirse después con Gary Goldman, con el que continuaría hasta la notable “Titan A.E.” (2000), su última película hasta la fecha.