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España España · Iguana
Críticas de BrunoLD
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Críticas 108
Críticas ordenadas por utilidad
7
8 de abril de 2015
23 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un remake como debe ser, aportando algo nuevo, adaptando la película a otros tiempos y en mi opinión mejorando la fuente, y mira que eso es raro en un remake, que si por algo se caracterizan es por destrozar el original.
En todo lo que diga de momento sobre la película no entra el para mí desastroso final.

Si algo me ha sorprendido en la película es la dirección, la puesta en escena recuerda a los clásicos de Hollywood, repleta de simbolismos, de segundas intenciones en la planificación y demás; en el cine asiático no suelen verse películas dirigidas de esta manera, la mayoría de directores no dan tanta importancia al sentido de los planos (sí a su belleza y a la transmisión de emociones).
Todo es muy operístico, pero aquí es algo fantástico, porque casa a la perfección con la ostentosidad de la familia. En todo momento nos encontramos con un juego de poderes, cada personaje ocupa un lugar en la pirámide de la sociedad, siempre hay alguien superior a otro pero inferior a otros, quizás el único que está por encima del bien y del mal sea Hoon, pero podría decirse que está dominado por sus propias circunstancias y esa superioridad le impide ser libre.
En ese sentido es genial ver como personajes que creen ser alguien no son nadie en realidad, como la mujer y su madre, que no son más que juguetes que se creen poderosos. Relacionado con eso está el espejo en el que todos los personajes se miran, recordando a 'Blancanieves', según el momento en el que estén se miran para autoreafirmarse, en especial la mujer que siente que detrás de toda esa riqueza quien decide sobre ella es su marido, quien la mantiene, el que realmente tiene el dinero, el poder. Para tomar sus decisiones Hoon también recurre al espejo, así como Euny en el momento en el que cree poder conseguir a Hoon.

Cómo dije antes cada uno de los planos lo dice todo, los elementos presentes en el encuadre, los ambientes de color, el tamaño de plano, el foco… Lo malo de eso es que en muchos casos se hace cargante, pero en esta película se cuentan las cosas con mucho tacto e inteligencia.
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BrunoLD
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9
4 de abril de 2015
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Última película de Edward Yang, fallecido en 2007 y que junto a Tsai Ming Liang y Hou Hsiao-Hsien lideró la nueva ola taiwanesa.

Por casualidades de la vida, coincidió que 'Yi Yi' además de ser su última película también fue seguramente su película más ambiciosa y que habla por encima de todo de la vida y de las etapas por las que uno va pasando, todas ellas representadas por varios personajes que encarnan desde la infancia hasta la vejez e incluso la muerte y el nacimiento.

La dirección de la película, por la que Yang obtuvo el premio a mejor director en Cannes, destaca sobre todo por su elegancia y su conocimiento de los sentimientos y sueños de las personas.
El director demuestra conocer perfectamente cada uno de los ciclos en los que se encuentran sus personajes y les aporta muchas de las experiencias que vivió en esas edades.

Por otro lado el guión, escrito también por Edward Yang está tremendamente bien construido, uniendo todas las historias de sus personajes y en muchos momentos narrando los acontecimientos en paralelo para ver como a pesar del cambio en el tiempo y en las costumbres muchas cosas no han cambiado, como las relaciones sentimentales.

Los actores en su mayoría realizan unas magníficas interpretaciones, en especial N.J, Ota (interpretado por Issey Ogata) y Yang-Yang, si algo llama la atención en ellos es lo bien que comprenden a su personaje, llegando más allá de lo que se dice y compartiendo los mismos pensamientos.
La historia del padre de familia N.J. es la que más me ha gustado, sobre todo por el cariño que terminé cogiendo al personaje, siendo una muy bella persona que se siente desubicado dentro del mundo de los negocios ya que es incapaz de rechazar a un verdadero amigo como es Ota por temas económicos y de empresa. Todo su viaje a Tokyo es fantástico, con esas conversaciones tan hermosas con Ota, otro personaje que también se muestra mucho más humano que las personas de su ambiente, y que por encima de todo comprende perfectamente lo que siente N.J. al hablarle de su vida.

El amor tiene aquí también una gran importancia, desde el descubrimiento del otro sexo por parte del tierno Yang-Yang, hasta el intento por parte de N.J de recuperar la relación que tuvo con su primer amor en la adolescencia, creyendo que es posible volver a vivir esos tiempos después de tantos años.

Una maravillosa película, que emociona por la gran comprensión y amor por los personajes que tiene su director y por todos esos momentos fugaces que se pierden y que son difíciles de recuperar.
BrunoLD
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8
22 de abril de 2020
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un tono y ritmo brillantes, pausada, con empaque y con una atmósfera y ambientación fantástica, qué maravilla el Paris de los 50 y 60 del cine francés, y esa preciosa fotografía, una gran película; realmente llamativa y especial. Lo primero que llama la atención es su año, 1956. Es difícil no encuadrar esta película en la ‘Nouvelle Vague’ a pesar de no existir aun oficialmente, se podría decir que a pesar de sus toques de cine negro americano y al no ser dirigida por un crítico rebelde no entre dentro de este movimiento. Pero por otro lado en mi opinión es una película que podría pertenecer perfectamente a ese movimiento, puramente francesa, que se aprovecha de sus calles, de sus entornos, de sus gentes, de rodar en exteriores, que transmite cierto (oscuro) romanticismo.

La película comienza siguiendo a Bob, un joven viejo (tal y cómo dice la voz en off), es decir un joven de alma con muchos años a su espalda, que lleva una vida similar a la de muchos veinteañeros con los que se junta, que vive de noche entre bares, timbas y pubs.

Es muy interesante la evolución y construcción de los personajes, con poso. Por un lado, tenemos a Bob, en francés “flambeur” no es lo mismo que un jugador, flambeur es algo así como aquél que no sólo juega lo que tiene, sino también lo que no tiene. Vamos, lo que sería un ludópata, aunque sin ser mostrado de manera terrible o miserable cómo puede ocurrir con otras adicciones en el cine como el alcoholismo o drogadicción. Al principio de la película vemos que Bob juega en un lugar, pierde y tras ello les comenta a los demás jugadores que se vuelve a casa a dormir como una excusa, ya que continúa su travesía hacia otras salas de juego donde sigue perdiendo hasta desfallecer del sueño y volver a su casa, no sin antes echar una monedita a las tragaperras que tiene en un armario en su casa. Una buena casa que muestra que quizás si tuvo suerte en el juego en el pasado, pero poco amueblada quizás porque esa suerte ya no le acompaña y tuvo que vender varias cosas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
BrunoLD
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8
4 de febrero de 2015
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curiosa película de Woody Allen que no parece gustar ni al público ni a la crítica. A mí me ha encantado. Pienso que a mucha gente no le gusta porque se siente insegura al ver cómo Woody Allen se ríe del público y de la crítica.

Tiene otras dos cosas por las que es muy criticada, una es afirmar que es un plagio de las películas de Fellini, y la otra es estar hecha sólo para que Woody Allen pueda decir lo mucho que se quiere y se gusta.

Ninguno de estos tres 'defectos' me lo parecen. Lo de la crítica y la burla a todo lo que rodea al cine, fans, críticos y profesionales me parece acertadísima y muy aguda, es algo muy arriesgado, ya que a la gran mayoría no le gusta descubrir que se están riendo de él, pero es que es lógico que se rían de ellos. Y en esto Woody Allen no es dudoso, pocos directores se han cuestionado tanto a sí mismos cómo él, en todo momento se ha reído de sí mismo, pero una cosa es ir al circo a reirte del payaso y otra es que de pronto veas que tú eres el payaso. Y en eso es aún más triste ver cómo a tantos les molesta “Recuerdos” pero sin embargo aman otras películas de Woody Allen en las que la crítica hacia ellos es más dura pero más velada que aquí y creen que se les está alabando cuando en realidad se les está ridiculizando.
Es como la frase que suelta aquí Woody Allen cuando le preguntan porqué ataca a los intelectuales y él contesta que ni se molesta, que ya se matan solos entre ellos. Y es justo lo que ocurre, aquí llega un admirador que se ríe del crítico, después llega el crítico y se ríe del profesor, y después éste se rie del crítico, y realmente nadie tiene razón, mejor dicho, nadie tiene opinión propia; es algo muy similar al fútbol, los aficionados del Barça dicen unas cosas, y los del Madrid otras, pero todos terminan diciendo lo mismo, porque no opinan, sólo hacen de aficionados del club al que 'representan' sin darse cuenta que cuanto más buscan distanciarse más terminan acercándose en su mensaje.

No le veo mucho sentido a lo del supuesto plagio al cine de Fellini y otros directores. Está muy claro que sin la existencia de Fellini “Recuerdos” no habría existido, pero tampoco sin Bergman, y esto no es ningún defecto, son influencias muy necesarias para cualquier director, un director tiene la suerte de poder descubrir que otros antes que él hicieron cosas que siente cercanas, y no hay ningún problema por beber de esas fuentes, es una virtud, es algo que significa que ese director está despierto y busca enriquecer su cine gracias al de los demás. El único problema está en no aportar nada al cine del que bebes, y crear una copia barata del cine de otro director.
Y esto no ocurre en “Recuerdos”, Woody Allen coge ciertos elementos del cine de Fellini que creyó necesarios para su película, pero toda la esencia es la del cine de Woody Allen, no pretende hacer 'una película de Fellini', ya que para eso ya está Fellini y porque si esa fuese la intención de Allen, “Recuerdos” está lógicamente muy por debajo en esos aspectos concretos del cine del italiano.

Este es uno de los problemas del arte en general, el no distinguir entre influencias enriquecedoras y plagios, es una especie de manía persecutoria en la que uno cuando ve una película busca ver de dónde puede haber sacado las ideas el director para quitarle el mérito.

Sobre lo último de que Woody Allen hizo esta película para su propio placer pues a mí me da lo mismo, él sabrá, no tiene porqué molestar, igual que con el punto anterior; si eso el que se tendría que molestar al ver parecidos sería el propio Fellini, y no nosotros. Todos los directores hacen esto, afortunadamente, ya que gracias a directores que muestran su propia visión es cómo el cine evoluciona, y no gracias a aquellos cómo Spielberg y Cameron que ponen en la pantalla lo que quieren ver los espectadores, sin saber muy bien qué es lo que quieren ellos.

“Recuerdos” es una de las películas más honestas y sinceras de Woody Allen, y es por esto que a tanta gente le molesta, porque prefieren que el artista trabaje sólo para ellos, como todos estos fans que aparecen en la película que le dicen que les gusta mucho su cine, pero sobre todo las comedias.

Una gran película.
BrunoLD
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6
4 de febrero de 2015
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fin de la trilogía de El padrino. Dice Coppola que de no haber sido por la muerte de Mario Puzo también habría aparecido una cuarta parte, en la que Vincent entraría en el negocio de la cocaína y acabaría hecho mierda.
Por suerte no la hubo, Andy García me parece de lo peor de ésta película, no es más que un niñato creído (y no sólo por el personaje, también por su pobre interpretación).

Coppola contó que en un principio pensó en dirigir sólo la primera parte, más tarde el estudio le dió toda la libertad de trabajo que quiso para realizar la segunda, y la dirigió encantado. Sin embargo la tercera parte llegó por apuros económicos del director, Paramount quería otra parte y Coppola necesitaba el dinero.
Pensó que otra película con Michael Corleone en la cima y matando a todos sus enemigos no tenía sentido, ya que uno con la edad termina descubriendo que el poder no te da nada, y que lo más importante es recuperar el amor de los familiares a los que tanto daño causó en un pasado y su busqueda del perdón.
Argumentalmente esto parece muy interesante y quizás por escrito sería un cierre fantástico, pero en la película da la sensación de que el estado psicológico de Michael (y también de Coppola) se contagia a todos los elementos presentes. “El padrino: Parte III” es una película lánguida, sin esa tremenda fuerza y poderío de la segunda parte. Al Pacino no está al nivel de las anteriores, el estado en el que se encuentra es muy interesante, pero su figura no causa emoción ni interés.

El principal problema que tiene “El padrino: Parte III” es que las dos primeras partes son intemporales, se hace referencia a unos años y unas épocas concretas, pero la obra en sí no hace ver claramente que se trata de películas de los años 70, gracias a la gran fotografía de Gordon Willis, a la dirección artística y varios elementos más. Aquí sin embargo nos encontramos con una película que pertence demasiado al momento en el que fue creada, el tipo de actores, un montaje “más moderno”, una estética muy de finales de los ochenta, ese amarillo de las dos primeras que ahora es un naranja, etc. Esto rompe radicalmente con la sobriedad y el clasicismo de sus antecesoras, es la única en la que se nota el paso del tiempo, sólo han pasado veinte años y también es la que narra unos acontecimientos más cercanos a la actualidad, pero sin embargo parece muy antigua, muy pasada de moda, muy propia de una época concreta.
Esto no sería ningún problema en otro tipo de película, pero “El padrino” es una obra clásica, que claramente recurre a técnicas modernas pero evita ser modernista, es una historia que se podría tener lugar en cualquier época, tal y cómo se ve en la obra de teatro final, en la que se ve que mucho de lo que ocurre en la película ocurre también ahí.

Lo más criticado por mucha gente es la interpretación de Sofia Coppola, a mí me parece de lo mejor, su interpretación es muy pura, con mucha gracia, tiene esa inocencia y claridad de aquél que no es actor y que no es calcula todos sus movimientos.
El sacerdote también está estupendo en su papel de villano. Diane Keaton tampoco me convence, parece sacada de una película de Woody Allen, una mujer intelectual e interesante que estaría muy bien para otra obra de Allen, pero que aquí es otro de los elementos que enmarcan demasiado a la película en un tiempo concreto, nos da la sensación de que Kay se ha transformado en la propia Diane Keaton.

A pesar de conservar varias virtudes de las dos primeras pierde también sus mayores logros. El guión es muy interesante, el poder, las altas esferas, el vaticano, el perdón y el pecado, el hastío…
BrunoLD
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