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Críticas de piensaencines
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Críticas 202
Críticas ordenadas por utilidad
3
17 de marzo de 2014
557 de 754 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mayor virtud de esta película es su existencia.
El hecho de que podamos jugar con los tópicos más extremos de las identidades patrias (la andaluza y la vasca) sin que nadie se escandalice ni ponga el grito en el cielo, indica mucho de nuestra madurez como nación (pese a quien pese). Bueno, corrijo: el hecho de que podamos jugar y hacer mofa y befa de los tópicos sobre los vascos y el nacionalismo vasco, sin que nadie se escandalice ni ponga el grito en el cielo, indica mucho del grado de normalización de ciertas cuestiones que antes eran llagas abiertas siempre dispuestas a sangrar. Y hago esta corrección, porque los andaluces han sido motivo de guasa siempre y nunca ha pasado nada.

Por esto mismo, el planteamiento de "Ocho Apellidos Vascos" es valiente, es oportuno y es oportunista.

Seguramente sea esa una de las principales razones por la que los españoles hemos acudido en masa, en una masa casi sin precedentes, a los cines a ver este producto patrocinado por Tele 5. Esa junto con la acertada fecha de estreno (entre los oscar y los blockbusters del verano) y la brutal y ejemplar campaña de marketing, la cual aplaudo y celebro.
Eso es todo lo que puedo celebrar de este despropósito, muy a mi pesar.

Siempre digo y repito eso de "el oscuro placer de ver películas malas y disfrutarlas", y siempre insisto en que "no hay que olvidar que el principal propósito del cine es entretener". Lo digo y lo mantengo. El problema es que "Ocho Apelidos Vascos" no es lo suficientemente mala, ni lo suficientemente friki, ni lo suficientemente disparatada para ser una "Peli Mala"(como Sharknado, o Xanadu o Condemor). Y desgraciadamente no es lo suficientemente entretenida para perdonarle su mediocridad (siempre desde mi punto de vista).

Esa es precisamente la palabra que mejor la define: "Mediocridad". Es dolorosamente mediocre. Es simple, que no sencilla. Es impersonal y lo peor: está hecha sin ganas.
Funciona porque el planteamiento interesa, y no por novedoso (sacar un elemento de su entorno e introducirlo en otro totalmente ajeno y hostil es uno de los argumentos básicos en la comedia desde que el cine es cine), sino por lo que explicaba al principio.Pero todos los demás elementos apenas encajan, o no lo hacen en absoluto.
Toda la película es una caída en picado desde un comienzo prometedor a un final vergonzoso, pasando por todas las situaciones "cómicas" de manual y todos los tópicos más manidos de la comedia de enredo.

Que sí, César, que ya te oigo replicarme: "que todas las historias están ya contadas". Tienes toda la razón, pero se pueden seguir contando con un poco de ganas, o al menos de formas, si no originales, sí convincentes.

Y volvemos al principal problema de gran parte del cine patrio (y mucho foráneo): el guión. La mayoría de los directores confunden el argumento con el guión. El argumento es el planteamiento, el guión el desarrollo. Una grandísima parte de las películas españolas que llevo años sufriendo se desinflan, con suerte, a la mitad de su recorrido. Pocos son los cineastas que se molestan en desarrollar sus historias, menos aún en rematarlas y en hacer que las cosas encajen. Parece que en las escuelas de cine que surgen como champiñones en este país nuestro, se olvidan de poner "El Guión" como asignatura.

La que nos ocupa hoy es un ejemplo más: hay un planteamiento interesante, aunque torpemente presentado, y ante la incapacidad (o la falta de ganas) de su director de desarrollarlo de una manera convincente (o alocadamente convincente) se refugia en un enredo de principiante, del cual no sabe cómo salir, aunque todos intuímos (y tememos) desde el principio cómo lo va a hacer: a la fuerza y sin lubricante.

Lo que salva este producto del descalabro total es el monologuista Dani Rovira, con sus inspirados monólogos y su desparpajo, y Karra Elejalde dando vida la único personaje creíble de toda la historia.

Carmen Machi muy bien haciendo de Carmen Machi, y de Clara Lago...llamarla actriz sería insultar al resto de la profesión (Elsa Pataki incluída).

Aún con todo:
- sí, hay unas cuantas situaciones capaces de arrancar risas, e incluso carcajadas y
- sí, resulta entretenida (a ratos).

Pero me duele pensar que ésto es lo que el público está esperando del cine español para llenar las salas. Me duele pensar que el cine también, como casi todos los ámbitos de poder, está en manos de los mediocres. Y me duele pensar que sean los sub-productos como este los que vayan a salvar al cine español de las aguas en que él sólo se ha sumergido.

Robándole una cita a mi amigo Regino Mateo y parafraseándola: "no es lo mismo hacer películas que hacer cine"
piensaencines
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6
16 de enero de 2017
472 de 690 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos en plena temporada de permios, y nos inunda la avalancha de “películas de premio”, que son casi un subgénero dentro del mundo del cine.
Películas “avaladas” por una larga lista de nominaciones, más o menos compradas por los estudios, que en muchos casos hubieran pasado sin pena ni gloria, y que nos venden como obras maestras o definitivas.
LA LA LAND es un claro ejemplo de este cine. Un refrito de “chico encuentra chica” (o viceversa), con toques vintage, homenajes a los musicales clásicos, pizcas de comedia amable y de melodrama ligero, que no sabe muy bien por cuál de los caminos decantarse y que se queda a medias en todos.
No digo que sea una mala película; interesante sería el calificativo más adecuado, y un poco frustrante también. Frustrante por ese continuado afán por levantar el vuelo sin acabar nunca de conseguirlo. Está montada con brochazos muy desiguales e irregulares que no consiguen salvar una historia bastante endeble y en la que ni el mismo director parece tener demasiada fe.
Tiene mucho desparpajo, frescura en algún momento, pero nunca magia.
Ni siquiera consigue hacer brillar como debiera a una partitura que se convierte en reiterativa y machacona.
Sí, LA LA LAND sólo me ha gustado a ratos, pero no como conjunto. A mí ni me ha llegado ni me ha funcionado toda su primera parte, quizás la más cercana al musical, y sin embargo me ha ido ganando según se iba convirtiendo más en una película y menos en un desvarío. Me ha cautivado, como siempre, Enma Stone, que está inmensa (cuando la dejan) en esta película y que posiblemente sea el pegamento que mantiene unida a LA LA LAND y que le da vida y una cierta credibilidad. Desgraciadamente no está a su altura, al menos no todo el tiempo, Ryan Gosling que abusa un poco ya de su colección de muecas de yerno adorable/canalla y poses estudiadas restándole naturalidad.
Me ha gustado, y mucho, el final de la película, con toda esa secuencia soñada, imaginada o deseada por ambos protagonistas, y que en cierto modo también te incita a ti a soñar con lo que esta película podría haber llegado a ser.
En definitiva, un fenómeno de marketing, una película que veremos porque “hay que verla” y que olvidaremos en cuanto llegue la siguiente “obra indispensable que no te puedes perder”, que seguramente hubiéramos disfrutado más de habérnosla vendido como lo que es.
piensaencines
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4
25 de marzo de 2019
635 de 1020 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hola Pedro:
Te escribo para despedirme.
Sí, sé que hace tiempo que nos conocemos. En realidad, soy yo quien te conoce a ti. Yo sólo soy uno de esos que ayuda a pagar tus facturas, aunque tú ni siquiera sabes que existo. Uno de tantos que permitimos que sigas haciendo eso que tanto te gusta, y nos gusta, que se llama cine.
Hace tiempo, sí, desde aquellos maravillosos 80. Ambos los vivimos, ambos los sobrevivimos y nos hemos adaptado, como hemos podido, a los tiempos venideros. Eso que se llama madurar.
Te disfruté en esa década, incluso más allá de ella. Pero es hora de dejarte ir.
Si lo pienso, son muchas más las películas tuyas que no me han gustado que las que sí lo han hecho. Y Un puñado las que me han enamorado. Pero uno ya está en esa edad en que no regala devociones. En que se compra los calzoncillos porque le gustan y no porque se vea la marca en goma, o que lleva polos sin que tenga que verse la etiqueta. En que quiere, o no, a las cosas y a las personas por lo que son, no por su status, no por su marca, ni por quien las firma. Hace ya demasiadas películas que no te encuentro. Son tantas decepciones que apenas te busco. En el fondo intuía que no iba a ser distinto con ésta. En el fondo sabía que sólo te veía porque había que verte, no porque deseara verte.
No me equivocaba: me has desinteresado y me has aburrido tanto que lo único que deseaba es que acabase tu plañir burgués de niño mimado e irme a casa a cenar. Tu lamento me ha sonado tan ligero y tan lejano que ni lo he escuchado. Tu dolor no me duele, no me inmuta y mucho menos me conmueve. Te veo con la misma frialdad con que te muestras.
Y por cierto, tu álter ego me parece aún peor actor ahora que en los ochenta. Apenas te reconozco como ese gran director de actores y de actrices que otrora fuiste. La artificiosidad que te hizo tan grande es resulta casi paródico. Un momentazo de Asier Etxendía, una enorme Julieta Serrano, una Penélope aceptable…poco más.
Me alegro mucho que te hayamos servido de terapia, que hayamos ayudado a ahuyentar tus fantasmas y que además no sólo hayas tenido que pagar a un psicólogo (como tendríamos que hacer el resto de los mortales), sino que encima hayas ganado dinero con ello. Me alegro de verdad. Pero hasta aquí he llegado.
Ni te conozco ni te quiero tanto como para seguir compartiendo tus neurosis aburguesadas ni tus confesiones a medias. No me despierta ninguna curiosidad saber qué parte de tu película pertenece a tu vida vivida, a tu vida reimaginada, o es fruto de tu literatura. No me interesa tu vida; no me importa tu vida y no quiero seguir siendo otra plañidera de tus lamentaciones ni quiero jalear tus pataletas o tus delirios. Somos muchos los que te hemos convertido en un niño mimado, los que no hemos sabido decir NO cuando era evidente el NO. Yo me descuelgo de ese ejército de consentidores. Tienes ya suficientes sin mí, y te seguirán siendo fieles, no te preocupes; tu marca está afianzada. Te dejo, ya sabes, no es por ti, es por mí. Sigue triunfando por donde vayas, te lo deseo de corazón, que a mí no me necesitas. No nos necesitamos. Es más, creo que ya ni nos caemos bien
piensaencines
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6
30 de enero de 2018
518 de 806 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a jugar a una cosa: vamos a hacer que no sabemos nada de las nominaciones y premios de esta película, que nadie ha leído ninguna crítica antes de verla ni se ha empapado de opniones creadas. Vamos a jugar a que la vemos "vírgenes", atraídos por su trailer , o por el nombre de James Ivory tras el guión (como me ocurrió a mi), o por un par de datos más que pueden llamar tu atención sobre ella...sin más información.

Ya sé que es difícil, pero vamos a intentarlo.

"Call me by your name" ("llámame por tu nombre" en español, que no sé por qué narices no lo han traducido), pretende ser una película sobre el despertar sexual, el primer amor, el amor prohibido, la aceptación, el deseo, la seducción, los convencionalismos, la sensualidad y la represión. Una propuesta ambiciosa para una película aparentemente sencilla.,
Digo "pretende", porque al final (siempre desde mi punto de vista) se queda en una fantasía homoerótica burguesa bastante simplona:

- En la fantasía de un adolescente sin más preocupaciones que decidir qué libro leer, o si tirarse a un melocotón, a la francesita liberal que veranea en su mismo pueblo idealizado, o al profesor buenorro que sus padres acogen en su palacete veraniego de la Toscana para ayudarles en sus investigaciones arqueológicas....Todo muy de andar por casa, vamos.

- Y también en la fantasía de un madurito despampanante que ve la oportunidad dar rienda suelta a sus pasiones ocultas, de quemar su último cartucho, desde una posición de poder, antes de ceder definitivamente a una vida convencional y aburguesarse irremediablemente.

Una especie de "Lolita" gay en la Toscana, pasada por el tamiz moralizante de Disney, o peor, de Dreamworks.

Una historia mil veces contada (como todas), que se nos intenta vender como si fuese el último gran triunfo del cine anticomercial frente al todopoderoso y perverso cine comercial. David frente a Goliath, el bien frente al mal. Gran trampa, pues estamos ante una cuidada labor de marketing y promoción, para un tipo de público muy sensible a ese tipo de promoción y marketing camuflados, que nos vende un producto manufacturado , como si fuese una obra de artesanía (que no de arte).

Si el gran atractivo , para mí, de esta película era el guión de James Ivory, ni siquiera eso consigue convencerme. Su narración se pierde en miles de detalles meramente estéticos que no hacen sino ralentizarla. Entre plano y plano de paisajes, o de rincones hermosos o de una mosca que pasaba por allí, avanzan a trompicones y con lagunas imperdonables las relaciones entre los protagonistas y entre éstos y el resto de personajes. Un guión quizás en demasía literario.
Uno de esos casos en que 100 minutos son mejor que 130.
Apenas consigue rascar la superficie de los sentimientos, de los temores o los deseos de los personajes. Coloca al espectador en posición de mero "voayeur", en vez de hacerle partícipe. Desperdicia el gran potencial erótico y sensual de la historia y de cada encuentro con agotadores alardes de esteticismo.

La cámara se empeña en demasía en que nos enamoremos del jovenzuelo Timothée Chalamet (al que no hay nada que reprochar), desaprovechando e incluso dejando sin sentido (por esas lagunas de que hablaba) la sólida interpretación de Armie Hammer. Sí que le regala a Michael Stuhlbarg esa confesión imposible, y un poco Disney, que para mí es la mejor escena de la película y con la que se debería haber cerrado. Pero una vez más se empeñan en alargar la historia sin sentido y darnos dos finales que por separado podrían funcionar, pero consecutivamente restan más que sumar.

No, no hay riesgo, no hay sorpresa, no hay novedad, no hay maestría, no hay nostalgia ni tampoco hay verdad. "Call me by your name" no consigue traspasar la barrera de la emoción y se queda en mero entretenimiento, banal y esteticista con muchas pretensiones.
No molesta, no incomoda, no enfada y ni siquiera aburre. No provoca rubor, ni deseo, ni rechazo, ni empatía.
No, no nos cuenta una historia universal de manera personal. Sólo se esfuerza demasiado en parecer que lo hace.
No me parece, en definitiva, una gran película, y ni siquiera me parece que sea mala. Es casi , lo peor que se puede ser: una película sin más. Una de tantas. Una que en breve ni recordaré.
piensaencines
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6
24 de julio de 2017
120 de 158 usuarios han encontrado esta crítica útil
Querido Christopher:
Te escribo esta carta para decirte que nuestro amor es imposible.

Lo he intentado. Mucho, muchas veces, con ganas, pero veo que nuestra relación no va a ninguna parte.
Pensaba que podías cambiar, pero después de "Dunkerque" veo que no, que la gente no cambia. Que nunca me vas a dar nada que no me hayas dado ya, ni vas a ser más que lo que siempre has sido: un ególatra insufrible.

Me quedaba la esperanza de que si algún día conseguías superar tu narcisismo podría aflorar ese gran director que siempre pensé que llevabas dentro, pero veo que eso nunca va a ocurrir.

Te avisé muchas veces: "no dirijas tus guiones, deja que otros lo hagan", "deja que otros escriban contigo, o para tí", pero no. Tu ego no te permite que nadie cuestione, corrija o interprete tus creaciones. Necesitas controlarlo todo, incluso producir tus películas para que sean más tuyas.

Ese es tu problema: es todo tan "Tú" que al final se queda en eso: en nada.
Yo quiero que tus películas me gusten. Siempre voy a verte, incluso pago por ello. Pero al final siempre me engañas.

Pensaba que con Dunkerque por fin ibas a hacer cine de verdad, pero tiene todos tus vicios. No nace del corazón, de esa urgencia que tienen las historias de verdad de ser contadas, nace de la matemática y la geometía.

Sí, me gusta el planteamiento que le has dado: una historia contada en tres tiempos distintos, con montaje en paralelo, que confluyen en un punto final. Interesante. Pero se te olvida que para narrar en paralelo, hay que tener un control absoluto del montaje, del ritmo, de los tiempos, de la narración...y ser capaz de sacrificar parte del metraje, incluso mucha parte del mismo. Ser equilibrado. No vale estirar o encoger los segundos a capricho para que encajen. Eso es trampa, es muy evidente y llevas años haciéndolo.

Interesante, sí, pero sin fuerza, porque tus intenciones y el desenlace se descubren demasiado pronto. Y es que en realidad no hay demasiado que contar...o pasas por encima de todo ello de manera tan superficial que resulta intrascendente.

No Chris, no sé si no tienes sentimientos o simplemente eres incapaz de mostrarlos. No hay sentimientos en Dunkerque. No consigues arrancar emociones. Eres frío. Tu película es fría: gélida. No tiene alma. Tus personajes no están vivos porque no les das espacio para expresarse. La culpa, los dilemas morales, la lucha por la supervivencia a toda costa, el heroísmo, o el horror mismo que es la guerra...simples esbozos que no pasan de la anécdota. Coges secuencias como la de los soldados escondidos en el barco hasta que suba la marea, en que esa lucha descarnada por sobrevivir y la deshumanización deberían ponernos los pelos de punta y arrugarnos el corazón y las conviertes en pura superfiacialidad. Imperdonable. Y sin embargo te explayas a gusto para exaltar el patriotismo al más rancio estilo, que es donde siempre se te ve más el plumero. Te esmeras en demasía en la forma y en cuadrar a toda costa tus rebuscadas estructuras,y demasiado poco en el fondo.

Te empeñas en estirar lo inestirable, y seguir cuando ya no tienes nada más que contar. Tu Dunkerque, tal como tú la cuentas, se queda vacía de contenido demasiado pronto y sus últimos minutos se hacen interminables. Nunca sabes cuándo parar.

Sí, la fotografía es espectacular, aunque también es más fotografía-espectáculo que descriptiva...pero lo asumo como sello de la casa y como trabajo impecable de Hoyte Van Hoytema, que ya te salvó muchas escenas en "Interestelar".

¿Y qué te pasa con Hans Zimmer? Tienes a un genio trabajando contigo y no sabes aprovecharle. Sabes que en "Interestelar" te salvó el culo en innumerables escenas que sólo se sustentaban en su magistral partitura. Sus composiciones, (salvo en "Batman Beguins" en que la cosa se equilibraba) siempre han estado muy por encima de tus películas, pero en "Dunkerque" algo falla, y mucho. Su música es impecable, original, intensa e inquietante. Llena de fuerza y tensión ...pero las escenas que acompaña no tienen esa tensión. Es más, llega a molestar cuando narra cosas que tú te olvidas de narrar o subraya climax que tú te olvidas de crear. A lo mejor es que no tienes suficiente carácter para domar a un genio como él. O simplemente has confiado demasiado en que su música pudiera volver a tapar tus vacíos...o quizás simplemente has olvidado cuál es la función de la música en una película...no lo sé, pero nunca te lo perdonaré.

Y no es que tu Dunkerque no me guste y que no tenga cosas buenas (que las tiene), simplemente me parece inofensiva y artificiosa.

Eres un tramposo Chris. Muy tramposo. Y en el fondo eres un clásico. Eres marketing y podrías se cine si quisieras, pero tu ego te ciega. No, yo ya no te quiero más. Mejor separarnos aquí.

Seguiremos como amigos: tú ya tienes a la crítica, y a todo el público adolescente en masa (que sé que por eso has colado aquí a un "One Direction"), y seguirás vendiendo muchas entradas y buscando desesperadamente entrar en el limbo de los grandes directores y hacer la mejor película de género, del género que sea...y yo seguramente seguiré viendo tus películas, asumiéndolas como lo que son, puro artificio, y con la misma frialdad con que tú diriges, sin esperar ya nada más, con lo cual no habrá decepción. Desde la cordialidad pero sin cariño.

Ya no te quiero intentar quererte más Christopher Nolan, pero sobre todo, ya no te creo más.
piensaencines
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