Escribo esto luego de ver la temporada completa. Puedo decir que no la he pasado mal en comparación con el bodrio de la segunda temporada (que empezó mal desde el cast). Antes del capítulo final, leí críticas de varias páginas: algunas coronaban tempranamente esta tercera temporada como una obra maestra; otras, de manera absurda, decían que era una pérdida de tiempo. Pero de eso último nada, pues vale mucho la pena verla. Claro que no todo es oro en esta historia.
Disfruté de aspectos geniales en la serie: la notable actuación de Mahershala Ali (en un abanico de distintas edades para su personaje Wayne Hays), para sacarse el sombrero, y el feliz hallazgo de una gran talla actoral en la interpretación de Stephen Dorff (cuyo personaje, Roland West, se robó el show para muchos) Esa cierta altanería y tosquedad del rastreador Purple hacía muy buen contraste con la bonhomía y el compañerismo a prueba de balas de Roland, quizá el único policía sin una historia personal retorcida o demonios internos que lo dominen en las tres temporadas que van de la serie. Scoot McNairy y los demás estaban bastante bien haciendo lo suyo. La fotografía y los planos nos devolvieron a cierta atmósfera y pesadez de la primera temporada, lo que para algunos tornó la serie algo repetitiva o poco original, pero para otros fue un gran acierto. La música funcionaba como debía. Las locaciones fueron parte orgánica de la historia. El juego de los tiempos narrativos, que se recobraba de la primera temporada, mantenía la tensión de la historia, aunque por momentos se hacía mucho más aparatoso. La técnica del narrador no fiable, personificado en la perspectiva del anciano Hays, agregaba un plus que hacía aun más atractivo el relato.
Todo iba funcionando bastante bien: con cierto equilibrio más que altibajos. Lo único que, a mi parecer, frenaba el avance de la trama eran algunos dilatados diálogos entre el protagonista y su esposa, solo justificables si tenían que ver con posibles pistas o detalles que se vinculaban al caso. El problema hubiera sido que esas escenas largas con parlamentos a veces absurdos solo hayan servido para desarrollar aquella relación íntima dentro de la trama. Pero era obvio, o eso quería creer yo, que la cosa no iba por ahí, pues, ¿qué les interesa a los espectadores que ven una serie de detectives, asesinos y crímenes por resolver? Definitivamente no la historia de una relación de pareja...

Si quiero ser objetivo tengo claro que es una buena miniserie (un 7). Si me dejo llevar por la emoción que me sobresalta al ser un excelente complemento para una gran película como "El padrino", elaborado con mimo y cuidado, muy buen gusto y que no traiciona en absoluto al lore del film de culto, puedo decir que es una gran miniserie (7.5).

Trato de entender las críticas profesionales que la lapidan con amarillos y rojos y no lo logro. Le piden originalidad, suspenso y le reclaman solo lanzar datos básicos o resabidos, pero lo cierto es que la miniserie no se ha propuesto basarse en dichos elementos y es bastante absurdo acusar de deficiente a una producción por no tener lo que uno espera de ella, así eso no tenga nada que ver con lo que la miniserie tiene para ofrecer.

Solo puedo decirles a quienes lean esto y han amado "El padrino" que vean estos diez capítulos. Y a los que no han visto aún el film de 1972, que también los vean. Tiene un guion cuidado y personajes con los que uno puede enganchar. Las ambientaciones y las caracterizaciones de los actores están bastante bien logradas. Todos ellos entregan buenas interpretaciones (sobre todo Matthew Goode y Miles Teller que en algunos momentos se comen la pantalla), los entretelones de la filmación de esta película están bien dosificados en la trama y algunos detalles (deliciosos) generan emoción, aunque ya sepamos de antemano cómo se llevaron finalmente a cabo los hechos. Y, por último, la amarán aún más si les interesa echar un gran vistazo a la trastienda de la industria del cine.
Vean esta miniserie y disfruten. Definitivamente es una oferta que nadie debería rechazar.

A pesar del tono de feminismo revanchista puede ser entretenida. Los diseños de los personajes son agradables y se agradece mucho poder ver a varios villanos (de DC y de Batman en particular) que suelen ser desatendidos.
Aunque se entiende que la dinámica tiene que ver con los inconvenientes que Harley debe enfrentar para convertirse en una "supervillana" por cuenta propia, el hacer parecer a todos los personajes masculinos como unos pelmazos para hacer brillar a las protagonistas me genera muchos reparos. Todos los hombres son prepotentes, estúpidos o cobardes. Todos ponen trabas a la prota solo por ser mujer y si son aliados son un chiste de pena. Todo muy acorde con la coyuntura de nuestros tiempos.

Sin embargo, varias cosas pueden disfrutarse de la serie. El tratamiento que se le ha dado a esta historia es el que debió de dársele al bodrio de peli llamado "Aves de presa...". Lo que más se hace agradable es el tono desenfadado en el que la comunidad de villanos de Gotham se relaciona e interactúa. Además, su humor suele funcionar en la mayoría de los casos.

Es una pena que todo esto que suele llamarse cultura "woke" tiña tantas películas con mensajes políticos de tal manera que le quitan lo disfrutable. Los folletines progres —unos peores y otros mejores en su confección— están tan a la orden del día que se vuelven algo enfermizo.

Entiendo que a muchas personas que no leyeron el cómic esta película pueda parecerles original e interesante. Y es que es cierto que la premisa de la que partió Mark Millar al escribir la historia original es muy llamativa y, en su momento, se ejecutó la historia de maravillosa manera. Sin embargo, esto que ha llegado en forma de película no es la historia que nos quieren vender con el título: han cambiado lo que les ha dado la gana para cumplir con la agenda.

Que las adaptaciones pueden variar el material de origen en el que se basaron es verdad y bien por ello, pero esto rebasa todo límite. Utilizaron una gran historia de Superman (quizá una de las mejores o la mejor) para enganchar ese feminismo revanchista y progre que demandan los social-justice-warriors. Cosa muy común en los últimos años en casi toda compañía fílmica.

No solo es monstruoso cómo han deformado y mutilado esta historia para meter a la fuerza todo el rollo de feminismo panfletario y misándrico, sino que además el revisionismo histórico repasa la valla de lo nunca visto como propaganda al imperialismo gringo, que como en las películas más básicas vuelve a ser el salvador del día. Estados Unidos es un dechado de virtud unas vez más a fuerza de engrandecer los defectos y excesos de otros gobiernos y de casi invisibilizar los propios.
Háganse un favor y no vean esta pésima película.

Le doy 6.5. No es una gran película ni mucho menos, pero la verdad es entretenida y se agradece. Aunque maneja varios elementos formulaicos (casi clichés) de las historias de detectives, los utiliza correctamente y se arma la película haciendo sentir todo orgánico: las referencias, los cameos, la variedad de animación, los giros que no son giros. Hay algo que se está contando, no es solo un mostrar por mostrar.

Me gusta que no juegue con la nostalgia. Pondrán algunos pensar que sí lo hace, pero no estoy de acuerdo. Realmente creo que la nostalgia solo se usa cuando hay que caracterizar a ciertos personajes, pero no me parece que exista aquí la típica "nostlagiaexploitation" tan propia de nuestra época. Creo que la peli precisamente sabe que retoma a dos personajes que si bien tuvieron una serie propia nunca han sido las estrellas de su compañía. Esto les permite centrarse más que en los personajes, en contar esta historia que se enfoca en lo que les sucede a las animaciones cuando la fama deja de sonreírles como si de estrellas de cine venidas a menos se tratara. Me parece que la película está genuinamente centrada en contar su historia y no en sensibilizarnos o aleccionarnos sobre algún tema de la agenda política, cosa que hoy se estila mucho.

Me ha gustado bastante más que "Quién engañó a Roger Rabbit", no porque sea mejor, sino porque he empatizado más con sus personajes (no solo con los protas), cosa que no logré nunca hacer ni con el detective protagonista de aquella película del conejo ni con el conejo mismo.

Dicho todo esto no creo que sea una película que le vaya a cambiar la vida a nadie, pero sí creo que es una película entretenida y bien hecha en la que Disney se permite medianamente no tomarse tanto en serio y jugar con su propia imagen y leyenda. Y en ese sentido la película me parece un elemento refrescante no solo entre las pelis de dicha compañía, sino entre todas las últimas producciones de animación en general.

La recomiendo y espero puedan darle una oportunidad: disfruten sin sentir que están subestimando su inteligencia, déjense llevar sin reparos y no se arrepentirán. Entretiene bien, creo. Cumple. Varios de los gags vuelven a la mente del espectador días después y alegran una vez más.