El título de mi crítica es el estribillo de una canción de un grupo de mi pueblo llamado Stukas y también es lo que me gustaría haberle dicho a la cara a ese Ramón Sampedro que tanto me hartó con su ¿lucha? difundida a bombo y platillo por las diferentes televisiones. Hubo una época que era ver las noticias y era raro el día en que no salía el tema, hasta que un día sucedió y todos los noticiarios abrieron con la muerte del ¿heroe? gallego. Reconozco que aborrecía al personaje y sentí una mezcla de alivió y alegría, unos días más de bombardeo y por fin dejaría de sufrir esa cansina y deleznable historia.

El día que murió yo tenía 32 años y llevaba más de doce en silla de ruedas con una tetraplejia producida por una zambullida en un río. Al contrarió que él yo no me quería morir pero su mediática cruzada hacía que hubiese gente, mucha o poca que más da, que pensase lo contrario. Que pensase que yo y todos los tetrapléjicos éramos unos desgraciados que no encontrábamos ningún sentido a la vida, que lo nuestro no era vivir sino sufrir.

No me las quiero dar de heroe ni mucho menos, ahora tengo 50 años, después de trabajar durante veinticuatro años hace dos que tuve que dejarlo por que tuve un percance que me imposibilitaba seguir. Estoy orgulloso de ello y de la vida que llevo en estos casí treinta años desde mi accidente.

Si ese individuo hubiese gastado las mismas fuerzas luchando por una vida digna (una vivienda en condiciones en la que se pudiese mover en silla de ruedas y no fuese una odisea salir a la calle a respirar aire puro, por ejemplo) en vez de una muerte digna quizás ahora no sería tan famoso pero estaría vivo y hubiese aprendido a disfrutar de la vida que le tocó vivir.

Solo me queda decir que me parece una auténtica aberración poner a este individuo como ejemplo, modelo a seguir, heroe en una película que ni vi, ni veré ni maldita la gana que tengo y que ojalá no se hubiese rodado. Esta mierda oscarizada sirve para que mucha gente que la ve luego nos mire con cara de lastima y deseé nuestra muerte, eso si, por nuestro bien. ¡Vete a la mierda Amenabar!

Uno de los mayores truños/mojones/zurullos, sino el mayor, que se defecaron, ¡digo! proyectaron en una sala de cine estando yo mirando la pantalla. Una bazofia pretenciosa que llega a irritar a cualquier espectador que no este avisado de que se va encontrar con un engendro destinado a pseudointelectuales de postín. Afirmaría sin temor a equivocarme que es la ¿película? con mas deserciones en continuo goteo de una sala de cine ante la evidencia de que te están tomando el pelo, aún me cuesta comprender como aguante estoicamente una hora.

Para mi es un misterio como una película tan mala como esta y que además, parece ser, fue un fracaso en su época tiene una nota medía de notable. El que haya gente que la califique de excelente ya me rompe todos los esquemas, parece ser que todo vale dependiendo de como te llames.

En cambio me reconforta ver como la cuarta parte de las críticas la califican de regular (4) para abajo, bastantes de ellas como floja, mala o muy mala. De igual modo gente que la califica como buena (7) lo hace con reparos y algunos abiertamente la califican como interesante (6) pero la tachan de, sobrevalorada, aburrida, infantil, agotadora, pesada, decepcionante, caduca. Vamos, que se ve que por seguir la corriente la puntúan bien pero personalmente no les gustó.

Resulta que tenemos a una rica desequilibrada, caprichosa, lianta, manipuladora, cínica y mentirosa que maneja a un pelele a punto de casarse (con otra) a su antojo llegando a delinquir. Personalmente llegué a aborrecer el personaje de Susan (Katherine Hepburn) y David (Cary Grant) da más lastima que otra cosa, ¿como se puede tener tan poca personalidad?.

Para mi un guión muy poco creíble en una aventura absurda, agotadora e irritante. Por supuesto que no me reií ni una sola vez y sol al principio esbocé alguna leve sonrisa, de hecho pienso que hay que tener una mentalidad bastante infantil para que este engendro te haga reir. Prefiero la aventura final de "Los payasos de la tele" y el señor Chinarro que, aunque no me producen las carcajadas que me producían de niño, visionadas hoy día gracias a Youtube me resultan muchísimo más graciosas.y no me resultan agotadoras.

Vale que el cine y más una comedia debe permitirse ciertas licencias pero ...