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Críticas de cineoptero
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Críticas 131
Críticas ordenadas por utilidad
10
20 de diciembre de 2014
75 de 79 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto 240 minutos de actividades cotidianas, de gente en apariencia normal, como la que hay en cualquier familia de cualquier barrio de cualquier parte del mundo. Y aun así tengo la sensación de haber visto algo extraordinario y único. Y no solo por su preciso guion, tan hermosamente escrito, o su inteligente y matizada dirección, que la elevan a obra artística de primer orden. Tampoco lo es por el apasionante trabajo de cada actor que se presenta en pantalla, capaces de llenarla con su mera presencia. Algunos, como McDormand, autentica madre del proyecto, la desbordan, cuando habla y cuando calla. Simplemente me han sumergido en esas vidas cotidianas y no quería salir. Me remueve muchas cosas dentro. Son personajes que reconozco, que entiendo, en lo bueno y en lo malo, en sus contradicciones, en sus momentos de brillantez y en sus momentos miserables. En su complejidad y en su obviedad. Me emocionan y me dejan pensando. Simplemente me dejan tocados. Y esa frase final, tan esclarecedora, tan sincera y a la vez tan terriblemente cierta para tantas y tantas personas. Cuando me enfrento a una miniserie de HBO, suelo entusiasmarme con facilidad, pues nos han acostumbrado a un nivel muy alto. Con Olive Kitteridge han logrado una de sus obras cumbre, por su valor artístico irreprochable y ante todo por su enorme valor humano. Un melodrama sensible, contado a fuego lento pero dejando ese regusto de lo perdurable, de lo universal y que como ocurre muchas veces en esos casos, irremediablemente calan a lo personal e íntimo si se conecta con la obra. Mr. HBO, Mrs. McDormand: muchas gracias. Conecté.
cineoptero
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9
6 de julio de 2008
77 de 84 usuarios han encontrado esta crítica útil
Condenada a ser la película menos apreciada de su filmografia, nadie debería pasar por alto esta valiente propuesta a la que el éxito de Memento perjudicó enormemente, al esperar publico y critica algo al estilo de la anterior. Y Nolan lo dio... pero con un envoltorio distinto. El virtuosismo de guion y montaje que mostraba Nolan en Memento aquí parece desaparecer en favor de una estructura aparentemente mas convencional, pero en realidad mas compleja, densa y sutil que la anterior. Los actores están esplendidos con un Pacino y un Williams en un enfrentamiento imponente y unas interpretaciones contenidas, sobrias y llenas de matices. La creación de una atmósfera opresiva, extraña y personal vuelve a ser perfecta para la historia contada. Los tres frentes en los que se mueve el guion están perfectamente manejados, con el personaje de Pacino como epicentro de los tres: la historia con su compañero, la de la prometedora policía local (magnífica de nuevo Swank) y por ultimo con el personaje de Williams. Es evidente que los tres personajes están pensados para definir al de Pacino, en especial el de Williams que es como su imagen en el espejo (como ocurrirá de nuevo en Batman Begins y The Prestige), trazando un delgadísima linea entre ambos. Nolan reduce al mínimo las distracciones tanto en la inclusión de pocos personajes, así como no se explaya ni en la investigación ni en las escenas de acción. Por el contrario resultan impresionantes las remotas localizaciones naturales que sirven como metáfora del aislamiento y hermetismo del personaje, que dejan ver un gran trabajo de fotografía. Aun mas sorprendente es el cuidado de Nolan en los pequeños detalles que roza lo obsesivo. Mucho se podría profundizar en este magistral film, que bajo la apariencia de simple thriller se esconde una oscura y profunda reflexión sobre la soledad. Roza la genialidad.
cineoptero
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9
7 de julio de 2008
77 de 85 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magistral thriller que presenta todas las virtudes que elevaron a Pollack como uno de los directores mas prometedores de los 70 gracias a películas tan brillantes como Yakuza, Jeremiah Johnson, Tootsie o 3 Days of the Condor. En este caso el director demuestra una extraordinaria habilidad en el género (como recientemente volvió a demostrar en The Interpreter) haciendo que la historia mantenga el interés sin decaer en ningún momento, creando una considerable atmósfera de intriga y dándole un ritmo moderado pero implacable. El tratamiento de la trama resulta ejemplar, dosificando la acción y creando magníficas escenas de tensión. Pero si se muestra acertado en la parte de intriga de la trama principal, donde realmente destaca es en el tratamiento de los personajes, que hacen que la historia gane en profundidad e interés. Tanto el personaje de Robert Redford como el de Max Von Sydow, ambos actores esplendidos, están llenos de aristas y sutilezas, consiguiendo llevarse la atención del espectador por encima de la trama. Igualmente acertada esta Faye Dunaway, que por aquella época había protagonizado la magnífica The Thomas Crown Affair con Steve McQueen, haciendo un certero retrato de una mujer inestable e insatisfecha con su vida. De hecho la parte de la trama que hay entre Redford y Dunaway es convierte en uno de los focos del film, basada en los inteligentes y perspicaces diálogos y en la tremenda química que existe entre ellos, que a pesar de todo mantiene un agradecido tono de verosimilitud muy poco habitual en el género. Todas las escenas de carácter intimista se revelan extraordinarias, sacando lo mejor de Pollack y consiguiendo un conjunto de calidad y tremendamente atractivo que ha envejecido con sorprendente brío. Magnífica banda sonora jazzística setentera de Dave Grusin. Si no la has visto, no te la pierdas, pues deja en pañales a cualquier thriller actual.
cineoptero
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10
25 de diciembre de 2015
77 de 88 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cómo ha cambiado la situación. Empecé a ver la primera temporada con más desconfianza que ilusión. El peso de la película de los Coen amenazaba seriamente mi juicio. Fue transitorio. Lo que tardé en ver su primera hora. Fargo es una de las grandes series que he visto, una obra maestra tan afín al universo de los Coen como personal en otros aspectos. Ahora las expectativas al abordar la segunda temporada eran muy elevadas. A pesar de ser una trama totalmente diferente, el listón había quedado muy alto. Pues, sorpresa de nuevo. El nivel se mantiene y puede que hasta lo supere. Mantiene parcialmente ese estilo gélido, pausado pero con furiosos arranques que la película de Fargo marcó, pero introduce elementos que también la emparentan con No es país para viejos y con el estilo juguetón y virtuoso de Tarantino (y lo digo desde mi posición de no-fan del director que sabe apreciar el talento que tiene). Un tour de force a cuatro bandas que se revela como una de las obras más fascinantes de la televisión reciente. Por un lado se centra en contarnos como pocas veces he visto la guerra entre dos bandas rivales de la mafia. Por un lado nos muestra al shakesperiano clan familiar de los Gerhardt, simplemente antológico al completo, y por otro el crimen organizado de Kansas City, que confía toda la operación en un no menos genial personaje, Milligan, un matón con tendencia a la reflexión trascendental en voz alta. Por otro lado el matrimonio Blomquist, que se ve involucrado de forma accidental en esa guerra y que nos habla del conflicto generado desde los 60 respecto a los cambios de paradigmas sobre el éxito: el tradicional basado en la familia, hijos y un negocio propio que aporte seguridad y el de efectividad y realización personal a costa de cualquier cosa. El contraste que hace es brillante. Por último el policía que se encarga de la investigación y su relación familiar, con su esposa, su suegro y su hija, que compone un hermoso y magnífico interludio emotivo, humano y moral que pone sentido común y sentimiento dentro de la locura generalizada. Un planteamiento general por tanto elaborado y complejo como pocos condensado en 10 episodios magistrales. Todo el elenco de actores está espectacular, sin excepciones. Dirigido con un talento asombroso, el ritmo es ejemplar, la pantalla se vuelve juguetona, la tensión y la atmósfera no dan respiro, aliviada por el tono de comedia negra que tiene en muchas ocasiones pero sin perder nunca su capacidad de observación. Este lúcido estudio de la codicia, la violencia, el paso del tiempo y la familia es un clásico de la TV desde ya.
cineoptero
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10
20 de julio de 2008
61 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
Akahige pertenece a ese selecto grupo de películas insuperables en las que el talento de Kurosawa, todas sus virtudes y señas de identidad afloraban a plenitud logrando la obra de arte. Y en cierto modo este film tiene un tono de despedida. Del blanco y negro y de su actor preferido, Toshiro Mifume. Tras 17 películas juntos, "el emperador y el lobo" dieron por finalizada su colaboración dejando tras de si una de las relaciones mas estrechas y satisfactorias que ha dado la historia del cine. Y como no podía ser menos, ambos lo hacen a lo grande, alcanzando de nuevo las cotas mas altas de su talento en este bellísimo film, que a pesar de la dureza de los temas tratados, no pierde un tono ligeramente optimista que no se prodiga mucho en la carrera del director y que a partir de esta película prácticamente desaparecerá de su cine. Una vez mas Kurosawa nos regala una historia sobre el aprendizaje, sobre la responsabilidad profesional y sobre el ser humano en general. Kurosawa realiza un rico y extenso retrato de personajes que logra que las tres horas que dura la película sea uno de los mayores placeres que el cine puede dar. Las diferentes histórias contadas son simplemente magistrales. El flashback de Matahachi es sin duda uno de los cortometrajes mas portentosos de la historia del cine, un prodigio de condensación, de puesta en escena, de emoción y capacidad de sorpresa. Pero lejos de ser un conjunto inconexo de pequeñas joyas, todo forma parte de un bloque compacto que tiene como principal objetivo mostrarnos el proceso de aprendizaje del protagonista eliminando todo elemento innecesario a pesar de su aparente dispersidad. De esta manera el esplendido guión pone la base para que Kurosawa pueda trabajar en la puesta en escena para el texto se convierta en magia cinematográfica. Y el director lo consigue a un grado casi insultante para el cine actual. Toda la primera parte del aprendizaje, en el que Yasumoto se mantiene aislado voluntariamente del mundo de Barbarroja y la clinica, Kurosawa se vale de separaciones visuales que le aíslan igualmente en el plano a personaje. Cualquier cosa es eficaz, una rama, una valla, una mesa (genial la de la mesa) o una vela. Pero el film esta lleno de metáforas y referencias que enriquecen la lectura de esta en cada visionado. Del mismo modo, como es habitual en el director, se vale constantemente de la insinuación mas que de la plasmación directa de las cosas, con lo que gana notablemente en poder de sugerencia, calando mas hondo en el espectador. Pero ante todo, mas allá de una perfección técnica irreprochable, encontramos una de las películas emocionalmente mas impactantes del director, que logra no solo una complicidad absoluta con el espectador, sino dejar una sensación de haber visto un film genuinamente entrañable e inolvidable. Una de las grandes obras maestras de la historia del cine.
cineoptero
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