En su última obra, Sergio Leone creó todo un homenaje tanto a su propio cine como a aquel que más le había influencia. De igual manera Isao Takahata ha creado con El cuento de la princesa Kaguya un hermoso canto a su obra y en general al estilo narrativo japonés más clásico. Con una estructura de cuento popular – todo acompañado por teatrales diálogos – y un arte que no sólo supone la cima de la animación sino que se funde a la perfección con la historia, nos regala un relato que recoge las temáticas más reincidentes de su obra: El paso del tiempo, el contraste entre la naturaleza y la ciudad, la nostalgia... Se trata de una obra personal y de ritmo lento – que no por ello deja de ser perfecto –, con una dirección fría que prefiere los planos a ras de suelo para ensalzar lo cotidiano en vez buscar dar un tono trascendente innecesario a las escenas.

Con unos personajes increíblemente dibujados – en todos los sentidos – y una banda sonora absolutamente perfecta, Takahata ha creado una de las películas más melancólicas que ha dado el cine. Todo, incluso los momentos alegres que os arrancarán una sonrisa, esta pintado con precisos trazos de melancolía. Miradas al vacío, lágrimas silenciosas... Y esas canciones capaces de encogerle a uno el corazón. Sin duda la película es un increíble viaje emocional que sin embargo en ningún momento busca las lágrimas del espectador.

Y he de insistir: Esta película supone sin lugar a dudas la cima del cine de animación en cuanto a aspectos técnicos, y dudo mucho que en un buen puñado de años lleguemos a ver nada que siquiera se le acerque. Cada trazo es perfecto, el uso de la luz y las sombras es incomparable. La forma en la que la iluminación e incluso el trazado cambian de acuerdo con las exigencias del guión – principalmente para enfatizar las emociones de los personajes – es sencillamente brillante y añade una fuerza visual al conjunto sobrecogedora. Porque si algo tiene El cuento de la princesa Kaguya eso es una fuerza visual pocas veces vista en el séptimo arte.

Mi conclusión es más que evidente: No considero que sea una persona que usa el término “obra maestra" a la ligera y de hecho no son muchas las películas a las que he concedido el 10 en esta misma página. Sin embargo a Kaguya no puedo darle otro calificativo. Sencillamente no es suficiente. No es muy buena, no es genial, no es fantástica y no es maravillosa. Es una sublime obra maestra.

Yonebayashi cierra una era. La última película de Studio Ghibli antes de su hiatus y la reestructuración del estudio que, a fecha de hoy, aún no sabemos que nos traerá en el futuro. Y no sólo eso sino que su película viene inmediatamente tras la despedida de los dos fundadores del estudio. Miyazaki con su maravilloso drama El viento se levanta y Takahata con esa obra maestra que es El cuento de la princesa Kaguya… El director, que con esta lleva únicamente dos películas a sus espaldas, no podía permitirse el lujo de decepcionar y despedir a tan magnífico estudio con una película mediocre, ¿verdad?

Y por suerte no ha sido así, When Marnie Was There es una gran película, un drama mayúsculo que sabe atrapar con un gran inicio y echar el cierre a su historia con unas escenas, animadas con el habitual talento del estudio, capaces de arrancarle lágrimas a una piedra. Si bien la película no es perfecta, y si sufre en su arco medio problemas de ritmo. Tras introducirnos a su protagonista la película se toma su tiempo para exponer su personaje y su entorno con muy buen gusto, ocupando esto un buen trecho de la película. Esto no es lo malo, menos para alguien como yo que disfruta muchísimo con esta clase de dramas de ritmo sosegado que tan rematadamente bien se les da a los japoneses, el problema (que tampoco es uno muy gordo, sólo una pequeña molestia) viene cuando nuestro personaje principal conoce a la chica que da título a la película: Marnie. A partir de ese punto la historia se vuelve un tanto episódica, narrando sus distintos encuentros y su amistad uno a uno. Ahora bien, no me entendáis mal, la historia es preciosa y cada encuentro, con los diálogos que intercambian las dos chicas, son oro puro. Pero siento que podría haberse estructurado mejor esa parte de la película. Lo achaco a la falta de experiencia del director, algo comprensible a fin de cuentas. Otro problema es que aunque abarcan un buen trozo del metraje, estos episodios sobre la amistad de estas dos chicas se antojan insuficientes. La película decide entrar en el clímax dramático dejando al espectador con la sensación de que no ha habido tiempo para que llegarán a ser tan cercanas como quiere hacernos creer la historia.

La banda sonora tiene mucho nivel, sirviendo de perfecto acompañamiento a cada escena. Si bien es bastante discreta y es improbable que el espectador recuerde alguna canción en concreto una vez llegue el pase de créditos. En cuanto a la animación, obviamente no llega al nivel de la obra de Takahata (también porque dudo que tuviera ni un tercio del presupuesto y el tiempo. Además de existir una amplia y clara brecha entre ambos directores, sea por puro talento o cuestión de experiencia es algo que tendremos que esperar para averiguar) pero eso no significa que sea mala. ¡Ni mucho menos! Los escenarios son impresionantes, la iluminación de mucho nivel y los movimientos de los personajes son fluidos y naturales. Uno no espera menos de los maestros de Ghibli.

Espero que Yonebayashi vuelva a dirigir, sea o no en una futura nueva Ghibli. Con su anterior película, Arriety y el mundo de los diminutos, nos regalo una aventura familiar notable y ahora con su segunda obra despide Studio Ghibli con un arrebatador drama sobre la soledad, la amistad y la familia.

Finalmente decir que este es el final de Ghibli tal y como la conocemos. Quien sabe que os traerá la nueva Ghibli tras su reestructuración y su hiatus, espero que sigan produciendo maravillosas películas (si bien admito que no creo que todo lo que hacen sea oro. Tengo bastante atravesada Cuentos de Terramar, por ejemplo, la calidad si es por regla general alta) como hasta ahora pero quizás eso sea pecar de optimista. Sea como sea me veo obligado a decir, ¡gracias por todo!

Psycho-Pass lleva a la gran pantalla el universo y a los personajes del popular serial policial de ciencia ficción japonés del mismo título. Se trata de una historia autoconclusiva con nulo impacto en la trama de la serie y poca dependencia de la misma (nula en lo que se refiere a la segunda temporada). A juicio de quien escribe estas líneas se trata de la decisión correcta: la película funciona perfectamente como eso mismo, como una película de acción e intriga ambientada en un universo cyberpunk que bebe directamente de los clásicos literarios. Por supuesto, aquellos no conocedores del material original no alcanzarán a comprender la actitud de ciertos personajes y el funcionamiento de la sociedad en su totalidad. Es por tanto recomendable haber visto al menos la primera temporada de la serie antes de la visualización de la película.

En lo que se refiere a lo técnico la película no es precisamente rompedora pero eso no significa que carezca de méritos, al contrario. Los personajes, los escenarios, los movimientos, la iluminación… La animación es en todo momento consistente y sobresaliente. La banda sonora es igualmente de una calidad altísima, recuperando algunos temas de la serie y aportando otros nuevos que proporcionan una gran fuerza especialmente a las escenas de acción.

El director, mismo que en la primera temporada de la serie, nos regala un montaje con escenas muy vistosos que sacan partido del hecho de que se trate de una película de animación. La conversación en el avión es un claro ejemplo. Además, deleita al público con unas escenas de acción espectaculares. Las peleas físicas en concreto son bastante numerosas y están brillantemente coreografiadas.

La historia resulta interesante y, aunque algún punto podría estar mejor explicado, cumple sobradamente su función. El ritmo, por otro lado, es algo errático y el clímax final demasiado acelerado. A la película le habría venido bien media hora más de metraje para contar su historia. Son todo sin embargo problemas menores de los que uno ni se percata hasta después de acabar los créditos, y es que tal y como digo en el título de la crítica si algo es Psycho-Pass esto es increíblemente entretenida. Me recuerda en cierta forma a un blockbuster veraniego de Hollywood (uno de los buenos, por supuesto).

En resumen creo que el título de la crítica sintetiza perfectamente lo que el espectador se va a encontrar en Psycho-Pass: Personajes carismáticos en un interesante universo cyberpunk ofreciendo entretenimiento de alta calidad en un thriller de acción que no me va a temblar el pulso en calificar como uno de los mejores “estrenos" en lo que llevamos de año. Una pena el verme obligado a usar el entrecomillado, y es que la película únicamente se ha estrenado en Japón (en cines a principios de año y recientemente en Blu-ray/DVD) y no hay planes por lo pronto para su llegada a España.

Como último apunto: esperad al final de los créditos. Y es que hay otra cosa en la que Psycho-Pass se parece a las superproducciones de Hollywood y concretamente a las de Marvel, ya me entendéis.

Ante todo, no creo que la existencia de una adaptación previa que pueda o no ser superior (dejo eso a juicio de cada quien) deba ser tenida en consideración a la hora de valorar una película. Por lo tanto voy a evitar cualquier clase de comparación con clásicos previos que han adaptado el mismo relato bíblico.

Ridley Scott es un buen director. De hecho con Alien y Blade Runner en mi opinión nos regaló dos obras magnas del séptimo arte… Pero también es un director que tiende a descuidar la historia en sus películas y si el guión de por si es malo Scott será incapaz de levantarlo. El guión de Exodus tiene problemas obvios: Para empezar, la relación entre Moises y Ramses resulta de todo menos creíble. La historia parece dar por hecho que al haberse criado juntos el espectador sentirá por arte de magia esa conexión entre ambos, esa misma que en ningún momento se molesta por desarrollar como era debido. Luego debo destacar que ciertos puntos de la trama me han escamado – refiriéndome a personajes actuando en contra de la que era su personalidad preestablecida, personajes faltos de desarrollo, etc –, pero en general han sido pequeños detalles no lo suficientes para hundir un guión y que no enumerare por miedo a contar demasiado. Pero, lo que si es relativamente grave en el libreto es que, a partir de un relato bíblico tan potente como es el éxodo, se las hayan arreglado para crear una historia tan intrascendente, tan vacía. Si, hay ciertas ideas que se sobreentienden interesantes en esta visión del éxodo y de hecho hacia la mitad y el fina del metraje Scott logra hasta deleitarnos con alguna que otra escena de una potencia narrativa que ya podría haber tenido toda la película… Y es que en regla general es, dicho en palabras mundanas, una película muy sosa.

La puesta en escena es por regla general sobresaliente y el director dota a las plagas de la suficiente fuerza visual para recuperar la atención del espectador aburrido por el inferior metraje previo. Y es que el primer arco de la película carece de ritmo alguno. La historia, hasta llegar a las plagas, avanza a trompicones. Luego, si he de quejarme de la primer batalla que abre la película: Horrible. Sobrecargada, mareante, mal montada. Por suerte nunca más vuelve a caer la película a tan bajos niveles como en esa saturación de efectos especiales.

La película, tal y como veis en la nota, me ha gustado. Sé que parece que la estoy criticando mucho y es que la película esta llena de errores… Pero aun con esa horrible obertura, y la intrascendencia de su libreto, he de admitir que no se trata para nada de una mala película y de hecho aquellos que solo busquen puro entretenimiento lo encontrarán, mas con numerosos peros como el ritmo de su primer tercio.

Disfruto mucho con este tipo de cine. Acción a la antigua con un Denzel Washington brutal y una dirección muy sólida. Lastima del alargado metraje que, partiendo de una historia manida no, lo siguiente, acaba por convertir lo que debería haber sido una divertida tarde de cine de acción en un tedio. Tampoco me entendáis mal, la película se disfruta mucho durante aproximadamente la primera hora y media incluso siendo tópica hasta el ridículo. La principal razón de esto es que esta francamente muy bien hecha, dicho así de claro. No destaca en nada para bien pero tampoco para mal, todo es sólido. Las actuaciones convencen, la acción enamora a los amantes del género, la música es olvidable pero cumple y la historia fluye siempre por terreno conocido para el espectador, pero con cierta elegancia.

Esta película no debería haber durado dos horas, ni de broma. Con un metraje inferior y un final digno estoy seguro de que la valoración habría subido hasta dos estrellas. Y es que, como dije, realmente disfruto este tipo de cine. Película simplona realizada con elegancia pero que acaba por caer por su propio peso – o mejor dicho, duración –. Poco más se puede decir, creo que es una frase que define bien lo que el espectador se va a encontrar con The Equalizer. No hay ningún error especialmente grave a destacar, sobre todo porque sería preocupante si partiendo de una premisa tan sencilla se las hubieran arreglado para que encima tuviera lagunas de guión.