así que busqué en un diccionario y ponía:
“ESPÍA: dícese del sujeto, experto en armas, que siempre viste de esmoquin, conduce coches de lujo invisibles, usa gadgets ridículos liga con mujeres de impresión, pide martinis “agitados” (no revueltos) en casinos de lujo, y que en sus ratos libres salva el mundo”

Pues casi nada de esto tiene que ver con Jason Bourne o con esta película. "El Caso Bourne" es muy diferente a cualquiera de la saga del agente británico. Jason Bourne y James Bond comparten iniciales y poco más.

¿Es emocionante? Sí, y mucho.
Pero a la vez es tan realista como puede ser un film de este tipo. Aquí nadie detiene un avión que cae en picado o hace surf en un tsunami. Liman no emboba con este tipo de cosas. Al igual que en la novela, se centra en el protagonista y su lucha por recuperar su memoria. Como si de un superhéroe se tratase, va descubriendo los "poderes" de Bourne a buen ritmo, creando algunos de los momentos más excitantes del film. Mientras tanto, Matt Damon se mete en la piel de una eficiente máquina de matar de manera tan convincente que parece que las películas de acción fueran su especialidad. Y cuando el papel lo requiere, aporta el dramatismo necesario.


“El Caso Bourne” no necesita de saltos ridículos en paracaídas, malos-remalos dignos de comic, ni de satélites que amenacen la tierra. Su acertado reparto, sus persecuciones de infarto, su acción convincente, el uso inteligente del diálogo y los efectos de audio durante la acción, una estética discreta y elegante, y una gran banda sonora de John Powell (con "Extreme Ways" de Moby como tema central) dan como resultado un buen film de espionaje que consigue honrar a su género, que entretiene con creces y que respeta la inteligencia del espectador.
Donde la versión de Richard Chamberlain fracasó, esta triunfa.

Si alguna vez necesitas los servicios de un espía, recuerda, el nombre es Bourne… Jason Bourne.

Esta visto, la gente se empeña en buscarle tres pies al gato.
Poco importa que el director, guionista y demás responsables de la realización de un film hagan una declaración pública sobre cuales son sus intenciones: qué intentan contarnos y cómo. Al final, siempre salimos con aquello de "esto no es lo que yo esperaba", "vaya decepción", etc.
Porque... ¿acaso no se ha inventado el cine para responder a todas las dudas existenciales del ser humano???
Llegará el momento en el que nos creamos semejante idiotez preconizada por intelectuales
de-café-de-las-cuatro, críticos arrogantes y posturitas de pro. Una vez más... no, señores, no, el cine también tiene un propósito de entretenimiento, no se olviden, y no se puede castigar a la audiencia por pagar una entrada esperando encontrar eso, entretenimiento puro y duro.

"300" está basada en la novela gráfica de Frank Miller. Novela gráfica... sí, eso que muchos llaman "comic" - basada en un film del 62 (El León de Esparta) que impresionó a un joven Miller, que decadas después le rendiría tributo.
Snyder & Co. dejaron muy claro desde el principio que su proyecto no era un documental del canal Historia, no pretendía dar lecciones morales ni hacernos reflexionar sobre los conflictos armados de nuestra época. Simplemente era la version "animada" - aunque sea con actores de carne y hueso - de un "comic" que es elemento de referencia para otros profesionales del medio y para aficionados al género, era un versión histriónica, rebosando exceso y testosterona, adolescente, visceral... vamos, lo que es la fuente original, la novela gráfica.
Los responsables prometieron eso, y nos han dado exactamente eso.
Para los que hemos leído y nos gusta el trabajo de Frank Miller (independientemente de su "republicana" visión del mundo), la película es notable. Su concepción visual y su estética son impecables, la interpretación es la requerida (los actores entienden, mejor que muchos en el público - como dar vida a un personaje de comic), la acción es magnífica y brutal (aunque a veces se abuse un poco del slow-motion) y la banda sonora - aunque en ciertos momentos "recuerda" demasiado al "Titus" de Goldenthal o al "Gladiator" de Zimmer - acompaña en una mezcla de orgía épica, ritmos propios del Mediterráneo y Oriente Medio, y rock industrial.
Aquellos que decidan ir a verla están más que advertidos y puede hacerse una idea bastante precisa de lo que les espera.
No vale quejarse después.

Con semejante director y guíonista (Paul T Anderson de "Boggie Nights") y un reparto de los que llaman "galáctico", "Magnolia" estaba concebida para ser una experiencia inolvidable.
Y así fue... todavía recuerdo la agonía de estar sentada durante 3 horas ante una película pretenciosa donde las haya, que se desespera tratando de encontrar sentido a la historia que cuenta.
Las buenas interpretaciones no salvan a unos personajes que, aún a pesar de sus miserables vidas, pierden toda simpatía después de divagar durante más de 2 horas y media. Y ni siquiera el histrionismo del personaje interpretado por Tom Cruise, o ese elemento absurdo y "mágico" basado en leyendas urbanas (que al final de la película ya es una tocada de narices en toda regla) consiguen rescatar la película del aburrimiento y la confusión que ella misma ha creado.

Eso sí, como no hay quién entienda lo que Mr. Anderson tenía en mente a la hora de escribir y dirigir esta cinta, pues la catalogamos de "arte" y santas pascuas.
Y al que no le guste, es porque no entiende y es un paleto.

Y que claro está, a la Academia le encantó.
¿No se dice que a los señores académicos no les gusta volver la vista a problemáticas incómodas? Pues nada, ya están los guionistas de la soleada California para sacarse un dramita de la manga a medida del gusto de la Academia y del publico americano, un drama que en el fondo no incomoda a nadie y vende moralina de la barata, facil de entender, no sea que alguno en Wisconsin no entienda el concepto.
Además, hay que aprovechar el tirón, que ahora es politicamente correcto el no serlo.
Dentro de unos límites. por supuesto.

Hagis, como otros, intenta emular a Altman en "Vidas Cruzadas" y no lo consigue, y como su guión queda a mitad de camino, termina pareciéndose al de "Magnolia" de Paul Anderson, quien a su vez tambión quiso imitar a Altman con su película... irónico, ¿verdad?

Al guión de Hagis le falta peso y claridad de ideas. Sus diálogos resultan, en ocasiones, demasiado largos y tan poco realistas que producen risa. Y aún así, este drama "domesticado" se toma tan en serio a sí mismo que resulta patético. La interpretación de Don Cheadle hace un poco más llevadera esta historia artificial, sermoneante y hortera que por ir de seria, insulta a realizadores que conocen los temas que tratan, y no dulcifican un material que, de presentarlo sin descafeinar, sería objeto de airadas críticas y produciría llagas del tamaño del Cañón del Colorado.
Hagis fracasa, porque el Los Angeles de su película no es el del mundo real, si no la visión de Hollywood - y para muestra, la escena final...

le pese a quien le pese.

Darren Aronofsky es un buen guionista y un buen director. Su película anterior, "Pi", ya apuntaba maneras, y con "Requiem por un sueño" consigue llegar aún más alto.
Su historia, basada en la novela de Selby, ataca de frente el tema de las adicciones y nos muestra las causas que han llevado a los protagonistas a caer en ellas, y los efectos que tienen en sus vidas y las de los que los rodean.
Los protagonistas son gente normal, tienen sueños, y también como cualquiera de nosotros toman decisiones equivocadas a la hora de intentar hacerlos realidad. Tienen las mejores intenciones en mente, pero en su búsqueda de una solución rápida sólo consiguen acelerar su descenso a unos infiernos que se va fraguando a su alrededor, mientras ellos hacen planes para el futuro.
El guión consigue que nos preocupemos por los personajes. Sin intenciones alarmistas, establece que siendo como nosotros, vidas, sueños, y miedos... ¿por qué entonces su caída no habría de ser la nuestra?
Por ello nos resulta doloroso asistir al duro espectáculo de su destrucción, pero no podemos volver la vista hacia otro lado, porque tampoco lo haríamos con uno de nuestro seres queridos. Sólo podemos mirar, y sentir rabia e impotencia.

Visualmente "Requiem por un sueño" es un éxito. Tal vez sea la película que mejor recree las efectos de las drogas en una persona y cómo estas afectan a la percepción de su realidad y la del mundo que le rodea. El espectador experimenta todo esto en primera persona, desde el "subidón" recreado con una lluvia de imágenes a gran velocidad, hasta la inducción de un estado comatoso en el que la tierra parece dejar de girar, nada se mueve, los sonidos se atenúan.

El reparto es un acierto. Ellen Burstyn realiza una soberbia y desgarradora interpretación... que no le valió un más que merecido Oscar (recordemos que a la Academia no le gustan este tipo de films: son incómodos, corrompen a la sana juventud americana y venden mal)
Jared Leto , Jennifer Connelly y Marlon Wayans cumplen con creces.
Y musicalmente hablando, una de las mejores bandas sonoras de los últimos años.

"Requiem por un sueño" es una experiencia devastadora. Cuando termina te deja pegado a tu asiento, callado. Esta es una de esas veces donde el silencio vale más que mil palabras.