Capricho de mujer

El mayor atractivo de “Capricho de mujer” es, por supuesto, Marlene Dietrich. Estrella y diva, como siempre (utiliza 12 trajes a lo largo de la película), pero más cercana aquí que de costumbre, quizá por el anhelo de maternidad que desprende su personaje.
Interpreta a una gran estrella del teatro que, tras una confusión, recoge a un bebé y lo lleva a su domicilio. El problema es que legalmente no puede quedarse con él.

Este inicio sirve a Mitchell Leisen para ir introduciendo elementos de comedia, unos más acertados que otros, todo hay que decirlo. De inicio, produce la sensación de que Leisen se preocupa más por las formas que por el propio contenido del film. Si bien al comienzo se nota que le cuesta entrar un poco, poco a poco se va entonando, va cogiendo ritmo. También hay que decir que Mcmurray (“Perdición”) no realiza aquí su mejor inerpretación.
La película mejora a medida que la relación entre ambos se va haciendo más estrecha.
La película combina drama, comedia y romance pero su falta de indefinición puede descolocar un poco al espectador.
Aparte de la comedia, lo más conseguido son un par de escenas entre ellos estupendas, que dejo para el spoiler.Es una buena oportunidad para ver a esta gran diva de la pantalla.

Hay películas que sin ser maravillas, merecen la pena verse, aunque sólo sea por detalles o por actores o actrices. Esta es una de ellas. Dietrich es la actriz.

Los avatares de una famosa actriz teatral (Dietrich) por adoptar un niño que casualmente ha caído en sus manos. Hasta se casará por conveniencia con el mejor pediatra de la ciudad (MacMurray)...
Comedia con ráfagas dramáticas, un tanto desaliñada y forzada, aunque eficaz pese a su poca altura en relación a otras comedias de su época del propio Leisen, Hawks, Capra o Sturges.
Destaca el estilo siempre glamouroso y como distanciado de la diva Dietrich y el tono estrafalario lo pone MacMurray con el experimento de los conejos.

Película para el lucimiento de dos grandes intérpretes (F. MacMurray y M. Dietrich) a los que se brinda un argumento intrascendente con algunos giros originales e inesperados que proporcionan cierto interés.
Los iniciales aires de comedia frívola van dejando su lugar a una situación de dramatismo cuyas vicisitudes, gracias a la habilidad de M. Leisen, se van resolviendo con agilidad y frescura.
Su mayor mérito consistió en sacar el máximo partido al guión que tenía entre sus manos.

Comedia bastante floja de Mitchell Leisen que se encuentra a años luz de sus mejores películas, títulos gloriosos como "Medianoche", "Una Chica Afortunada" o "Si No Amaneciera".

Se trata de una comedia romántica totalmente insustancial escrita por James Edward Grant y Albert McCleery en la que lo único destacable es la presencia estelar de Marlene Dietrich, la buena labor de Fred MacMurray, y por supuesto la elegancia en la puesta en escena que siempre ofertan los títulos dirigidos por Mitchell Leisen.

Ted Tetzlaff (futuro director de "La Ventana") se encarga de la fotografía de un film muy blando, por momentos tedioso, de escaso ritmo y con una trama insulsa y poco imaginativa.

Esta película es bipolar. Tras el vestido de una comedia dulzona, con una Marlene Dietrich haciendo de ella misma, una diva caprichosa, nos vamos acercando, poco a poco, a un drama que no espoilaré.

Fred MacMurray es un actor que descubrí a través de las películas recomendadas por “Qué grande es el cine” y he de decir que me quito el sombrero ante su versatilidad. Tan bueno y conveniente en el cine negro, así como en comedias como “El Apartamento” o esta misma. En un segundo plano, sin eclipsar a las estrellas a las que teloneaba.

Y qué decir de la Dietrich… Una actriz que, personalmente, no me gusta nada, porque interpreta y aparenta lo que ella es. Todos sus papeles giran en torno a una misma idea, poco versátil, bajo mi punto de vista. Una diva que, sin ser bella, triunfó. Una gran mujer.