Nimh, el mundo secreto de la Sra. Brisby

Corría el año 82 cuando el señor Bluth, anteriormente animador en la Disney (colaborador en "Robin Hood" o "Pedro y el dragón Elliot", por citar algún ejemplo), presentó esta película con la sana intención de convertirse en una digna competencia a las producciones del tito Walt.
Ni Dreamworks ni Pixar existían, ni nadie pensaba que en un futuro las animaciones se harían con ordenadores (de hecho, ni siquiera les llamabamos "ordenadores" sino "computadoras").

Realizada por completo con animación tradicional, tanto el diseño de personajes como la trama recuerdan muchísimo las producciones Disney de la época, aunque pese a llevar el tradicional mensaje de superación, coraje ante las adversidades, y aprecio por la amistad y la lealtad, tiene varios toques menos infantiles, como pueda ser la muerte de algunos personajes a manos de otros de una forma muy explícita.

La historia nos narra las desventuras de la señora Bisby, una ratoncilla recientemente enviudada y con tres hijitos, uno de los cuales está en cama muy enfermo. Llega la época de la cosecha y deben abandonar su casa, antes de que el tractor los haga papilla: pero el hijo está demasiado mal como para trasladarlo, asi que deberá buscar quien le ayude a llevar a cabo otro plan. El descubrimiento de los numerosos secretos que guardaba su difunto marido, será fundamental para ello.

Agradable de ver, con una buena banda sonora del siempre eficaz Jerry Goldsmith, y con las voces (en la versión original) de actores muy famosos en aquel entonces por series televisivas hoy casí miticas (Derek Jacobi "Yo, Claudio"; Peter Strauss "Hombre rico, hombre pobre") junto a las de otros como John Carradine, Dom DeLuise... o Shannon Doherty, es un buen entretenimiento familiar y en especial para los niños, como cualquiera de las que producía Disney en aquellos años, en que para realizar una peli de animación era imprescindible saber dibujar, y la informática no era ni siquiera una palabra que significase algo.

Antes de crear su propio estudio de animación Don Bluth había trabajado para la compañía Disney, ello se nota en su diseño de personajes y estilo de animación, sobre todo en obras como la que nos ocupa. Basada en la novela de Robert C. O'Brien, la historia se centra en la señora Brisby del título, una ratoncita viuda y con cuatro hijos (uno de ellos enfermo) cuya casa parece condenada a ser destruida en la próxima labranza. Tratando de dar solución a dicho problema conocerá a un torpe cuervo, un terrorífico búho o un sabio llamado Nicodemus que le serán de gran ayuda.

Al entretenido guión, el cual tiene cierto toque fantástico de lo más interesante, hay que sumar un acertado diseño de personajes (a pesar de lo desfasado de su, por otra parte bella, animación), el cual incluye desde un huraño pero encantador ratoncillo llamado Cronos hasta otros más terroríficos, como el búho antes mencionado o el gato de los Fitzgibbons, los granjeros del lugar. A todo ello habría que sumar la notable y épica banda sonora creada por Jerry Goldsmith o las excelentes voces (en versión original) de Derek Jacobi, Dom DeLuise, John Carradine, Peter Strauss o Shannen Doherty. En definitiva, nos encontramos ante uno de los mejores (si no el mejor) trabajos de Bluth.

Don Bluth, fue (pese a quien le pese) uno de los mejores animadores de la historia. Aunque su filmografia peco de ser algo irregular siempre quedaran joyas para el mundo de la animación como Nimh.

Película con unos diseños visuales sorprendentes (estamos hablando de 1982) y una banda sonora magnifica por parte de Jerry Goldsmith.

El argumento es una historia preciosa sobre el sacrificio y el valor de una madre viuda. La señora Brisby es un personaje entrañable, igual que el elenco de secundarios. En ningún momento se hace cursi (posteriores películas de Bluth pecarían de este exceso), incluso a ratos llega a tener un tono serio y adulto. Pero aún así puede disfrutar-la toda la familia.

Es de esas películas que con el paso del tiempo ganan (en su día tuvo una acogida injustamente baja). Se merece una oportunidad.

Película criticada en su día por sus crudas imágenes y por su elaborada historia, dijeron que no era del todo apta para los niños pequeños.
Y tienen razón, pues eso mismo era lo que quería hacer Don Bluth, famoso director de películas de animación infantil (En busca del Valle Encantado, Anastasia...). Don quería hacer una película de animación algo alejada de público infantil. Decidió adaptar la novela de Robert C. O'Brien, que en España se editó como "La Señora Frisby y las Ratas de NIMH" perteneciente a la serie roja de El Barco de Vapor, de ediciones SM.
En ella no veremos niños cantando y bailando, aquí están enfermos, ni los protagonistas han tenido vidas sencillas (han sido sometidos a terribles experimentos) y algunos hasta llegan a fallecer. Tampoco hay canciones.
La sigo considerando infantil, aunque algo más madura, desde luego no apta para niños de seis años. A partir de ahí, muchos podrán llegar a disfrutar de una historia épica y entrañable, de la mano de la Señora Brisby, una ratona que no ha hecho nada más que quedarse en casa cuidando de sus hijos cuando murió su esposo. Ahora, debe enfrentarse sola a un destino terrible para su familia, adentrándose en un mundo agresivo y machista donde descubrirá que realmente no sabía nada sobre su marido y sobre ella misma. Muy bonita.

Tampoco es que haya que eliminar de la dieta cinéfaga de los niños las películas inocentes e inofensivas de costumbre, pero lo que no se puede hacer es descartar joyas como esta por su carga dramática. ¿Acaso los niños no tienen derecho a disfrutar del drama? Puede ser una película dura y tensa, pero también tiene sus dosis de ternura y de humor, además de que ensalza valores positivos como puede hacerlo cualquier otra película infantil. Únicamente no trata a los niños como si se fueran a romper. Y de todos modos, los traumas los crea la vida real, no las películas.
En este caso hay una historia interesante con buena animación y genial diseño de personajes. Algunas escenas pueden ser muy siniestras pero están llevadas con delicadeza y buen gusto. Yo no les habría perdonado a mis padres que me prohibieran verla y lo siento sinceramente por aquellos niños que no puedan hacerlo.