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El sueño eterno

Cine negro. Intriga Un general millonario y excéntrico tiene dos hijas que están involucradas en asuntos más bien turbios. Decide entonces llamar al detective privado Philip Marlowe para que resuelva sus problemas familiares. Cuando Marlowe empieza a investigar, descubre muy pronto que las diversas ramificaciones del asunto lo convierten en una auténtica maraña. (FILMAFFINITY)
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Críticas 112
Críticas ordenadas por utilidad
27 de junio de 2006
308 de 372 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supongo que esta película es muy buena. Quiero decir, que todos los fotogramas son estupendos, cada uno de ellos es una obra maestra de la historia del cine y uno, más que ver una película, piensa que ha entrado en una especie de Museo del Prado del Cine, o mejor, en el British Museum o el Museo Egipcio de Turín. Porque la película es indescifrable, como si fuera un jeroglífico: todas esas imágenes en movimiento están al servicio de un embrollo monumental del que todavía no se ha descubierto la piedra Rosetta que lo haga inteligible. Si a uno no le importa no enterarse de nada y ver cómo se mueven en elegantísimo blanco y negro Bogart, Lauren Bacall y Dorothy Malone, ésta es su película. Destila clase por los cuatro costados y puede ser muy estimulante esa sensación de mareo o de borrachera que te da el sentirte zarandeado por el guión absurdo. Ahora, si uno es una mente cartesiana que aspira a entender racionalmente el mundo, mejor que vea otra cosa. "El sueño eterno" puede ser profundamente irritante y resultar una especie de sesión de diapositivas de cine negro, todas bellísimas pero mal ordenadas.
Macarrones
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22 de enero de 2007
162 de 173 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dirigida y producida por Howard Hawks, se basa en la novela "The Big Sleep" (1939), de Raymond Chandler, adaptada por William Faulkner. Se rodó en los WB Studios (Burbank). Se estrenó el 23-VIII-1946 (EEUU).

La acción tiene lugar en Hollywood y alrededores a lo largo de una semana, en 1944, durante la IIGM. Narra la historia del detective privado Philip Marlowe (Humphrey Bogart), al que el general Sternwood, padre de dos hijas, Vivian (Lauren Bacall) y Carmen (Martha Vickers) encarga la investigación del chantaje al que es sometido por un oscuro personaje, el librero Geiger, que le reclama dinero por presuntas deudas de juego de su hija Carmen. Marlowe, de 40 años, es un hombre duro, riguroso, implacable, serio y perspicaz. Vivian Rutledge, de 20 años, divorciada, es inteligente, astuta, seductora y aficionada a los juegos de azar. Carmen, de 17 años, es ninfómana y toxicómana.

La película, obra de crímenes, misterio e intriga, es un film de cine negro que contraviene algunos de sus cánones: no hay una sino dos mujeres fatales, no usa flashbacks ni voz en off, el héroe no es una persona desesperada, etc. Presenta una detallada exploración del submundo del crimen, tráfico de drogas, venganzas, juegos ilegales y extorsión, que recrea en ambientes densos, oscuros y opresivos. La trama es compleja y enrevesada: deja sin desarrollar lineas de acción, personajes y situaciones, en algunos casos intencionadamente y en otros para evitar problemas de censura. La obra contiene cálidas escenas de erotismo sutil, como la de Marlowe en la libreria que regenta una sensual e insinuante Dorothy Malone, la despedida de la taxista y las conversaciones a solas de los protagonistas en el coche y en el restaurante (sobre caballos). Es una película violenta, que hilvana una larga sucesión de asesinatos (hasta 7), por despecho, venganza, robo, error, etc. La química de Bogart y Bacall llena la pantalla de sensualidad y se erige en uno de los atractivos del film. La reiterada presencia de la muerte explica y justifica el título de la obra.

La música, de Max Steiner, aporta una partitura orquestal que realza la acción y enriquece los ambientes. Destacan los temas "Carmen", "Vivian", "Marlowe", "Walking" y otros. Añade la canción "And Her Tears Flowed Like Wine". La fotografía, de Hickox, en b/n, crea composiciones excelentes, presta atención a detalles que dicen más que muchas palabras, sitúa y mueve con precisión la cámara y consigue una sorprendente profundidad de campo. El guión constuye una historia absorbente, de diálogos abundantes. La interpretación de Bogart y Bacall roza la perfección. La dirección crea una obra de gran nivel, que enriquece con la aportación de humor, picardía, sensibilidad, ingenio y convicción.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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27 de marzo de 2007
127 de 172 usuarios han encontrado esta crítica útil
No tengo nada que criticar a Bogart, impecable como siempre. Es un grandísimo actor, uno de mis favortios, y nadie lo discute. Lo que sí me atrevería es a discutir el trabajo de los guionistas. Una buena película de suspense debe tener una trama elaborada y sorprendente pero aquí se han pasado. Advierto al espectador que es casi imposible comprender lo que ocurre.

A quien quiera ver una obra maestra del cine negro le recomiendo "El halcón maltés", donde no sólo Bogart hace su trabajo como un actor impecable sino que también los guionistas se ganaron los garbanzos, con un argumento inteligente y no el incomprensible disparate de "El sueño eterno".

La valoro con un regular y no con un malo por el buen hacer de Bogart, no por otra cosa.
A mí que me expliquen cómo una película puede ser una obra maestra si la trama no hay por dónde pillarla...
Alejandro
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9 de abril de 2010
74 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jamás se me ocurriría cuestionar el renombre y la trascendencia de “El sueño eterno”. Posiblemente, el buque insignia (junto a “El halcón maltés”) del cine negro americano. Un buque insignia que sintetiza a la perfección las constantes básicas de este género y que bosqueja, por si fuera poco, una serie de líneas argumentales que encontraremos repetidas hasta la saciedad en cintas venideras. Ya sabéis a qué me refiero: anciano ricachón en silla de ruedas (o no) que contrata los servicios de un detective privado (normalmente cínico, borrachín y sin un puto duro) para A) seguirle la pista a un misterioso chantajista B) averiguar con quién le pone los cuernos la parienta o C) esclarecer en qué líos se encuentran envueltas sus hijas. En este caso, la respuesta correcta es -obviamente- la C.

Decía que jamás se me ocurriría poner en tela de juicio la enjundia de la peli de Hawks por todo lo dicho y más pero, aún así, también debo reconocer que “El sueño eterno” no es, ni nunca será, una de mis pelis de cine negro favoritas. No lo es ni nunca lo será porque, en resumidas cuentas, la historia no me atrae. Y no me atrae porque es liosa. Sumamente liosa. Quizás debería verla otra vez y anotarme en una libretita el nombre de todos los implicados en la trama con sus correspondientes intervenciones y vinculaciones personales pero creo, sinceramente, que cuando una peli te obliga a eso es que algo falla en el guión. Vaya, eso creo. En cualquier caso, me comprometo a verla de nuevo en breve. Entre otras cosas porque no descarto haberla revisado excesivamente cortito de sueño.

Pero al margen de su confusa trama, “El sueño eterno” constituye -a mi juicio- la mejor descripción que nunca se ha hecho de Philip Marlowe, el detective por excelencia. Un detective encarnado, por cierto, por el actor que mejor ha sabido interpretar ese papel: Humphrey Bogart. Y sólo por eso vale la pena ver esta peli. Una peli en la que cualquier frase y cualquier diálogo merecería aparecer como cita citable en cualquier libro de frases cinéfilas (“Quítenle el biberón. Ya es bastante mayorcita”) y en la que la intensa química entre Bogart y Bacall hará las delicias de los que, como yo, adoramos a esa pareja.
Taylor
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30 de octubre de 2009
80 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y de copas de whisky, de cigarrillos, de embrollos y de diálogos chulescos-sarcásticos, como:
-Es usted muy guapo.
-Y cada vez lo soy más.
Philip Marlowe es un detective que no tiene un pelo de tonto. Es listísimo. Una está durante toda la peli más perdida que un piojo en la cabeza de Bob Marley, pero Marlowe es un pedazo de sabueso que va cincuenta pasos por delante de todo quisqui. Tan adelantado, que creo que hasta era más rápido que los guionistas (entre los cuales se contaba nada menos que el escritor William Faulkner).
Un gran defecto, según mi humilde parecer, tiene este icono del cine negro: te marean con tantos nombres, con tantos gángsteres, pseudo-gángsteres, falsos gángsteres y femmes fatales cuyos nombres e identidades difícilmente recuerdas durante el visionado, y mucho menos acabado éste. Nunca terminas de saber quién es cada cual, ni qué ha hecho cada uno, y lo peor de todo es que te das cuenta de que te importa un pimiento. Llegada a ese extremo, es cuando percibo que es una de esas películas que no me dejan huella.
Sí, me he reído un poco con algunas frases ingeniosas, fanfarronas y humorísticas. Pero, quitando ese punto fuerte, lo demás falla. Pese a que no me gusta Bogart, quería darle otra oportunidad (y la verdad es que reconozco que, al menos en esta ocasión, no lo hace mal), y Bacall es muy guapa pero, aquí al menos, para mí le falta algo. Tal vez fuese la película que dio inicio a uno de los más sonados romances de Hollywood. Tal vez contase con la fuente de una buena novela, con las plumas de ilustres guionistas (entre los que se contaba uno de los escritores estadounidenses más venerados), con las partituras de Max Steiner y con la dirección del laureado Howard Hawks.
Unas credenciales realmente magníficas y llamativas (contar con tantas figuras de renombre mundial no es moco de pavo), para un resultado que no llega tan alto como yo podría esperar.
Vivoleyendo
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