Rosa (C) (2011)

Cuando un tío de veintipocos años es capaz de coger su ordenador y poco a poco facturar una obra de acabado profesional, es para aplaudirlo. Un año de trabajo es lo que le ha costado a Jesús Orellana dar a luz a "ROSA" y decir que "se nota" parece una obviedad sin conocer el dato de que todo lo ha hecho desde su propio PC y más sorprendente aún, sin experiencia previa en animación. Pixar o Dreamworks quizá lo harían en un mes; poco importa cuando el resultado es tan bueno como el aquí conseguido y no sólo demuestra un talento evidente sino que además coloca al realizador en el mapa de forma radical. Después de darlo a luz, lo movió por numerosos festivales internacionales aunque ha sido en Sitges cuando ha tenido su pase oficial en la sesión de inaguración, junto a la película "Eva" de Kike Maíllo. El honor es de ésta, no tanto del corto, porque la calidad de este último supera con creces al largometraje protagonizado por Daniel Brühl.

"ROSA" es un básicamente una set-piece de acción en la que observamos como una ciborg es despertada en una especie de ciudad industrial. Pronto se da cuenta de que no está sola y se inicia la batalla. Facturado de forma magistral, Orellana demuestra un gran sentido del ritmo, sabe crea intriga con los movimientos de cámara y crea la ilusión de que cada detalle es importante, obligándonos a fijarnos en cada elemento del escenario y cada sombra para forjar una idea global de lo que va a acontecer en plano. Técnicamente está por encima de la media y narrativamente, aunque no va más allá a la hora de dar explicaciones o crear un contexto, funciona sin problemas. Lo pude ver por primera vez hace unos meses y lo he repetido alguna más desde entonces. Es un trabajo sobrio, de un realizador que no sólo quiere... sino que también puede. Definitivamente sí, hay esperanza: hay talento en España, aunque salga de una casa anónima y un PC bien utilizado. Merece la pena y si se arriesgase con este tipo de proyectos animados podríamos ponernos, en unos años, al nivel de Francia u otros vecinos europeos.

Me parece asombroso que una sola persona haya podido crear algo así de la nada, la verdad. No puedo sino aplaudir el aspecto visual de los personajes y de los escenarios, así como la animación de peleas, pero por eso mismo me parece una pena que todo este talento no esté acompañado de saber hacer cinematográfico. La gran pega de este corto es que su director no sabe que hacer con la cámara ni como colocarla y opta por caminos ya muy trillados y que matan cualquier atisbo de elegancia: encuadres imposibles y que no aportan información, contínuos giros de cámara, escaso temple en el montaje... Al final, el conjunto se aproxima más a las escenas de animación de ciertos videojuegos y es demasiado deudora del lenguaje de Mátrix, con lo que pierde mucha personalidad. Aún así, debe felicitarse al autor por su talento y capacidad de trabajo.