La isla del miedo (Shelter Island) (2003)

Lou (Ally Sheedy con 40 años recién cumplidos) y Alex (Patsy Kensit con 35 añitos), pareja de amantes, ella ex golfista profesional que se dedica a dar charlas de esas motivadoras (técnicas de visualización, o algo así) a quien pague por ello, y la segunda, además de amante, ejerciendo de ayudante para todo; todo les va bien hasta que una mañana Lou es atacada en plena calle por un encapuchado con un bate de béisbol que la deja contusionada y se da a la fuga, por lo que para descansar y recuperarse física y anímicamente del incidente se van a una casa que poseen en una isla (la Shelter Island del título), siendo reconocida a su llegada por un sheriff con aspecto de zoquete (el malogrado Chris Penn) que las da un poco la barrila en plan admirador y luego se nos revela como pelín voyeur.

Una noche de tormenta que las deja aisladas y sin teléfono aparece un tipo (Stephen Baldwin) empapado y exhausto que dice ser un lugareño pescador cuyo barco ha zozobrado, y ya tenemos al tipo y a la pareja de amantes, diciendo y haciendo tonterías, sembrando en el espectador que este viendo la película por algo más que ver cómo trata la vida a la Sheedy y la Kensit, la sospecha de que ese tipo no es trigo limpio y que alguna va a liar.

Pues bien, estamos ante un castañazo como la copa de un pino, no en base a lo rijoso y plano de una trama que cualquier espectador mínimamente perspicaz supone incluso antes de ver la película, ni a los también rijosos apartados técnicos (para muestra, unos títulos de crédito iniciales de saldillo), lo que realmente me hace calificar a esta película como una cutre y deprimente estafa es esas ridículas escenas de escorzos de desnudos con dobles de cuerpo para esa pareja de estupendas señoras maduritas que todo espectador que las haya visto en sus tiempos recordara con cariño.

En fin, si tienes curiosidad por ver como trataba la vida en 2003 a la Kensit y a la Sheedy, adelante, dale al fast forwad y satisface tu curiosidad, pero si eres un desinformado que te acercas a su visión esperando algo mínimamente potable, lamentaras el tiempo invertido, ya que la historia de bajas pasiones y ambiciones, con viuda negra de por medio, que se nos cuenta, es mala hasta para relleno de programación televisiva de sobremesa.