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La bestia bajo el asfalto 2 (1991)

La bestia bajo el asfalto 2
92 min.
3,4
153
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Escena (INGLÉS)
Sinopsis
Algo está matando a la gente en los subterráneos de la ciudad, un oficial de policía cree que es un gran animal de la familia Aligator, pero nadie le cree. (FILMAFFINITY)
Género
Terror Ciencia ficción Cocodrilos Secuela
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Alligator II: The Mutation
Duración
92 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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2
Qué "Bestia" De Película
Con un planteamiento idéntico al de "Tiburón", con unos personajes -solo en la superficie- similares a los de “Tiburón” y con unas situaciones calcadas a las de “Tiburón”, se nos presenta esta "bestia" película -por lo nefasta- que incurre, sin pretenderlo -y si lo pretende...peor-, en una parodia del género, lo que aumenta el sonrojo de los espectadores al contemplar semejante engendro.

Todo el argumento es un calco del de la obra maestra de Spielberg:

-Los tres protagonistas (policía, cazador de alimañas y el acompañante de los dos) son copiados con descaro, pero el director de esta "Bestia" solo saca cáscara acartonada y risible de ellos. Y de los ¿actores? que interpretan esa cáscara...mejor no hablar.
-El detonante es el mismo: la especulación y el lucro del alcalde y del rico matón de turno.
-El depredador asesino es ahora un caimán medio mutante, tan mal diseñado y construido para mostrárnoslo en primeros planos y para señalarnos lo que el bicho ve (en cámara subjetiva), que –y estamos en 1991- da verdadera pena.
-Los escenarios son equivalentes: una feria para sacar tajada monetaria los poderosos, un lago en vez de mar, las alcantarillas en vez del fondo marino… Todo análogo pero sin niños en peligro.

Y nada que ver esta “La bestia bajo el asfalto 2” con su antecesora de 1980, del mismo título, dirigida por un competente Lewis Teague, con guion del magnífico John Sayles y protagonizada por un razonable Robert Forster. En ella se disfrutaba al menos de intriga y de miedo, de ameno cinismo, de una atmósfera de inquietud y de una correcta factura técnica, muy superior, pese al año de realización, de la que aquí comentamos.

En esta “La bestia bajo el asfalto 2” todo lo interesante de su antecesora se congela y se salta, sin ningún sentido de la vergüenza –como he comentado– hacia las aspiraciones de la memorable “Tiburón”, de Spielberg. Y el resultado no podía ser otro: una bochornosa chapuza.

Y es que el director de nuestra cinta, Jon Hess –también productor de cine–, del que solo he visionado la bastante más interesante y menos pretenciosa “Proyecto: terror” (“The Watchers”), 1988, tampoco –me temo– dará para mucho más como creador. Pero esto ya no lo puedo asegurar.

La califico con un 2... y a otra cosa.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Curioso trio protagonista para una aceptable secuela
Secuela tardia - la primera era de 1980 - que calca tanto a ésta como a la que dió pie a todas las películas de animales que se comen a la gente y que fue Tiburón (S. Spielberg, 1975).

Así, el protagonista es el policia, que va hallando restos de muertos por doquier, atacados de noche - parece ser que el caimán es de hábitos noctámbulos- y debe enfrentarse a una administración municipal corrupta y un potentado causante de la aparición del bicho, siendo ayudado por un cazador que ya sospechamos como acabará, cuchillo en mano, como en Tiburón.

Por tanto, tenemos una historia clonada- parece más bien un reboot del primer filme- por lo que el interés reside en el curioso reparto. Joseph Bologna, un buen actor conocido en los años 70 y 80, especialista en comedias, Dee Wallace, la musa del cine de terror de los 80 (ET, Aullidos, Critters,Cujo) y el gran Richard Lynch, con esa cara imposible de olvidar. Un buen reparto, que muestra una química evidente entre ellos. A su lado, un Steve Railsback exagerado que parece una parodia de todos los malvados empresarios del cine. Y gracias al elenco la película - muy tópica- se puede seguir sin aburrirse.

Los efectos son aceptables, aunque las escenas ambientados en las alcantarillas son inferiores a su predecesora. Aquí, las alcantarillas parecen autopistas y no parece que circule agua residual, viendo a los protagonistas chapoteando en ellas sin aprensión.

No es decepcionante, sino del montón, como tantas. A quién le gusten este tipo de películas le entetendrá. Y tiene un buen reparto.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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