Trailer (INGLÉS)
- Sinopsis
- Dos amigos dedican su tiempo a construir lanzallamas y otras armas con la esperanza de que se produzca un apocalipsis global que despeje el camino de su banda imaginaria, Mother Medusa, y asumir ellos el dominio de la humanidad. Mientras aguardan el comienzo de la destrucción, uno de ellos conoce a una joven carismática de la que se enamora rápidamente. Tras un intento de integración en el grupo, la pareja huye en un viaje de traición, amor, odio y violencia extrema, más devastador que cualquier fantasía apocalíptica. (FILMAFFINITY)
- Género
- Thriller Drama Road Movie Amistad Cine independiente USA
- Dirección
- Reparto
- Año / País:
- 2011 / Estados Unidos
- Título original:
- Bellflower
- Duración
- 106 min.
- Guion
- Música
-
- Fotografía
- Compañías
- Links
Premios
Al final de la escapada
2 de diciembre de 2011
Godard decía que con una chica y una pistola era suficiente para hacer una película. La realidad es que al debutante Evan Glodell con una chica y un coche le ha bastado para filmar su particular Al final de la escapada (Jean-Luc Godard, 1960), o algo así como si David Lynch hiciera una historia de amor.
Con un estilo tremendamente personal, tanto como que la película está filmada con unas cámaras artesanales que otorgan a la fotografía un tono de imagen deliberadamente sobrexpuesto y a menudo desenfocado, Bellflower (Evan Glodell, 2011) rompe con todo lo que hayamos visto antes en una sala de cine, se genera ante nuestros propios ojos una nueva manera de ver y contar historias con un impacto que supongo similar al de los cines franceses en los que se proyectó por primera vez la opera prima de Godard. El cine ha muerto, por eso el cine sigue vivo.
Bellflower es una historia contada por partes tituladas y divididas entre si, en la que se muestra -con una tremenda libertad formal- la relación de una pareja, centrada en el punto de vista de un joven (protagonista, montador, productor guionista, director y seguramente creador de todos las armas y coches caseros que lucen en la película, que recordemos fue filmada con 17.000 dólares) cuyas pulsiones emocionales y su gusto por las armas de fuego y los coches post-apocalípticos nos van a hacer viajar a lo más profundo de sus emociones dejando atrás todos los límites imaginables.
Lo que al final no es ni más ni menos que una historia de amor, pasa por nuestros ojos como una catarsis espiritual por medio de un estilo visual que prácticamente consigue que arda la pantalla al proyectarse el film, como lo hacen los recuerdos de un pasado que cuando duele no queda más remedio dejarlo atrás, aunque siga doliendo. Sobre todo por eso.
Con un estilo tremendamente personal, tanto como que la película está filmada con unas cámaras artesanales que otorgan a la fotografía un tono de imagen deliberadamente sobrexpuesto y a menudo desenfocado, Bellflower (Evan Glodell, 2011) rompe con todo lo que hayamos visto antes en una sala de cine, se genera ante nuestros propios ojos una nueva manera de ver y contar historias con un impacto que supongo similar al de los cines franceses en los que se proyectó por primera vez la opera prima de Godard. El cine ha muerto, por eso el cine sigue vivo.
Bellflower es una historia contada por partes tituladas y divididas entre si, en la que se muestra -con una tremenda libertad formal- la relación de una pareja, centrada en el punto de vista de un joven (protagonista, montador, productor guionista, director y seguramente creador de todos las armas y coches caseros que lucen en la película, que recordemos fue filmada con 17.000 dólares) cuyas pulsiones emocionales y su gusto por las armas de fuego y los coches post-apocalípticos nos van a hacer viajar a lo más profundo de sus emociones dejando atrás todos los límites imaginables.
Lo que al final no es ni más ni menos que una historia de amor, pasa por nuestros ojos como una catarsis espiritual por medio de un estilo visual que prácticamente consigue que arda la pantalla al proyectarse el film, como lo hacen los recuerdos de un pasado que cuando duele no queda más remedio dejarlo atrás, aunque siga doliendo. Sobre todo por eso.
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10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tierra Baldía.
29 de noviembre de 2011
La última sensación del cine independiente norteamericano nos llega con el éxito de haber sido realizada con apenas 18.000 dólares y haber recaudado, desde la fecha de su estreno, 10 veces más de lo que costó.
Cine sencillo y libre, el debutante Evan Glodell dirige, produce, edita y protagoniza la cinta al más puro estilo indie, normal por tanto tenerle simpatía, por desgracia, es un tipo de cine que personalmente no me llega, demasiado inconstante y ecléctico, el resultado final se torna tan inseguro como el personaje principal de la trama, al que da vida el propio Glodel.
Habrá quien disfrute con este tipo de apuestas, su formato es fácilmente defendible, ahora bien, requiere pasar por alto la sensación de que no te estén contado nada y el hecho de que cuando realmente parezca arrancar, sea todo un recurso tramposo del argumento.
La diversidad cinematográfica es positiva, en eso no hay discusión, Bellflower pertenece a ese tipo de películas necesarias dentro de esa idea, aunque como ya dije, me es imposible defenderla más alla de sus virtudes, que son casi exclusivamente de caracter formal.
Cine sencillo y libre, el debutante Evan Glodell dirige, produce, edita y protagoniza la cinta al más puro estilo indie, normal por tanto tenerle simpatía, por desgracia, es un tipo de cine que personalmente no me llega, demasiado inconstante y ecléctico, el resultado final se torna tan inseguro como el personaje principal de la trama, al que da vida el propio Glodel.
Habrá quien disfrute con este tipo de apuestas, su formato es fácilmente defendible, ahora bien, requiere pasar por alto la sensación de que no te estén contado nada y el hecho de que cuando realmente parezca arrancar, sea todo un recurso tramposo del argumento.
La diversidad cinematográfica es positiva, en eso no hay discusión, Bellflower pertenece a ese tipo de películas necesarias dentro de esa idea, aunque como ya dije, me es imposible defenderla más alla de sus virtudes, que son casi exclusivamente de caracter formal.
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7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
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