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El galope salvaje (2017)

El galope salvaje
99 min.
4,2
232
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Tráiler (INGLÉS)
Sinopsis
Stella Davis, es una viuda que salva su rancho trabajando con convictos para rehabilitar una manada de caballos salvajes que vagaban por su propiedad. En su empeño Stella deberá luchar contra los prejuicios, la avaricia, la burocracia y la vanidad de muchos, incluyendo la suya. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Cine independiente USA Vida rural (Norteamérica) Caballos
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Running Wild
Duración
99 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
3
El irlandés
Caballos salvajes. El hombre que susurraba a los caballos. Todos los caballos bellos.
Cuentecico simplón, tontorrón, blanquito. Torpe, previsible ejercicio de buenismo zoquete en el que los activistas son retrasados mentales (algo la mar de extraordinario, en España, muy por ejemplo, eso no pasa) y la pobre Sharon Stone (Cruella de Vil sería la otra, la apuntadora, la hermana en la sombra, ella solo es idiota, bastante tiene) hace un personaje tan estúpido como desagradable, de multimillonaria descerebrada.
Parece más un telefilm de sobremesa perezosa, esa hermosa siesta, venga, que una película medio seria y tiene alma no tanto de bolero, sino más bien aniñada, de guardería, cantamañanas, atómica, cualquier parecido con la realidad en la luna de Valencia, ni está ni se la espera.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
¡¡Amor vaquero!!
Stella Davis (Dorian Brown Pham) es una bonita mujer, a la sazón viuda, que pretende salvar el rancho que su difunto esposo le dejó en herencia (envenenada). La historia tiene dos vertientes. De un lado es un relato dramático sobre la lucha de una mujer contra la política equina, relativa a los caballos salvajes de raza mustang, contra intereses equivocados pero muy molestos y contra la burocracia federal. Aquí juega su papel la extremista de los derechos de los animales Meredith Parish (una estupenda Sharon Stone, también productora ejecutiva del film), una viuda multimillonaria y la malvada hermana de la ex amiga malvada de Stella, Jennifer (Christina Moore, quien co-escribió con Brian Rudnick el guioncete que “al cielo le guarde Dios”. Meredith cree que todos los caballos deberían ser libres de correr en la naturaleza y monta una ruidosa campaña para jorobar a Stella.

Pero Stella defiende la protección de la superpoblación de esos caballos silvestres pues si se les deja a su suerte, morirán. Cuenta también cómo el rancho de la protagonista se incluye en una actividad para la rehabilitación de reclusos trabajando con convictos para que la ayuden a domar los caballos salvajes que vagaban por su propiedad. Stella deberá luchar contra los prejuicios, la mezquindad, la burocracia y el engreimiento de muchos.

La cosa es que Stella y su gerente del rancho, Bratt (Jason Lewis, evocando a un Clint Eastwood de 40 años), tras encontrar la manada de mustang enfermos pastando en el rancho, y ella decide enfrentarse al sistema, y el cauteloso Bratt, y hacerse cargo junto al Programa Equino de Rehabilitación Penitenciaria (PREP), lo cual que la trama incluye a un quinteto de convictos locales (incluidos Tommy Flanagan y Tommy Williamson), que trabajan cada día en el rancho ayudando a montar estos indómitos caballos necesitados de afecto, doma y comida rica. Además, los presidiarios pueden incluso poner nombre a sus corceles favoritos, lo cual resulta muy entrañable y dulce.

La película, dirigida por Alex Ranarivelo, adopta un enfoque entre simplista y duro para un asunto potencialmente profundo, complejo y que habría podido incluir la historia vital de los protagonistas y otros aspectos interesantes. Pero el guion de Christina Moore y Brian Rudnick no da para mucho, y además, el libreto incurre en contradicciones, tiene aspectos sin aclarar y se mueve en cierto terreno confuso; total, el film acaba cayendo a plomo a pesar del esfuerzo de producción y los buenos mensajes. Ni siquiera Sharon Stone y Tommy Flanagan logran levantar a un nivel aceptable esta producción de Netflix, pues se trata de eso, de un producto salido de esa comercial mediocre que es Netflix, empeñada pasatiempos desaboridos y poco inteligentes.

Los sucesos se desarrollan en forma enrevesada y poco creíbles, sobre todo cuando se trata de los aspectos financieros del rancho, las intenciones de los personajes, la manera de gestionar el negocio, el entrenamiento equino, una subasta de caballos increíble en la cual hasta Meredith Parish acaba convertida a la causa de los Mustang rescatados, etc.

Y cuando ya todo parecía resuelto, cuando Stella y Bratt se habían dicho lo buenas personas que eran, cuando ya Bratt se había despedido pues iba a viajar a visitar a su hijito, entonces, cuando ya parece que el telón va a caer, entra el vaquero Bratt como un torbellino y sin pisar el freno se abalanza sobre Stella estampándole un beso con lengua y colmillo que a punto está de dar con Stella en el suelo ¡Amor vaquero!
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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