Pure Country (1992)

Así es, como dice el título que he puesto. Lo que vas a encontrar es bastante música country y luego una aceptable dosis de romance. Si te agradan estos elementos, disfrutarás de "Pure country".

A mí particularmente la música country me gusta mucho, me atrae entre otras cosas por ese halo que transpira a lo popular, a lo que procede del pueblo, a lo sencillo y directo. Si a eso le asociamos una bonita historia de amor (sin mucha complicación) pues tenemos un producto muy digestible.

Es cierto que la hechura tiene mucho de telefilme de sobremesa del domingo, no podía ser de otra manera con esta producción que tampoco ha buscado el afinamiento, simplemente ha construido un guion con elementos nada novedosos y con una historia predecible.

Lo que me decantó a ponerle el 7 (en lugar del 6) a esta película fue que plantea la búsqueda de la sinceridad del artista, el compromiso del artista con su arte, hablo del ser creativo que se expone ante los demás y comprende lo que es la nocividad del artificio, lo deshonesto que es (en este caso) ahogar la música bajo el peso de los efectismos de la electrónica. Al menos que yo recuerde, no es un planteamiento que podamos encontrar en muchas producciones, y no me extraña, pues implica ir contra una de las religiones intocables de la modernidad, esto es, la tecnología y la apariencia. La tecnología que hace desaparecer todo lo humano; y la apariencia como imagen distorsionada de lo que somos.

Tampoco he dicho que Pure Country sea un tratado de humanismo. Pero para una producción de consumo casero me ha parecido que tiene mucho más que dar que la mayoría de lo que hoy día se oferta en cualquier cartelera. Un 7.