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Caminos no elegidos (2020)

Caminos no elegidos
85 min.
4,3
614
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Sinopsis
Narra un caótico día en Nueva York en la vida de un padre, Leo (Javier Bardem), y su hija, Molly (Elle Fanning), que ha de lidiar con el inestable estado mental de él.
Género
Drama Enfermedad
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Roads Not Taken
Duración
85 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Estados Unidos-Reino Unido;
Links
Premios
2020: Festival de Berlín: Sección oficial largometrajes a concurso
5
Que hubiera sido si....
Con la idea inducida por el poema de Robert Frost “EL CAMINO NO TOMADO” (the road not taken). Se muestran las penalidades y dificultades cotidianas que el avance de una demencia similar al Alzheimer inflige a un hombre y a todo su entorno cercano.
Desde este punto de vista es un interesante despliegue de circunstancias desafortunadas que el día a día viven muchas de estas personas y sus acompañantes. Y es la linea que nos guía a través de su historia, esto en un visionado "ligero", "de sobremesa" en el que no prestemos demasiada atención, esto solo no nos dice nada nuevo… sufrimiento… renuncias… incomprensión…
La película trata de hacernos ver que hay otra vida detrás de esos momentos de ensoñación y contemplación vital… el enfermo se recrea en otros momento de su existencia, que aparentan ser un mundo paralelo cuyo sueño alterna con el momento actual, pero en realidad es mucho más...un pasado del que no puede salir porque no hay ya otra oportunidad para cambiar de rumbo…
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9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Crítica de Los caminos que no escogemos por Cinemagavia
*Un día caótico

Los caminos que no escogemos, tiene una narrativa relativamente extraña. La historia no es del todo lineal, y lo que se supone que es real se va intercalando con ensoñaciones que Leo (Javier Bardem), tiene dentro de su cabeza. Leo padece un tipo de demencia que le hace estar disociado de la realidad. Apenas masculla frases coherentes, hay que ayudarle y guiarle constantemente y no parece reconocer a nadie alrededor. Su mayor, y casi único, apoyo es su hija Molly (Elle Fanning). En las 24 horas de la trama, ella tendrá que estar en permanente estado de cuidadosa alerta para que su padre no se extravíe o se lastime.

Molly tiene que llevar a su padre al dentista y al oftalmólogo. Tareas difíciles e ingratas para ella, equivalentes a una odisea de paciencia y amor. Molly ama a su padre, no escatima ningún esfuerzo, no ahorra ningún sacrificio. Incluso por causa de acompañar a su padre durante todo el día ha perdido un proyecto laboral importante. Molly también se enfada por el trato airado e impaciente que sufre su padre por parte de otros. No soporta que lo traten como a un fantasma.

Pero Leo, a su vez, dentro de su mente recrea historias que no han sucedido, pero que tienen una significación que poco a poco se irá mostrando durante la película. Estas ensoñaciones se mezclan con la jornada que están viviendo juntos Leo y Molly, y que también incluye la sala de urgencias de un hospital o un centro comercial. Así pues, Los caminos que no escogemos, es una película que trata de comprender la mente de Leo. Qué quiere decirse a sí mismo, a su hija, o a nosotros, imaginando otras vidas.

*Viajando a través de México

Una de las historias que se va perfilando en la mente de Leo tiene lugar en México. Está casado con Dolores (Salma Hayek) y las cosas no parecen ir muy bien entre ellos. Dolores quiere que Leo la acompañe a un evento, pero él se niega. No se nos explica cuál es la cita a la que tendrían que ir, pero se nos da a entender que tiene naturaleza fúnebre. Finalmente Leo acepta ir con Dolores.

Ambos se dirigen, a donde quiera que vayan, en coche, atravesando páramos y secarrales. El viaje para Leo se convertirá en un trayecto tortuoso, cuyo fin conoceremos en última instancia. Los caminos que no escogemos tiene una puesta en escena distinta para cada segmento narrativo. De este modo, este pasaje que transcurre en México, tiene un aire polvoriento y fronterizo. La fotografía, por su parte, tiende más hacia tonos rojos.

Otra constante, es la intromisión en la historia “real” que comparten Javier Bardem y Elle Faning. Es decir el montaje de la película es fragmentado, mezclando tramos reales y retales de vida imaginados. A veces todos estos hilos narrativos parecen estar conectados con hechos casuales o ser pretendidamente fortuitos, lo que añade un toque de misterio a Los caminos que no escogemos.

*Estancia en Grecia

Otro de los mundos que habitan en la cabeza de Leo tiene lugar en Grecia. Parece viajar solo y estar ultimando un libro al que no sabe qué final dotar. Ha iniciado este periplo para poder escribir en paz, buscando tranquilidad y concentración. Tiene un encuentro con unas jóvenes, a las que les pregunta qué final le darían ellas al libro. Tal cuestión queda sin resolverse. Huelga decir que en estos “sueños” Leo es perfectamente funcional, nada que ver con su incapacitante demencia del mundo real.

Un poco casualmente, y también por insistencia, Leo vuelve a encontrarse con las jóvenes. Parece particularmente fascinado por una de ellas, a la que confiesa que se parece a una persona que conoció hace tiempo. A partir de aquí los acontecimientos se vuelven algo extraños, hasta una drástica conclusión. Los caminos que no escogemos, acaba siendo cada vez más enigmática.

*Nueva York, la cruda realidad

La historia base, el cimiento de la narrativa, tiene lugar en Nueva York, y se corresponde con el día que pasan juntos Leo y Molly. Es el segmento más dramático, y para ello, Los caminos que no escogemos, usa recursos clásicos de las películas de enfermedades. Debilidades y dificultades físicas, incomprensión, y la angustiosa sensación de que Leo tiene dentro de sí, un mundo, unas ideas que no es capaz de transmitir. Javier Bardem hace una labor actoral destacada, y plasma a la perfección la sensación de extravío mental, de confusión ante el mundo. Hace sólida y visible la patología de su demencia. Además, en cierto modo hace una interpretación tripartita, dando vida a tres facetas de Leo.

La jornada supone un agotamiento físico y mental enorme par Molly. Su labor de asistencia e infinita paciencia es admirable, hasta que la firmeza está cerca de quebrarse. Molly es una hija abnegada, pero es humana y duda sobre si ella sola es capaz de cuidar de su padre. Otra variable añadida al tema de la enfermedad, sería el de relaciones paterno-filiales. Elle Fanning está espléndida; su naturalidad mostrando fortaleza y vulnerabilidad a un tiempo es emocionante.

La gran baza de Los caminos que no escogemos es la de las actuaciones. Javier Bardem y Elle Fanning rayan a un nivel muy alto, dando una sensación veraz a sentimientos muy incómodos, pero sin sobrepasar la línea fatigosa y cargante de la sobreactuación. Hay una sensación realmente verídica. La clave final de su historia incumbe a ambos, al final del día.

*Las líneas narrativas de Los caminos que no escogemos

Los caminos que no escogemos, tiene muchos meandros en su narrativa. La mezcla, algo sinuosa, de la vida real con lo imaginado en la cabeza de Bardem puede hacer que nos cueste seguir la película. En cualquier caso, tampoco esperen un montaje a lo Christopher Nolan. Las historias se siguen bien, lo que flojea es la intensidad, construcción y fuerza de las situadas en México y Grecia. Estos fragmentos son como esbozos carentes de enjundia, carácter, o vida propia. Solo tienen sentido en última instancia, pero la conexión adolece de intensidad.

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Escrito por Mariano González
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7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
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