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The Battle of the Century (C) (1927)

The Battle of the Century (C)
19 min.
6,6
149
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Cortometraje Completo (Mudo)
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Sinopsis
Una historia que comienza con un reñido encuentro de boxeo acaba en una alocada batalla de tartas en plena calle. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Boxeo Cine mudo Cortometraje
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Battle of the Century
Duración
19 min.
Guion
Fotografía
Compañías
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10
Tres veces
Juro que he visto este excelente corto con sonido. Ahora el corto pirateado no se oye pero se ve con unos subtítulos amarillos de aúpa. Poco hay que hablar y mucho hay que leer sobre este corto. Se habla mucho de que los brothers abusaban en sus cortos el exceso de tartas y eso es es falso, en pocos cortos hay tartas y si las hay no son las de aquí. La gran pelea con tartas es descomunal e insuperable. Blake Edwars cuando hizo lo mismo en La carrera del siglo seguramente que pensó en La batalla del siglo.
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8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
3000 Tartas.
305/18(13/09/22) Esperaba mucho más de este cortometraje cómico mudo. Me reafirma en que no conecto con el humor simplista y de infantilidad chusca de los llamados en España ‘Gordo y Flaco’, icónica pareja (aparecieron en 107 películas entre 1921 y 1951) formada por el inglés Stan Laurel y el estadounidense Ollie Hardy, me resultan un quiero y no puedo, no me vale decir el año que fue, para entonces el trío clásico de Reyes del humor silente estaban en el zenit (Chaplin & Keaton & Lloyd), sus gags me parecen descartes de los mencionados, slapsticks que estos grandiosos cómicos nunca hubieran puesto en sus films por no tener suficiente calidad para ello. Me he acercado a este título gracias a que vi “La Carrera del Siglo” (1965), que Blake Edwards dedica a este binomio cómico, pero sobre todo porque hay en este film una aparatosa batalla de tartas, que leí que estaba inspirada en un corto de Stan & Olie, precisamente este que me ocupa. Y resulta que al intentar buscarlo me encuentro con que es uno de esos films que se creían desaparecidos, lo cual despertó aún más mi interés de arqueólogo cinéfilo. Durante muchos años, solo se sabía que sobrevivían tres minutos del segundo rollo de la película que contenía la pelea de tartas, ya que el metraje se había incluido en los documentales cinematográficos de Robert Youngson de la década de 1950. Hasta que Richard Feiner descubrió el carrete de apertura con el combate de boxeo en 1979. Sin embargo, faltaba la secuencia en el parque que involucra a Eugene Pallette como el vendedor de seguros, al igual que el gag final en que un policía recibe una tarta en la cara y persigue a Laurel y Hardy por la calle en el desvanecimiento. Sin embargo, el carrete completo se redescubrió en 2015. Se lanzó al público en DVD y disco Blu-ray el 16 de junio de 2020 como parte de la compilación de películas remasterizadas Laurel & Hardy: The Definitive Restorations.

Este aun no era un film propiamente del legendario tándem (fue su segunda ocasión juntos), ejemplo es que posteriormente sus nombres en pantalla serían los suyos, Stan & Ollie, pero aquí no es así (Laurel interpreta a Canvasback Clump y el personaje de Hardy no se nombra). Es un corto de 27 minutos partido claramente en dos, no teniendo nada que ver la primera parte con la segunda. Dirigiendo está un clásico del humor que había trabajado con Harold Lloyd y Buster Keaton, con el que co-dirigió la Obra Maestra “El Maquinista de la General”, motivo por el que también esperaba muchísimo más de esta comedia.

Primera es una parodia del combate pugilístico de pesos pesados de ese mismo 1927 entre Gene Tunney y Jack Dempsey (nuevamente terminó con la victoria de Tunney), que al parecer tuvo gran polémica debido a la notoria "cuenta larga" que puede haber negado a Dempsey su victoria, y que precisamente caricaturizan aquí cuando Stan (Oliver era su entrenador en la esquina del ring) derriba a su oponente (Noah Young, el pesado que compartían con su compañero ex alumno de Hal Roach, Harold Lloyd) y el árbitro comienza una y otra vez la cuenta con la excusa de que Stan le molesta. Es un enfrentamiento poco imaginativo, sobre todo cuando ya has visto hacer lo mismo mucho mejor a Chaplin y a Keaton (es imposible no compararlos), hay poca inventivca e innovación sobre lo ya visto.

Para la segunda parte hay un quiebro y pasamos a Stan y Ollie en la calle. Ollie ha contratado un seguro de accidentes para Stan, y entonces intenta con una cáscara de plátano que Stan resbale y se haga daño para cobrar, pero Stan lo sortea una y otra vez. El que si resbala es un poli que (de modo abusón) al ver a Stan con un plátano en la mano (se lo ha pasado Ollie maliciosamente) le levanta su típico sombrerito y le da con la porra en la cabeza. Vemos que le ha dejado conmocionado con un gran chichón. La cáscara de plátano vuelve a ser una trampa, esta vez para un repartidor de tartas (Charlie Hall) que cae con una al suelo, se levanta y le lanza una tarta a la cara de Ollie, este va a tomarse la vendetta, pero la esquiva el objetivo y la tarta va a parar a una joven (Dorothy Coburn) en la cara de una mujer, y con ello comienza una espiral sin fin de tartas que van uniendo en modo espiral a más y más personas (el alcalde, una mujer que tendía una alfombra, un hombre que posan para una foto, un tipo que sale de la alcantarilla, un cliente del dentista [menuda boca enorme que tiene este tipo], las cartas de un cartero, un tipo que compraba una tarta, o el vendedor del seguro [Eugene Palette, afirma: "... no se pueden tirar pasteles sin un seguro adecuado..."]), en un caos sin fin, aprovechándose de que la camioneta con tartas del repartidor está llena. Este tramo de la batalla de tartas es lo que ha hecho famosa la cinta, hay más de 3.000 tartas de crema (aunque el Libro Guinness de los Récords afirma que es posible que se hayan utilizado hasta 10.000) en la culminante pelea de tartas de la película. Laurel dijo más tarde que, dado que lanzar un solo pastel sería un cliché terrible, "Démosles tantos pasteles que nunca habrá espacio para más imágenes de pasteles en toda la historia de las películas". Y esto se supone que tiene gracia, lanzarse tartas a la cara, y yo no le encuentro puñetero el humor, me resulta comedia de trazo grueso, sin inventiva, tartas por aquí, por allí, sin sentido alguno, con cortes grotescos en que pasamos al interior de una tienda, un dentista, o un barbero, y no se sabe como ha podido llegar la tarta allí, surrealista, pero sin que me produzca una mueca de sonrisa. Hay cosas tan pueriles como un tipo que una tarta le hace caer de culo en un cubo de basura clásico americano, y sin saber porque comienza a andar a cuatro patas cual caracol con el cubo metido en el culo. Solo me hace mover las cejas cuando una mujer (Anita Garvin) hace un pratfall (cae de culo; menudos efectos visuales, pues se ve como la fala es estirada por atrás con hilo para que su pompis caiga desnudo sobre el pastel)... (sigo en spoiler)
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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