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Déjalos que hablen (1951)

Déjalos que hablen
110 min.
6,8
1.140
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Disponible en:
free
Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Cary Grant es un médico con un misterioso pasado, razón por la que es investigado por sus celosos colegas de la universidad donde trabaja. Mientras tanto, se casa con una joven que está embarazada de otro hombre. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Comedia Romance
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
People Will Talk
Duración
110 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1951: Sindicato de Guionistas (WGA): Nominada a Mejor guión comedia
7
Doctor Praetorius
Escrita y dirigida por Mankiewicz, se basa en la obra teatral "Dr. Praetorius", de Curt Goetz. Rodada en estudio, no se estrenó en cines en España. El productor fue Darryl F. Zanuck. Fue nominada al WGA al mejor guión de comedia americana.

La acción tiene lugar en 1950 en localidades del sureste de EEUU. Narra la historia de un médico, el Dr. Noah Praetorius (Cary Grant), de métodos rigurosos, pero poco convencionales, que priorizan la curación de personas enfermas sobre la curación de enfermedades. El trato cercano y cálido de Noah le gana la simpatía y la confianza de los enfermos, de los alumnos universitarios de clases prácticas y de los miembros de la orquesta universitaria que dirige. También levanta celos y envidias.

La primera parte de la película presenta a Praetorius, sus ideas y al villano, el Dr. Rodney Elwell (Hume Cronyn). La segunda parte desarrolla una inusual y elíptica historia de amor. En la tercera, tiene lugar el juicio de Praetorius, que evoca la caza de brujas que conmovía el mundo del cine americano en aquellos momentos y un incidente personal, del que fue víctima como presidente de la Asociación de Directores: unas feroces acusaciones del ultraconservador Cecil B. de Mille, frente a las que se alzó John Ford. La película elogia el trato humanista, comprensivo e innovador de Praetorius. Critica, con humor, los prejuicios intolerantes, que condenan a la marginación a personas inocentes o las arrastran al suicidio. La historia de amor queda en un segundo plano, como recurso de refuerzo y de crítica de los prejuicios contra la maternidad fuera del matrimonio. Son escenas destacadas el encuentro de Miss Pickett con el villano Elwell, la visita médica de Deborah Higging (Jeanne Crain) a Praetorius, la conversación de éste con una anciana a las puertas de la muerte y otras.

La banda musical, de Alfred Newman ("Eva al desnudo", 1950), de construcción excelente, incluye fragmentos de Wagner y del "Festival académico", de Brahms, que en una escena final incluye el "Gaudeamus igitur", himno universitario por excelencia, popularizado en Alemania en el XVIII. La fotografía de Milton Krasner ("Eva al desnudo", 1950) acentúa los trazos cómicos. Destaca la perfección visual del interrogatorio y juicio de Praetorius. Los diálogos, construídos con maestría, son el elemento narrativo principal de la obra, como es costumbre en Mankiewicz. La interpretación de Grant, magnífica, trasmite el aire seductor y amable apropiado. La buena química preside su relación con Deborah, pese a los 20 años de diferencia. La dirección realiza una exquisita y brillante puesta en escena.

La película desarrolla una historia burlesca, irónica y sutil, aceradamente crítica contra el autoritarismo ultraconservador. Defiende los valores humanistas liberales. Aunque algo dispersa, es deliciosa e imprescindible.
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39 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
"People Will Talk"
Enfrascado Hollywood en la infame “caza de brujas” casi todas las obras de los directores comprometidos con una u otra causa venían influenciadas por este turbio asunto. Unos de manera clara y abierta, como Dmytryck, dejaban su impronta de denuncia hacia el acoso recibido y la falta de libertad. Otros pasaban de puntillas o lo hacían sutilmente para evitar así problemas tanto con la censura como con el ínclito senador y sus acólitos, aunque al fin y al cabo venían a ser lo mismo. Podemos decir que Mankiewicz era de este segundo grupo.

Después de sus dos Oscars consecutivos, en 1951 graba este drama ligero adornado con el registro cómico y elegante que siempre suponía incluir a Grant en el reparto. No podemos decir que estamos ante una historia redonda ni que ate todos sus cabos con el mejor de los nudos pero cuenta con una serie de momentos bastante bien narrados y con unos diálogos que, lejos de la mayor brillantez mankiewcziana, hacen transitar el metraje de una manera entretenida y en ocasiones divertida. También hay que añadir que no veremos una actuación memorable de un Grant que encadenaría dos fracasos consecutivos ejerciendo de “médico” (el otro en “Crisis”, Richard Brooks 1950) o que su pareja con Crain recuerde a las míticas del galán con la Hepburn o con la Kerr. Sin embargo, si presume el film de un elenco de secundarios magnífico encabezados por un espléndido Finlay Currie que repite en cierto modo ese papel sombrío y mezquino de carcelero en “Brute Force” (Dassin, 1947). Esta vez encarna a Mr. Shunderson, mano derecha del Dr. Noah Praetorius (Grant), un personaje que Mankiewicz irá perfilando vagamente hasta un final donde, y aquí esos vaivenes “evita-censuras”, termina adquiriendo un protagonismo demasiado elevado ante un Grant ya para entonces sobrepasado. A esto sumar algún elemento que queda en el aire o por lo menos susceptible de un tratamiento más profundo. Esto tiene que ver con el personaje de Debora Hinggies (Crain) cuya primera parte del film vagabundea entre demasiadas interrogantes que finalmente quedan sin resolver.

Pero para seguir hablando de virtudes: el choque de nuevo entre ciencia y fe tratado genialmente en un diálogo entre el Dr. Praetorius y John Higgins (Wright), tío de Deborah y hombre de fuertes convicciones bíblicas. O la figura del repelente y desagradable Prof. Elwell (Cronyn) a quien Mankiewcz señalará con su dedo acusador como representante de esa clase de gente que, carentes de talento y corroída por la envidia, se dedica a difamar a los que tiene a su alrededor y que sí poseen esa brillantez que los distingue (aquí supongo que se vería representado McCarthy)

No esperen una de las mejores obras de Joseph, se estarían equivocando de cinta. Lo que es indudable es que si ven a Grant como un actor inigualable, si disfrutan con diálogos frescos e ingeniosos y si admiran a este cineasta como uno de los grandes de siempre pasarán un buen rato. Sustancia, amigos, ante todo sustancia.
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15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
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