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Mirando hacia atrás con ira (1959)

Mirando hacia atrás con ira
99 min.
7,0
898
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Jimmy Porter es un trompetista culto que, a pesar de su educación universitaria, apenas puede conseguir un trabajo en una tienda de caramelos. Así, Jimmy considera su vida personal y profesional muy frustrante, y vive, además, lleno de amargura a causa de la sociedad que le rodea. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Free Cinema Jazz
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Reino Unido Reino Unido
Título original:
Look Back in Anger
Duración
99 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1959: Globos de Oro: Nominada Mejor actor - Drama (Richard Burton)
1959: National Board of Review: Top mejores películas extranjeras
1959: Premios BAFTA: 4 nominaciones incluyendo Mejor película
10
MIRANDO HACIA ATRAS CON IRA
¿Qué tendrá este "Free Cinema Inglés" que se atrevió a poner en solfa usos y costumbres, mojigatería e ira, de una Gran Bretaña gris, sucia, lluviosa, entre fabriles ciudades humeantes, proletarias hasta el infortunio neorrealista; y que, tras pergeñar definitivos retratos de conciudadanos europeos que gritan su rabia a los cuatro vientos, aún hoy se permite el lujo (¡y qué lujo!) de convencernos con sus razones y corrientes defensivas? A la inteligencia no la mueven las modas. El Free Cinema sigue fiel a sus ideas, a los conocimientos comprobables de nuestra existencia de cada día. John Osborne creó su sustento, Tony Richardson fomentó su sinceridad, y Richard Burton (¡espécimen perfecto de los "angry young men"!) nos demostró que el hombre fue y sigue siendo un lobo para el hombre. Burton es cínico y mordaz, utiliza su intelecto y su verborrea privilegiada para amar trifulcas con quienes necesitan de su calor y afecto. No se acepta a si mismo, le oprimen las estructuras de todo lo humano. La convivencia con él se hace imposible. Parece haber puesto en marcha su autodestrucción. Su mujercita (ante semejante egocéntrico, tan "antisocial" como malhablado) decide abandonarlo. Pero como el destino siempre reparte sus misteriosas cartas, aparece otro ser extraño, de acusada personalidad, más acorde con el "espinoso joven desengañado". Sus punzadas de soledad y de morboso deseo la conminarán a aceptar las mascaradas de insatisfacción del airado Burton (que también pudo ser Finney, Harris, Courtenay, o Bates) ¡Los arquetipos son perfectos! Mary Ure, la mujercita maltratada, tiene cara de gatita de peluche, es mona, pero parece tonta (su papel es así), cumple con corrección, pero no nos cae bien. Fue una estrella fugaz en el firmamento inglés. Claire Bloom es una magnífica "young angry woman". Sus airados actos (primero en defensa de la Ure, luego atraída por el desenfreno verborréico y animaloide del Burton) la someten a esa otra medida de loba hambrienta, que augura su oculto fuego libidinoso. Es una actriz maravillosa. Una auténtica "zarza ardiente" frente a los dialécticos desmanes mesiánicos que el Osborne, a través de Richardson, pone en boca del más espléndido y genial pupilo de esa generación de desheredados de la fortuna que compuso para nuestro deleite el gran Richard Burton. ¡El condimento es mucho más exquisito si se saborea en inglés!
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34 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Libremente airados
El de 1958 fue un año importante para el cine británico, y en general para la cultura de tal país, pues supuso la eclosión de un movimiento -el de los "angry young men"- que iniciado pocos años antes desde el marco de la crítica y el teatro, supondría una importante transformación y renovación del cine, inaugurando la escuela del Free Cinema, del que este filme es magnífico ejemplo, y casi pistoletazo de salida (más allá de los antecedentes que se quieran ver en el "Breve Encuentro" de Lean, y en la coetánea "Room at the Top", de Clayton).

Así, el mismo año en que se publicaba el manifiesto de Lindsay Anderson, en el que éste explicaba la postura rebelde, realista e innovadora que caracterizaría a los autores del Free Cinema, Tony Richardson, hombre proveniente del teatro, dirigía esta película, adaptando una obra emblemática del dramaturgo John Osborne, también ligado al movimiento de los "jóvenes airados". La película encarna a la perfección las preocupaciones e intereses del movimiento, presentando una galería de personajes que parecen vivir a contrapelo, sintiéndose íntimamente incómodos consigo mismos y con el papel que la sociedad parece haber diseñado para ellos. Ello les genera una enorme frustración que provoca estallidos de ira, comentarios hirientes, pero también la necesidad de acompañarse en su desorientación. Ninguno de los personajes principales que nos propone la película encaja bien en el mundo, y es por eso que, más allá de las discusiones y desprecios que surgen entre ellos, se necesitan mutuamente.

El guión, adaptado por el propio Osborne y por Nigel Kneale, aporta una mirada penetrante sobre los personajes, que parecen magníficamente concebidos como arquetipos de esta actitud airada e incómoda, actitud que encuentra su perfecta encarnación en el personaje de Richard Burton (que está soberbio), pero también, aunque de forma menos ostentosa, en el resto de protagonistas, sobre todo en el caso de las dos mujeres, la sufriente Mary Ure y la potencialmente arrebatada Claire Bloom. Destacan además algunas frases excelentes, que retratan muy bien a los personajes, como cuando a propósito de Jimmy se afirma que "parece haber nacido en la época equivocada", o la ocasión en que Alison compara las actitudes desengañadas de su padre y su esposo (Jimmy), afirmando ante el primero que su desengaño proviene de sentir "que todo ha cambiado", mientras que el de su esposo procede de percibir "que nada ha cambiado": dos polos opuestos que, de nuevo, no encajan en el mundo retratado en la película. Precisamente tal retrato responde también a los parámetros conceptuales del Free Cinema, especialmente crítico con la sociedad burguesa y el clasismo británico, como ponen de manifiesto en todo momento los comentarios de Jimmy hacia la acomodada familia de su esposa, la religión, etc. Hay pues un afán por realizar un cine realista y socialmente comprometido, siempre desde una postura crítica hacia la realidad circundante.

Formalmente el filme no alberga rupturas radicales como las que caracterizarían a otros autores, más proclives a la experimentación con el montaje (abruptos saltos temporales), la luz y el sonido (con frecuencia otros directores optan por una estética poco elaborada, casi amateur, y por el sonido directo). En realidad si hay que destacar algo, -aparte de la estupenda música de Jazz, debida a Chris Barber, trombonista que vemos al principio del filme, junto a Jimmy- es la excelente fotografía de Morris, tendente a oscurecer y contrastar, envolviendo en sombras a los personajes. Bien rodada, destaca la última secuencia, verdaderamente hermosa, en la que la iluminación y la puesta en escena contribuyen a incrementar el dramatismo que desprende esa pareja de jóvenes libremente airados.
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21 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
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