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Eduardo II (1991)

Eduardo II
90 min.
6,0
356
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Disponible en:
Suscripción
Sinopsis
En el siglo XIV, el Rey de Inglaterra Eduardo II se enamora de un joven de origen humilde, Piers Gaveston (Andrew Tiernan), al que colma de títulos, como Conde de Cornualles o Señor de la isla de Man. La fría reina Isabella (Tilda Swinton), asqueada porque Eduardo prefiere a Gaveston en vez de a ella, aceptará un plan del malvado Mortimer (Nigel Terry) para, primero, deshacerse de Gaveston, y después, derrocar a su marido y conseguir el poder de Inglaterra. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance Histórico Edad Media Siglo XIV Homosexualidad
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Reino Unido Reino Unido
Título original:
Edward II
Duración
90 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1991: Venecia: Mejor actriz (Tilda Swinton)
6
La otra Historia
Especializado en cine de fuerte militancia gay, Derek Jarman pretende echar el resto con esta recreación del reinado de un monarca maldito, el controvertido Eduardo II. Para ello el director se vale de una estética mucho menos histriónica y desbocada que en otras ocasiones y gracias a esto consigue dar cierta verosimilitud a la historia que desarrolla, contraponiendo con bastante eficacia los conceptos de libertad sexual y de ambición de poder y explicando con convicción los resortes que mueven la codicia humana. Sin embargo por los propios excesos de la historia narrada, esta contención acaba jugando un poco en contra. Un mayor desmelene hubiera sido bienvenido, pero el autor de Sebastiane (aquello si que era un desmelene en toda la regla y con resultado algo mejores) parece querer sentar cátedra y adoctrinar al posible espectador, recurriendo a una seriedad que casa mal con determinados excesos argumentales de la fascinante historia que aparece en pantalla.
Pese a estos esfuerzos Jarman no puede, o no quiere, ser un director asequible y deja demasiados cabos sueltos, realiza una planificación que de austera en ocasiones se convierte en desabrida y confía en exceso en sus interpretes como mensajeros ideológicos de tan solemnes actos. Esto funciona solo en el caso de la magnífica Tilda Swinton pero bastante menos con el resto del reparto lo que añade un punto exhibicionista a la cinta que no casa demasiado con sus intenciones finales haciéndole perder fuerza y alejarse de sus propósitos de forma un tanto lastimosa.
Aún así Eduardo II es una película valiente, dura, y podría considerarse justo como la otra cara de la moneda de las recreaciones históricas que proponen señores como James Ivory sus acólitos. Solo por esto ya tiene un valor añadido que la convierten en imprescindible de cara a estudiosos de episodios históricos poco divulgados, amantes del cine outsider y extraño, y gays ultramodernos en busca de temas de conversacion con los que epatar en reuniones sociales de postín.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Teatro, lo tuyo es puro teatro
Yo, como espectador de una obra de teatro, estoy viendo todo el escenario y todo lo que ocurre sobre el mismo. Cuando quiero, y eso lo decido yo solo, centro mi mirada en tal o cual personaje o en determinado punto del escenario y nadie me obliga a ver lo que otro quiere. Llevar una obra de teatro al cine siempre ha sido difícil, a no ser que se haga una buena adaptación como guión cinematográfico. Otra cosa es que se intente hacer una película como una obra de teatro, pero entonces a mi como espectador se me anula, ya que el director, utilizando el primer plano, me obliga a mirar allí y cortando a otro plano me limita el tiempo que yo puedo estar observando. Y si utiliza el plano general y en ese momento a el le interesa algo distinto a lo que a mi me interesa en ese momento, cambia de plano y me deja sin la posibilidad de ver lo que quiero ver. El teatro, a mi modo de ver, se basa en el texto y el cine lo hace en la imagen. Aquí hay mucho texto y declamado al estilo clásico. En fin, que estas viendo una obra de teatro a través de los ojos del director de la película y a mi eso no me interesa. Serán buenos actores de teatro pero en pantalla son muermos. Los decorados serán muy modernos para una obra clásica pero a mi me parecen planos y aburridos. Y miren ustedes, no creo que el director haya tenido la intención de universalizar el problema del amor homosexual utilizando vestuarios modernos sino que más bien se ha ahorrado un pastón en trajes de época. Eso si, unos cuantos desnudos provocativos y a por el éxito en taquilla.
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4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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