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La reina Cristina de Suecia (1933)

La reina Cristina de Suecia
95 min.
7,6
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Escena (Español)
Sinopsis
Suecia, siglo XVII. Durante la guerra de los Treinta Años (1618-1648) muere, en la batalla de Lutzen, el rey Gustavo Adolfo de Suecia. Hereda el trono su hija Cristina, que desde la infancia se entrega en cuerpo y alma a los problemas de estado, lo que la lleva a renunciar al matrimonio con el principe Carlos Gustavo, héroe nacional y el pretendiente preferido por todos. Sin embargo, Cristina se enamora profundamente de Don Antonio, Conde de Pimentel y embajador del rey de España en Suecia. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance Histórico Siglo XVII Biográfico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Queen Christina
Duración
95 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1934: Festival de Venecia: Sección oficial - Nominada a Copa Mussolini
10
Obra maestra absoluta. La mejor película de la "divina" Garbo
Uno de los mejores biopics de la historia del cine. La Garbo exigió reemplazar a Lawrence Olivier por su amigo y ex-amante John Gilbert, ya pasado de moda desde la llegada del sonoro y, además, hizo que ésta fuese la película en la que mejor fotografiada aparece. La historia de esta reina del siglo XVII es sublime. El director consigue su mejor película a base de planos que parecen pinturas barrocas de la época en blanco y negro. Cada primer plano de la gran Greta es insuperable y consigue una poesía rara de ver en el cine comercial de Hollywood.
Momentos míticos los hay a montones: la reina tocando los objetos de la habitación en la que ha estado con su amante para "memorizarla" al compás de la extraña y melancólica música de Herbert Stothart o ese travelling hacia su rostro en primer plano al final del filme, cuando la vida de la monarca cambia para siempre. Al preguntar a Mamoulian qué cara poner, éste le dijo a la Garbo que pusiese "cara de nada" y precisamente por eso, cada espectador interpreta el final de una forma. Gran historia de amor, gran personaje , gran historia de una mujer adelantada a su tiempo, que se sentía sola e incomprendida en el poder. Aunque la verdadera Cristina de Suecia fuese distinta, nada importa, esta obra maestra es una joya aún muy escondida que dará gusto ver durante muchos más años.
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42 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Garbo vuelve
Única película de la actriz dirigida por Mamoulian. Rodada en los estudios de la Metro, se basa en una historia escrita por Margaret P. Levino y Salka Viertel. Fue producida por Walter Wanger.

La acción principal tiene lugar en la Corte de Suecia entre 1647 y 1654. Narra la historia de una muchacha que a los 6 años fue proclamada reina de Suecia tras la muerte de su padre, el rey Gustavo Adolfo II. La película exalta el espíritu libre, independiente y desenvuelto de la reina, condicionado por las presiones, maniobras y conveniencias de la Corte. Sus grandes aficiones son equitación, caza, lectura, cultura, artes y ciencia. Velázquez, Calderón, Molière y Descartes son maestros que ella cita. Su apuesta inquebrantable por el matrimonio por amor la enfrenta con la Corte. Rechaza la propuesta de matrimonio de Felipe IV de España y se enamora del embajador español, Antonio de Pimentel (John Gilbert). Ciego de celos, Magnus no duda en levantar al pueblo contra un posible enlace de la reina con un personaje extranjero y católico. La película trata, con elocuencia y respeto, la ambivalencia de la orientación sexual de la reina. Ocasionalmente viste de hombre por razones de comodidad o para ocultar su identidad. La atracción que siente por su ayudante de cámara, Ebba Squarre (Elizabeth Young), está tratada con naturalidad y elegancia. Apuesta por la paz, de modo inequívoco, lo que la lleva a firmar un tratado con los países vecinos y a negociar otro con la Inglaterra de Cromwell. La película contiene varias escenas antológicas: la fijación en la memoria mediante el uso de los dedos y las manos de los objetos que pueblan la alcoba de su primera experiencia amorosa, su postración en el trono una noche de soledad, angustia y oscuridad y la escena final con un magnífico movimiento de aproximación al rostro.

La música aporta fragmentos breves y brillantes, como la fanfarria que acompaña la entrada del embajador español a la sala del trono. La fotografía ofrece magníficos primeros planos de la actriz, mueve la cámara con soltura y aporta travellings muy acertados, entre los que destaca el de alejamiento desde la imagen de la reina hacia el exterior de la puerta de acceso al salón de recepciones. El guión combina hechos reales y de ficción, con unos diálogos excelentes de Sam Behrman (sobresale la ironía de las intervenciones petulantes y presumidas de Antonio Pimentel). La interpretación de Garbo trasmite soltura, naturalidad y el aire de mujer atormentada, divida entre el amor sincero y los deberes de la Corona. John Gilbert, casi olvidado, sustituyó a Lawrence Olivier a petición de la actriz. Akim Tamiroff realiza un pepel breve de siriviente del embajador español. La dirección cohesiona la obra y la eleva a la categoría de gran drama de época.

Una de las películas más y mejor recordadas de la actriz. Exalta la fortaleza y la independencia de una mujer ejemplar, que se enfrentó a convenciones sociales, prejuicios y tabús de su tiempo.
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28 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
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