Violencia en una cárcel de mujeres (1982)

Normalmente soy bastante condescendiente con las películas eróticas porque tienen un presupuesto modesto y no tienen mayor aliciente que enseñar carne para que el personal se autosatisfaga. Sin embargo esta película es bastante irregular y tiene demasiadas chapuzas.

En esta cárcel hay escaramuzas cada dos por tres. Parece más un patio de recreo que una prisión. Las dramatizaciones están exageradas (ver spoiler). Las torturas son también muy exageradas ¿Los familiares no iban a darse cuenta en las visitas de los moratones, desollones, etc.?
Luego pasada una hora, hay un giro de guión que le da un poco de sentido a la historia, pero que quizás llegue algo tarde.

Ni siquiera el exotismo de Laura Gemser, la Emanuelle negra, consigue levantar la película. 'Sadomanía (La cárcel del sexo)' de Jesús Franco está bastante mejor.

Pese a prodigarse prioritariamente en subgéneros terroríficos y fantásticos, ésta no sería la última incursión de Bruno Mattei en subproductos eróticofestivos de explotación carcelaria femenina. De hecho ni siquiera había de ser el último en que contara con la inolvidable Emmanuelle de Laura Gemser. Aunque no obstante el folleteo termine solapado sobremanera por la violencia -el título no miente al respecto- y un gore marca de la casa, en especial con cierta escena de tortura que despunta en repugnancia y para la que más se nota el ensañamiento gráfico de Mattei.
No sé hasta qué punto sería sensato considerar la posibilidad de que en la cabeza de quienes gestaron este despiporre prevalecería la pretensión de usar cotas de sadismo desmesurado, de forma que lo único que esta nueva entrega del personaje homónimo que crease Emanuelle Arsan comparta con su protagonista sea el nombre, tratándose simplemente de otro film carcelario, un gratuito cocktail de abusos, vejaciones (y algo de erotismo) para una ardida Emanuelle infiltrándose para Amnistía Internacional (¡¡!!) como reclusa dentro de una cárcel sólo para mujeres -drogadictas y prostitutas- sometidas flagrantemente por sus guardias (tambien mujeres), soplonas y compañeras sadomasoquistas.
Desde luego resulta ser más entretenida que 'Brubaker' (1980, Stuart Rosenberg). Aunque si te empalmas viéndola deberías ir para que te examine un especialista.