Wreckers (2011)

"Wreckers" es una película cuyo argumento se puede escribir con una sola frase. Sin embargo, se vuelve compleja a medida que los personajes van abriéndose y descubriendo los secretos que esconden hasta a sí mismos. Dawn y David (Claire Foy y Benedict Cumberbatch), la joven pareja que vive instalada en una casa en el campo en un pueblo (donde pasó su infancia y juventud David), recibe la visita de Nick (Shaun Evans), el hermano perqueño de David, un chico algo problemático y traumatizado por su pasado al que acogen y al que Dawn coge mucho cariño.

Sin embargo, la llegada del hermano empieza a "despertar" en David sentimientos encontrados y secretos del pasado que van transformándolo hasta volverlo un completo desconocido a los ojos de Dawn. Tal vez la idea de volver a estar juntos los dos hermanos ponga en evidencia la imposibilidad de convivir. Además, la tensión entre la pareja se va acrecentando por el deseo de ser madre de ella que está tardando en cumplirse.

El resultado es una cinta carganda de tensión y de emoción, de mentiras y verdades a medias, que ponen de manifiesto la complejidad de las relaciones humanas (en este caso, sentimentales y familiares). Bellos paisajes sirven de telón de fondo al estado de ánimo de unos personajes creíbles y humanos, que cargan a su espalda mochilas llenas de sombras y de culpabilidad con las que están obligados a convivir. Interesante relato que cuenta con el gran trabajo de sus protagonistas, empezando por la sutil y emotiva interpretación de Claire Foy y siguiendo por la intensa y contenida actuación de Benedict Cumberbatch, cuya transformación tanto física como psicológica es clave para entender su "tormenta" interior, sin olvidar la aportación de Shaun Evans, como Nick, por momentos extrovertido y, en otros, traumatizado.

Una historia muy intimista y de fuego lento, pero de muy interesantes y amplificadas implicaciones. La dirección y la fotografía van acordes con la producción. El ritmo es bueno y el guión ofrece más de una lectura en su ambigüedad argumental y moral. Los actores están geniales, sobresaliendo una Claire Foy tan vulnerable como imponente. Una mujer que es capaz de hablar sólo con la mirada. Más de uno se va a quedar reflexionando al final.