Asalto a Tombstone (1953)

Escribíamos no hace mucho acerca de Ray Nazarro, hombre probo y servicial, adicto al western, cuyas prestaciones dependían en gran parte del guión. Asalto a Tombstone está más vista que el TBO: pistolero redimido al que su hermano quiere mezclar en un asalto a la típica diligencia de la Wells Fargo. Por en medio anda el sobrino despistado, hijo del hermano huido de la cárcel y que lleva a mal traer al pobre arrepentido, cuyo único deseo es casarse con la sosa Helen Westcott y fundar un hogar. Aunque tópica, Nazarro no pierde el tiempo, y encapsula en 75 minutos unas vibrantes escenas de acción, sin endilgarnos diálogos destinados a rellenar los huecos.
El cuadro actoral es difuso. Tenemos como galán al inexpresivo George Montgomery, vinculado siempre a la serie B, o incluso C, estrella de westerns de poca monta y alguna hazaña bélica. Alto y apuesto, sus prestaciones artísticas eran de lo más justito. A su lado, el inefable Tab Hunter, recién fallecido a los 86 años, que nos intentaban vender como James Dean de tercera división, al tiempo que ocultaban celosamente sus tendencias sexuales, al estilo Rock Hudson. Su papel es antipático y él no lo sabe defender bien. John Dehner, secundario de toda la vida, compone un malvado impecable, y hasta sale Jack Elam, el del ojo que miraba contra el gobierno, en su papel habitual de villano traicionero y letal. Recibe su merecido, cómo no. Ya hemos hablado de la sosa Helen Westcott, que hizo poco y no demasiado distinguido.
En suma, un western que satisfará, moderadamente, a los sospechosos habituales. Gracias a la 2 por cuidarnos en sus matinales.

" Un pistolero reformado es peor que un alcohólico rehabilitado".

Agradable western de pura serie B, dirigido por el artesano Ray Nazarro, autor de varios westerns más de parecido pelo, esto es, que se ven sin problemas y se olvidan con la misma facilidad. Además, algunos de ellos con el mismo protagonista, un simpático (por lo bien que me cae) George Montgomery, antiguo boxeador y actor normalito pero con prestancia.
Aquí el guión a cargo de seis manos está bien, con diversas situaciones no demasiado creíbles, aunque sí verosímiles, que incluye a un personaje histórico: Wyatt Earp, sheriff de Tombstone y uno de los hombres que tuvieron el ya famoso mítico duelo en O.K. Corrral. Aquí la historia es otra e inventada, pero como el ritmo es constante y los intérpretes "secundarios" lo hacen muy bien (atención a un Tab Hunter muy jovencito), pues todo resulta funcional y finalmente, que es lo principal, francamente entretenido.
Así, se pasan menos de ochenta minutos de forma amena, resultando el film un claro ejemplo de lo que hacía Hollywood en sus años de más o menos esplendor.
Está bien.

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