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En busca de Ricardo III (1996)

En busca de Ricardo III
112 min.
7,0
1.690
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Trailer (INGLÉS)
Premios
1996: Premios Independent Spirit: Nominada al Truer Than Fiction Award
1996: Sindicato de Directores (DGA): Mejor director / Documental
7
¡A horse! ¡A horse! ¡My Kingdom for a horse!
Bastante pobre como adaptación de la obra de Shakespeare "Ricardo III", pero excelente a nivel global como enérgico documental sobre el genial dramaturgo inglés y su genial obra.

Sorprende esta incursión del brillante actor Al Pacino como director, en este original documental. Que no adapta en su totalidad pero sí analiza la enrevesada obra de Shakespeare de manera amena, la explica didácticamente y la homenajea satisfactoriamente.

Por otra parte, aunque "Ricardo III" no es en mi opinión una de las mejores obras del cisne de Avon, me es inevitable pensar que si Pacino se hubiese limitado a rodar una adaptación de la obra, el resultado hubiese sido lamentable, viendo la poca fuerza y el pobre nivel interpretativo que se consigue en las pocas escenas que se representan de la densa obra teatral. Muestra de ello es por ejemplo la escena entre Ana y Ricardo que a pesar de estar interpretada en "Looking For Richard" por dos de los mejores actores de los últimos tiempos (como son Winona Ryder y Al Pacino) no alcanza el nivel de la gloriosa escena que escribió Shakespeare. Lo mismo se puede decir de la muy teatral escena, que Pacino rueda desastrosamente en plan videoclip, en la que los fantasmas de sus víctimas atormentan en sueños a Ricardo mientras animan a su rival Richmond en la víspera de la batalla.

Pero, por suerte o por desgracia, "Looking for Richard" no pretende ser una versión de "Ricardo III" y resulta divertida e interesante. Una película hecha por y para fans de William Shakespeare, aunque recomendable también para los que (inexplicablemente) no lo son.
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17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Looking for Shakespeare
Como es bien sabido, Shakespeare siempre ha sido y siempre será una recurrente fuente - acaso inagotable - para el cine, puesto que sus obras contienen sexo (implícito en origen dramático pero pronto explicitado en adaptaciones cienamtográficas como la curiosa "Titus") y sangre. No obstante, no nos encontramos ante una película en que estos elementos tan comerciales hayan sido explotados. No. Más bien, esta joya cinéfila, destila amor a Shakespeare por todos lados, en cada fotograma, en cada minuto del metraje. Es una carta de amor a Shakespeare firmada o filmada, con cariño y admiración, por Al Pacino (sí, el mismo, el bailarín ciego). Aquí lo que prima es que el espectador sienta a Shakespeare palpitando en su interior, latente, corriendo por sus venas, identificándose con sus sentimientos.

Debido a los objetivos de esta magna obra, hubiera sido fácil (incluso lógico) que Pacino tomara la posición del resabido profesor que trata de enseñar a sus estúpidos e inferiores alumnos. No obstante, en un brillante ejercicio de humildad (¿quién no se siente minúsculo al dialogar con Shakespeare, REY del sentimiento?), Pacino se pone en un plano de igualdad con el espectador demostrando también su incondicional admiración por el bardo, y trata al espectador con el cariño de una madre...sólo que esta madre, por la noche, al venir a arroparnos, nos lee historias de Shakespeare.

La palícula empieza y acaba (a modo de "leit motiv" shakespeariano) con el famoso monólogo de Próspero en la obra "La Tempestad", que de alguna manera le sirve a Pacino para arrastrarnos a una reflexión de la obra de Ricardo III, o todas las obras de William y, por ende, a una reflexión sobre la vida. En definitiva, esta obra no viola a Shakespeare (a diferencia de muchas realizadas sobre él o sobre Jane Austen), sino que nos lo muestra de forma sencilla para librarnos de posibles prejuicios.

Esta película no adapta Ricardo III, como ya se ha podido deducir, sino que se encarga de enseñarnos el proceso de entender la obra de Shakespeare, proceso por el que pasan los actores. De hecho, esta obra, tal vez, sea una especie de muestra de los entresijos de la caracterización de un personaje que ha de ir depurando cada actor. Prueba de ello es la repetición de escenas, mostrándose un juego originalísimo de muñecas rusas en que gradualmente se pasa de una interpreación tosca a una fina y emocionante interpretación de Pacino en que vemos la esencia misma de la interpretación, en la que palpamos la esencia misma del sentimiento. El resto de actores (actorazos), aunque en segundo plano, también hacen un loable papel.

En fin, no me extiendo más; creo que sobra comentar nada respecto de la obra Ricardo III, ya que es bien conocido que versa sobre mentiras, ambiciones, conspiración...y amor, amor floreciente y amor marchito, todo esto contado con la innovación de un artesano del cine.
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13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
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