El tren fantasma (1941)

"The Ghost Train" es una nueva versión de la comedia de misterio y fantasmas perdida de 1931 de Walter Forde, dirigida por él mismo y filmada en un estudio en Shepherd's Bush cuando el London Blitz estaba en su apogeo. Está protagonizada por dos populares comediantes del Music Hall, Arthur Askey y Richard 'Stinker' Murdoch que, en algunos aspectos, se asemejan a la pareja estadounidense Abbot & Costello. Está basada en la obra de 1925 del escritor Arnold Ridley al que se le ocurrió la idea de esta historia mientras estaba en el andén de la estación Mangotsfield, cerca de Bristol. La estación está rodeada por vías por tres lados, y frente a él había un banco de tierra que reflejaba los sonidos de los trenes que avanzaban por las vías al otro lado de la estación, haciendo que pareciera que venía un tren que nunca llegaría.

El comediante Tommy Gander (Arthur Askey) tira del cable de emergencia del tren para detenerlo y poder recuperar su bombín que se cayó por la ventana; este retraso hace que los otros siete pasajeros se enojen con él porque se quedaron varados en el remoto cruce de Fal Vale en Cornwall, ya que el tren con el que debían hacer una conexión partió y otro tren no llegará hasta dentro de nueve horas. Obligado a pasar la noche en la estación, durante una fuerte tormenta, el antipático jefe de estación Saul Hodgkin (Herbert Lomas) intenta que se vayan. Cuando no puede, les cuenta una aterradora historia de fantasmas sobre el trágico incidente del Tren Fantasma que tuvo lugar cuarenta y tres años antes, en el que un jefe de estación anterior sufrió un ataque cardíaco y dejó un puente abierto, lo que provocó que un tren a toda velocidad se estrellara contra el río y ahora ese tren fantasma pasa por la estación todas las noches y todos los que lo ven están destinados a morir.

La película mezcla el género de comedia con el de misterio y fantasmas sin que el resultado de la combinación resulte convincente. La trama no está bien resuelta en su tramo final y la presencia constante del cómico Arthur Askey con sus payasadas termina por resultar pesada, irritante y poco adecuada al tipo de historia que se intenta contar. Los elementos de terror son lo mejor de la película pero, desgraciadamente, son breves y no constituyen la parte principal de la trama.