Más fuerte que el orgullo (1940)

Película realizada por Robert Z. Leonard. Se basa en la novela "Pride And Prejudice" (1813), de Jane Austen, adaptada por Aldous Huxley y Jane Murfin. Se rueda en Stamford (Lincolnshire) y los MGM Studios. Gana un Oscar (decoración interior). Producida por Hunt Stromberg, se estrena el 26-VII-1940 (EEUU).

La acción tiene lugar en el condado de Hartfordshire, del soreste de Inglaterra, donde se sitúan las localidades imaginarias de Longbourn, propiedad rural donde reside la familia Bennet, Netherfield Park, propiedad vecina alquilada por Charles Bingley, Lucas Lodge, residencia de la familia Lucas, y el pueblo de Menyton. Longbourn está a una milla de Menyton. El Sr. y la Sra. Bennet son padres de 5 hijas casaderas: Jane (Maureen O'Sullivan), Elizabeth (Greer Garson), Lydia (Ann Rutherford), Kitty y Mary. En la novela la acción tiene lugar en torno a 1800, en el film se adelanta a 1835/40 para poder usar un vestuario más ostentoso.

La película, una comedia dramática, satiriza con amabilidad las costumbres de la burguesía rural de principios del XIX. Narra la historia familiar de los Bennet, que se ven enfrentados a la necesidad de casar a sus 5 hijas ante la pérdida del patrimonio familiar que se producirá al fallecer el padre, cuyos bienes serán heredados, según disposición testamentaria del abuelo Bennet, por sus descendientes varones. El relato traspira encanto, ternura y fascinación, y mantiene un tono permanente de fina ironía. El conjunto sobresale por el acierto de la decoración, unos personajes bien construidos, el choque de géneros, una acertada combinación de enredos, ambigüedades y malentendidos y la presencia de personajes extravagantes, como el oportunista Collins, la presumida Lady Catherine de Bourgh, la locuaz Sra. Bennet. Elizabeth "Lizzi" Bennet, "alter ego" de Jane Austen, de 20/21 años, segunda de las hermanas, aficionada a la lectura y la música y de carácter independiente, tiene una personalidad fuerte e indomable. Su choque con el Sr. Darcy, vanidoso, rico y con prejuicios sobre las familias rurales, da lugar a una temprana guerra de sexos con sátiras hilarantes sobre el clasismo y la presunta superioridad masculina. La novela de Austen ha sido adaptada en varias ocasiones a la pantalla ("Orgullo y prejuicio", 2005) y a la TV. Ha inspirado personajes como el de Bridget Jones. Son escenas destacadas del film la clase de tiro con arco, la carrera de coches y el baile. Se cita a Edmund Burke, uno de los autores preferidos de Austen.

La música, de Herbert Stothart, aporta calidad, nivel y gracia, al relato con una partitura variada, de pasajes románticos, jocosos, alegres y dramáticos. Añade valses, polcas y mazurcas en el baile, la canción "Flow Gently, Sweet Afton" y fragmentos de Elgar y Mendelssohn. La fotografía, del mítico Karl Freund, crea composiciones notables, encuadres precisos, aproximaciones en 2/3 planos sucesivos. Acaricia el rostro de Garson y extrae comicidad visual de cada movimiento de Collins.

Vaya por delante una aclaración: si os gusta la novela «Orgullo y Prejuicio» es muy posible que no os guste esta adaptación. Aunque mantiene el esquema básico del libro, ofrece una nueva visión del clásico de la literatura: recorta pasajes, transforma situaciones y lo que Austen concibió como historia de amor, Robert Z. Leonard convierte en comedia con un trasfondo de romance. En mi opinión, todo un acierto.

Así, «Más fuerte que el orgullo» resulta ser una película muy entretenida, con un ritmo constante y sin apenas concesiones a la pasión amorosa; el amor aquí es divertido, es ameno, es ingenioso y se desarrolla sin grandes dramas a través de diálogos inteligentes. Acompañando a la pareja protagonista, encontramos además a un plantel de personajes secundarios hechos por y para cargar a la historia de mayores dosis de humor, lo que por supuesto consigue.

Porque la gran baza de la película es sin duda el humor. Inteligente, irónico, ácido y sarcástico; un humor elegante, de ese que no necesita ni palabrotas, ni burradas de toda clase ni elementos escatalógicos para provocar la risa. Como telón de fondo, la alta sociedad, con sus manías, sus costumbres y sus anhelos, vistos con condescendencia pero con mucho sentido del humor.

Y si encima el señor Darcy es nada más y nada menos que el señor Laurence Olivier, no se puede pedir más. Todo un lujo y todo un actorazo que domina la escena como muy pocos. Un señor Darcy, por cierto, mucho más seductor, más simpático y menos orgulloso de lo que estamos acostumbrados.

En definitiva, un buen ejemplo de cómo hacer cine clásico con estilo y una muy buena opción para pasar una tarde agradable. Yo personalmente, me lo pasé genial.