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El gran vals de Strauss (1934)

El gran vals de Strauss
80 min.
5,4
253
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Sinopsis
Mientras su padre, Johann Strauss (Edmund Gwenn) disfruta del éxito como compositor y director de su propia orquesta, su hijo Johann Strauss II (Esmond Knight), es reprimido para que no siga empeñado en ser también un músico, y hasta su novia Resi (Jessie Matthews), lo prefiere de panadero más que compositor, quizás porque teme perderlo. Pero, Johann II lleva la música en la sangre... y cuando consiga imponer su celebrado Danubio Azul, muchas cosas van a cambiar. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Romance Biográfico Música Siglo XIX Melodrama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Reino Unido Reino Unido
Título original:
Waltzes from Vienna
Duración
80 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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3
La historia del joven Strauss.
La historia de Johann Strauss por Hitchcock. Un joven músico menospreciado por su padre se plantea abandonar su pasión y dedicarse al trabajo en una panadería.

Musical simplificado. Tonto ejercicio humorístico. Reducción histórica mutiladora. Superficialmente estupida. Comedia fallida. Biopic injusto.

Deambulando entre géneros. Nada destacable a la vista. Al oído, gritos de auxilio de su director.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Así nacería un vals inmortal
Principalmente conocido por la Marcha Radetsky y por el vals Lorelei Rhein Klänge, el austriaco Johann Strauss (1804-1849), era ya un notable compositor cuando se casó con Maria Anna Streim en Viena. Pero, debido a sus constantes viajes por el extranjero, la relación fue bastante inestable y más cuando el compositor convirtió en su amante a Emilie Trampusch con quien, uno tras otro, tuvo ¡seis hijos! Cuando se enteró del hecho, Maria Anna, solicitó de inmediato el divorcio y esto favoreció al hijo de ambos, Johann Strauss II, quien por fin pudo estudiar música, ya que su padre venía frustrando su aspiración. Años después, rivalizaría con él por el resto de su vida, pues, Johann II impuso su criterio… y no tardó en demostrar que tenía tan inmensa inspiración, que consiguió eclipsar y ser más reconocido mundialmente que su propio padre.

Sus diferencias se acrecentaron cuando, Johann II, decidió apoyar la causa revolucionaria de 1848 con la que, la continuidad del imperio, se vio seriamente amenazada. Como era de esperarse, el emperador le denegó cualquier apoyo, y hasta fue puesto preso cuando, cierto día, interpretó en un lugar público La Marsellesa con el ánimo de fortalecer la causa revolucionaria. Pero, cuando Ferdinand I abdicó y fue sucedido por Franz Joseph I, la relación con el nuevo monarca fue tan cordial que hasta compuso, para él, una serie de marchas patrióticas.

Autor de operetas, polkas, marchas y valses imperecederos como Diarios Matutinos, Rosas del sur, El vals del emperador, Sangre vienesa… y, por supuesto, An der schönen blauen Donau (En el bello Danubio azul) op. 314 [1867], la vida de este compositor era inevitable que también interesara a los directores de cine, y fue con un guion de Guy Bolton y Alma Reville que, el director Alfred Hitchcock, decidió contarnos acerca de la rivalidad entre Strauss padre y Strauss hijo… de como fue que surgió el inmortal Danubio Azul… y que pasó durante el noviazgo que el joven compositor sostuvo con su segunda esposa, Angelika Dittrich, una mujer caprichosa, indiscreta y sorda para la bella música que, en el filme, queda magníficamente retratada, aunque su nombre se cambia a Resi.

Su película número 17, y aunque ya había logrado títulos tan sobresalientes como “The Lodger”, “The Ring” o “Blackmail”, con “VALSES DE VIENA”, Hitchcock vuelve a tener una obra que no complace plenamente como otras tantas de las que hizo en su período inglés, no obstante que hay escenas y composiciones de imágenes que dan cuenta de un verdadero artista.

Entre lo que no favorece a la película: Pequeños baches en la edición; algún trastabilleo de cámara; protagonistas harto temerosos y casi unidimensionales en sus expresiones emotivas; Fay Compton en una escena leyendo el apuntador… y suficientes planos que nos hacen cogerle tirria a Thérèse (Resi) para, luego, conducir la historia hacia un desenlace que no resulta lógico… no obstante que, en la vida real, así fue la cosa que tan poco duraría.

Pero, a su favor, el filme tiene momentos muy significativos, como la escena de la panadería cuando las acciones de los empleados inspiran al compositor; también el estreno público de “En el bello Danubio azul” resulta muy emotivo; y el encuentro del joven Strauss con Helga von Stahl en su apartamento, es bien apasionante… aunque no se resuelve como llegamos a desear.

En fin que, “VALSES DE VIENA”, tiene sus altas y bajas, pero, con todo, considero que resulta interesante. Reconocimiento para Edmund Gwenn (Strauss senior), por su fuerte carácter; Frank Vosper (Gustave), el marido que sueña pasando por la espada a los rivales que le pone su esposa; y Marcus Barron (Anton Drexler), el hombre influyente que siempre está en la jugada para favorecer los intereses del talentoso Johann Strauss II.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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