Alfred Hitchcock presenta: Venganza (TV) (1955)

Yo que soy viejo y pellejo recuerdo haberla visto hace un millón de años. Hace un millón de años me atrapó y me dejó marcado para los restos. Venganza es el primer episodio de una de las series míticas de la televisión de antaño ¿Cuánto valdría esta serie en nuestros días?. Posiblemente no tenga precio. El prota de El beso de la muerte y la la prota de Falso culpable hacen una demostración de talento. Una demostración de que en 25 minutos te puedes volver loco. El paso del tiempo no ha mermado para nada la maravillosa locura colectiva. Genial locura.

335/13(/14/09/21) Momento cumbre en la Historia de la televisión fue el estreno de este episodio para la CBS, con el que nació la primera gran serie catódica (avanzadilla de la siguiente y mítica “The Twilight Zone” con mucho copiado de esta, siendo también antología de apenas 25 minutos, serie de antología de misterio con presentación del creador) este capítulo fue el primero de la legendaria serie “Alfred Hitchcock presenta”, tantas veces imitada a lo largo de los tiempos. Hitchcock en la cumbre de su éxito fílmico (venía de regalarnos la mítica “La ventana indiscreta), fue un pionero y valiente e introduciéndose en un medio denostado por el mundillo del cine (sobre todo porque le hacía competencia), poniendo su nombre, persona y talento como reclamo para el espectador en su hogar, su persona con su silueta de perfil en cinco trazos (dibujada por él mismo) en los créditos (adornados por la pegadiza y ya indisoluble a la serie la música de 'Marcha fúnebre por una marioneta' del francés Charles Gonoud), añadiendo la presentación y cierre cómico de cada episodio, amén de dirigir 17 de los 268 capítulos de la serie, entre ellos este notable primero “La venganza”.

Capítulos de misterio y suspense que en conjunto son un deleite del que han bebido infinidad de gente del medio, formando parte de la cultura popular universal, y nada mejor que ser el icono de la serie el que dirija el de inicio, ello a partir de un brillante y reflexivo guión de Francis M. Cockrell, adaptando una historia de Samuel Blas, relato de marcado carácter oscuro, sombrío, desesperanzador, y con una conclusión cortante, de las que deja mal cuerpo. Manejando una tensión penetrante y asfixiante, en una punzante miscelánea entre el hábil trabajo de cámara (con sensacionales fuera de cámara, así como emocionales primeros planos), y las vigorosas actuaciones, un estupendo Ralph Meeker (“El beso de la muerte”), pero sobre todo de una formidable Vera Miles (“Falso Culpable”), donde el Maestro del suspense da una gran lección de cómo atraparte en apenas 25 minutos con un desarrollo ágil, tenso y muy dramático, donde las dudas y dilemas morales te acucian, haciéndote pensar qué harías tú en lugar del marido, con evolución de personajes, con escenas que te atrapan y todo coronado por un final que desgraciadamente se ha copiado en muchas ocasiones, pero este es el original, y seguro provocó muecas incómodas en millones de espectadores en su momento.

La primera presentación de Alfred Hitchcock: “Buenas noches. Soy Alfred Hitchcock, y esta noche presento la primera de una serie de historias de suspenso y misterio que se llama, por extraño que parezca, Alfred Hitchcock Presents. No actuaré en estas historias, solo haré apariciones, algo en la naturaleza de un accesorio antes y después de cada historia, para presentar el título a aquellos de ustedes que no saben leer, y recordar los hechos a aquellos que no los comprendan. La obra que hoy les presento es una pequeña y dulce historia, se llama “Venganza”, seguirá con... (mira hacia su izquierda), ah, los actores no estarán listos hasta dentro de sesenta segundos. Aunque gracias a la notable previsión de nuestro equipo, todo quedará resuelto sin ningún tipo de problema” (fundido y al episodio).

El ingeniero Carl (Ralph Meeker) y la bailarina de ballet Elsa Spann (Vera Miles) son un matrimonio recién mudado a un parque de caravanas para vivir una vida más libre de estrés después de una crisis nerviosa de ella. Ambos parecen estar acomodándose, Elsa, ansiosa por hacerlo bien, decide hornear un pastel mientras Carl está en el trabajo. Elsa tiene una breve charla con una amable vecina, la Sra. Ferguson (Frances Bavier), antes de tomar el sol en bikini frente a la caravana.

Este es un thriller con claros tintes psicológicos que puede ganar a cada nuevo visionado por los matices, la hondura de los personajes, por lo que se dice y luego se insinúa, dejando al espectador en un mar de ambigüedades en su final que entra en temas que no quiero hablar para no hacer spoiler, pero que difícilmente se te olvidará tras verlo.

Visualmente el episodio es cautivador. El comienzo resulta turbadoramente sensual, sobre todo para el contexto. Primero tenemos primeros planos de los esposos encarnados por Miles y Meeker abrazándose y besándose para despertarse, esto es el aperitivo, pues cuando se marcha el marido la vemos a Vera ataviada únicamente con una camisa blanca del esposo mientras charla con la vecina en la caravana, ello con la cámara a baja altura, teniendo en priemr plano las bellas piernas de la rubia, salen afuera y Vera se quita la camisa y dejas ver su escultural cuerpo en bikini, tumbándose en una hamaca para tomar el sol, mientras la vecina la observa lujuriosamente (lesbianismo?), la cámara a modo de visión de la mencionada vecina se pasea lentamente por el esbelto cuerpo; Entonces se produce una elipsis y vemos al marido llegar a la caravana, la cocina tiene mucho humo, saca un pastel quemado del horno, abre la puerta del dormitorio y encuentra a Vera tirada en el suelo, esto fuera de campo, sentimos el horror por la mirada aterrada de él, la coge y tumba en la cama, y vemos a la mujer en estado semi-catatónico Hitchcock parece disfrutar convirtiendo en demente a Vera Miles, pues al año siguiente lo hizo en “Falso Culpable”), ella solo acierta a decir ‘Me han matado’, esto en un absorbente y desgarrador primer plano, entre líneas hay que entender que la han violado, y de su mano en primer plano vemos que tiene una flor apretada. Todo un alarde de inteligencia estética puesta al servicio de provocar sensaciones en el espectador.