Silencio (2018)

En el año 2004 la realizadora Lorena Villarreal debutaba con ‘Las lloronas’, una personal visión a la popular leyenda mexicana, ahora tras catorce años consigue estrenar su segundo largometraje, ahora con un thriller con tintes fantásticos que se ubica en la denominada Zona del silencio.

La historia inicia en el año 1970, un científico llamado James White (John Noble) y su joven asistente, Peter (Nic Jackman), realizan investigaciones en la zona del silencio, lugar donde un misil de prueba cayó accidentalmente conteniendo cobalto, cuando James toma accidentalmente con su mano una piedra con una fuerte carga radioactiva, ambos se transportan en el tiempo una semana atrás, justo al momento previo en que parte de la familia de James sufre un accidente en la misma zona.

En el lugar, James consigue llamar la atención de una sus nietas, Ana, pero no logra impedir el incidente donde fallece su hija, yerno y otra nieta. Algunos años después, Ana (Melina Matthews) es una psiquiatra y vive junto a su hijo y su abuelo, quien ha negociado con un tipo (Hoze Meléndez) entregarle una piedra de cobalto, pero al serle imposible recordar el lugar donde la enterró, el hombre secuestra al pequeño hijo de Ana pidiendo a cambio obtener la piedra.

El principal problema al que se enfrenta ‘Silencio’ es a una absoluta falta de rigor en varios aspectos de su realización, desde un guion donde se presentan descuidos injustificados, así como la imposibilidad de la realizadora de darle el tono justo a su relato, el cual navega durante todo el metraje sin rumbo fijo.

La película está llena de situaciones que carecen de coherencia, la temporalidad de la historia y la lógica interna del relato es violentada casi a cada secuencia sin el menor pudor, el problema es que el tono mostrado es siempre serio, por lo que la posibilidad de la parodia queda anulada y solo queda un relato anómalo y fallido.

La historia que se narra es rica en situaciones que podrían dar a lugar a momentos llenos de tensión pero todo es desaprovechado sin conseguir algún momento realmente emotivo, por el contrario, todo se trata de encubrir el giro final para que quede algún espacio para la sorpresa, pero cuando el momento llega, lo único que queda en el espectador es tedio.

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Un extraño mineral. La posibilidad de cambiar tu pasado, o el de los tuyos, aunque a un alto precio. Lorena Villarreal nos obsequia con un interesante filme de intriga, con elementos de ciencia-ficción, fantasía y thriller, que sin embargo explora, dramáticamente, la capacidad de sacrificio de los personajes por sus seres queridos. A todos les mueven sentimientos altruistas, no la codicia, ni el poder, sino el amor, aunque ello suponga la muerte de otros. Unos atajos de guión desde el inicio - el paciente que ve espíritus - para evitar situaciones más mundanas y una intensa y sorprendentemente violenta parte final, aunque la historia, en sí, tiene suficiente solidez y despierta el interés a cada paso que da, con momentos de gran intensidad emocional. Una dirección elegante. También disfruta de un gran elenco, con un John Noble que es un regalo para cualquier aficionado al cine y una BSO magnífica, que sabe crear los ambientes que la directora busca.

Buen filme. Se ve con interés hasta el último minuto. Y una magnífica resolución.