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Cuarenta pistolas (1957)

Cuarenta pistolas
79 min.
6,9
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Disponible en:
free
Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Jessica Drummond (Barbara Stanwyck) es una despótica terrateniente que gobierna el condado de Cochise, en Arizona, con un grupo de hombres armados a sus órdenes. Un día aparece por sus tierras Griff Bonnell, un antiguo pistolero al que han nombrado sheriff. (FILMAFFINITY)
Género
Western
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Forty Guns
Duración
79 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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7
Jessica y los 40 pistoleros
Uno de los dos únicos westerns de Fuller. La obra fue escrita, producida y dirigida por el autor. Las 40 pistolas constituyen una evocación caústica de la leyenda de los 40 ladrones.

La acción tiene lugar en 1881 en una pequeña ciudad del Condado de Cochise (Arizona). Narra la historia de una terrateniente, Jessica Drummond (Barbara Stanwyck), que domina el Condado con el apoyo de 40 pistoleros. Las cosas cambian cuando llega a la ciudad un nuevo sheriff. La narración toca temas humanos trágicos como ceguera, viudedad, orfandad, odio, traición, muerte, etc., y fenómenos naturales tan violentos como el tornado. El autor pone al servicio del relato elementos narrativos que generan sentimientos de temor (la cabalgada inicial que se echa sobre la diligencia) o de rechazo(la exposición del cadáver del malvado Charlie Savage). Aborda el tema de la violencia mediante la figura inquietante del perverso Brockie Dummond (John Ericson), hermano incontrolable de Jessica, que llena el film, de principio a fin, de violencia despiadada, irresponsable y compulsiva. Otro tema que se trata es el de las relaciones de superioridad de Jessica sobre los componentes de su desmedida guardia de pistoleros y sus deseos de dominar, también, a Griff. Éstos entran en conflicto con las aspiraciones de Griff, según dice explicitamente y demuestra gestualmente (cuando con frialdad extrema indica a unos de los pistoleros que la recoga del suelo y la lleve al médico porque vive). Las relaciones entre los sexos, viene a decir, no se han de establecer en términos de lucha o competición, sino de igualdad.

La música aporta dos baladas originales, que adquieren gran relevancia y que constituyen el precedente del tratamiento de la melodía en los westerns italianos. Se hace uso de fragmentos de cuerda, solos de guitarra e interpretaciones orquestales. La fotografía presenta travellings soberbios como el del comedor de Jessica con 40 comensales. Ofrece frecuentes encuadres fragmentados (piernas, zapatos, rostro, etc.) y descripciones de tono épico (el andar solemne y firme de Griff haca el esbirro que le apunta con una pistola). El guión desarrolla la acción de manera que, pese a aparentar cierto desorden, ofrece una narración estilizada, coherente e iconoclasta de viejos mitos del westerns clásico. La interpretación de los dos protagonistas es convincente, especialmente la de Stanwycz, que alcanza, según algunos, una de sus mejores actuaciones. La dirección aporta espectacularidad, emoción, sorpresas e ironía.

Película innovadora, en ocasiones desconcertante, no apta para aficionados a los caminos trillados y de gran interés.
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41 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Por Mis Tachuelas...
Irregular western de Fuller, el gran Fuller, lastrada por un guión folletinesco que asalta la barrica de los tópicos del género hasta dejarla seca, pero de una manera peculiar, cierto es. No es el primer traspiés que contemplo de Fuller, el gran Fuller, todavía estoy intentando averiguar qué es lo que ven mis almas gemelas en Perro Blanco, y también repiquetea todavía en mi cabeza la decepcionante Yuma, lo que viene a demostrar que el western no era el género en el que mejor demostraba su cintura, Fuller. Pero sí que se trata sin duda de la mayor decepción que me he llevado con él si nos atenemos a la fastidiosa ecuación que incluye a las expectativas y la cruda realidad. Algunos bramarán que se trata de un western atípico y basarán en eso sus salvas, pero no, esas balas no llegarán muy lejos. Por que no se puede obviar ese atropellado guión, ebrio cual Dhul de tópicos, ni tampoco se puede obviar a la Stanwyck, la gran Barbara Stanwyck, más floja que recuerdo ver en pantalla, ni la falta de carisma absoluta que demuestra su partenaire, el tal Barry Sullivan. Y menos aún se pueden obviar esas dos baladas que cuelan con calzador y que rompen el ritmo parkinsoniano de la función y provocan el sonrojo de cualquiera con un mínimo de rock'n'roll en el pecho. Pero lo que desde luego no se puede obviar es el final más vergonzoso y almibarado que rodó Fuller en su vida, con el que no he reventado la pantalla del televisor de un pantuflazo por que hoy tengo el día tranquilo. Pero ésta se la guardo a Fuller, que pese a todo, salva el evento del desastre total regalando un buen puñado de planos y secuencias aisladas memorables y algún que otro diálogo digno y rescatable.
De todos modos, ésta te la guardo, Fuller, por mis tachuelas.
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25 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
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