arrow

El puente de Waterloo (1931)

El puente de Waterloo
81 min.
7,0
231
Votar
Plugin no soportado
Añadir a listas
Sinopsis
Un soldado canadiense destinado en Londres se enamora de una chica sin saber que es prostituta... (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance Bélico Drama romántico I Guerra Mundial Prostitución
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Waterloo Bridge
Duración
81 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
8
Melodrama del maestro del fantástico con interpretaciones de gran autenticidad
Estupendo melodrama, elegantemente concebido y brillantemente ejecutado, fue la primera película que dirigió James Whale en la Universal, entonces casi debutante, antes de convertirse en uno de los nombres fundamentales del cine fantástico. Realizada en 1931, poco tiempo antes de que el destructivo Código Hays entrara en vigor, es, sin duda, muy atrevida en su planteamiento.

El film transcurre en Londres, durante la Primera Guerra Mundial. Se respira un clima bélico. En uno de los constantes bombardeos que asolan a la población, Roy (Kent Douglas), un joven soldado apuesto y de familia acomodada, conoce a Myra (Mae Clark), una chica atractiva que apenas tiene recursos económicos para subsistir y pagar su alquiler. El se enamora de ella y se afana en ayudarla pero ella rechaza su ayuda.

La película transmite una humanidad en sus personajes y una naturalidad poco común. Whale utiliza planos medios muy largos que permiten movilidad a los actores y les da gran espontaneidad en las interpretaciones.
Hay dos momentos tremendamente impactantes, quitando el soberbio final con plano cenital incluído, que tiene a Mae Clark como protagonista. Uno de ellos está basado en la contención y el otro en el exceso. El primero de ellos es cuando se mira al espejo, se agranda el dibujo del lápiz de labios, se ensancha el escote y se perfuma, con un tono interior de profunda resignación. El segundo es un estallido de impotencia, rabia, una crisis de ansiedad en que Mae Clark se vacía como actriz, exponiendo al máximo. Toca la fibra.

Ha envejecido bastante bien, aunque quizá ha sido solapada por la versión dirigida en 1940 por Mervyn LeRoy. Sus 81 minutos pasan volando. La magnífica dirección de actores y la autenticidad en las interpretaciones son loables.
Recomendable a los seguidores del melodrama y el cine de los 30. Seguro que no se arrepentirán.
[Leer más +]
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Muy bien construida, por eso no envejece mal, sino que sorprende favorablemente que en 1931 se lograsen hacer este tipo de películas
Como referencia:

De las mas de 25 versiones que conozco de la canción “Nobody knows you when you are down and out” las mejores son aquellas que el/la cantante transmite la sensación de haber pasado tiempos difíciles, humillaciones y otros sufrimientos. La letra y el carácter triste y de queja que se llegue a dar en su interpretación, nos advierte de lo mal que se pasa cuando nadie quiere saber nada de tí, porque has caído en la pobreza y necesitas ayuda.

Pues lo mismo en esta obra: Un alma hermosa luchando contra la soledad, miseria, y otras difultades.
La actriz principal transmite muy bien estar agobiada por problemas económicos que le empujan a la indignidad.
Por otra parte, el protagonista masculino borda el papel de joven impulsivo e idealista, y así en general.

Se trata de una tragedia donde sobraría el glamour.

Sin embargo no le falta elegancia, ni tampoco intriga. La narración (sucesión de escenas y secuencias) es ágil y algunas situaciones, espontaneas e incluso realistas.
Teniendo en cuenta que es cine, pues se trata una película, y no de una tesis doctoral ni un documento firmado ante notario; de ahí que no han de considerarse como fallos, ciertas inexactitudes y licencias, pues convendría tomarla como una historia de amor imposible, y dado que “la realidad suele superar a la ficción” no hay problema en aceptar algunas exageraciones, pues en general está narrada con una conseguida sensación de realismo y autenticidad.

Como trasfondo tiene el enigma de que ciertas cosas, que en tiempos de paz ni se plantearían, en tiempos de guerra, cuando los acontecimientos se desarrollan mas acelerados y se aceptan otras circunstancias excepcionales, puedan funcionar bien.

Tanto en el Séptimo Arte como en otros aspectos (religión, por ejemplo) saber usar símbolos o mitos es fundamental, precisamente para transmitir información por otras vías aparte de las intelectuales. Es decir emociones.

Un detalle menor, pero que yo lo valoro: la sordera de cierto personaje, que en otras circunstancias resultaría una pelmada repetitiva para el espectador, está bien manejado. Confirma que Whale era un excelente director de teatro y cine. Y por el conjunto de su obra, no se le puede negar sensibilidad

Se le llegó a comparar con Orson Wells: de joven fue un gran dibujante y de adulto un gran pintor.
Antes de director de teatro fue actor y decorador. Sus éxitos en el teatro inglés (dio el empujón de salida al actor Lawrence Olivier) y luego norteamericano llamaron la atención de Hollywood, entre otros trabajó para Howard Hugues en los diálogos de las primeras películas sonoras. Tambien colaboró a que grandes actores europeos, como Claude Rains etc. tuviesen carrera en EEUU.
Puesto que venía del mundo del teatro, y no del cine mudo, brilla su capacidad de usar y aprovechar las capacidades del cine sonoro, (los ya mentados diálogos) pero es que además captó rápidamente las técnicas de filmación ya existentes. La representación visual del monstruo de Frankestein, convertida en icono cultural, es obra suya (cráneo plano, cicatrices, ropas que no son de su talla…)
[Leer más +]
Sé el primero en valorar esta crítica
Relaciones 1
Más información sobre El puente de Waterloo
Fichas más visitadas