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El único juego de la ciudad (1970)

El único juego de la ciudad
113 min.
5,3
86
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Fran es una corista de Las Vegas que mantiene un romance con Thomas, un hombre casado. Un día, Fran conoce a Joe, un pianista que pretende ganar dinero en el casino y progresar en su carrera musical. Tras entablar amistad, ambos deciden compartir piso, dejando bien claro que entre los dos no puede ocurrir nada. Finalmente, el roce hace el cariño y los dos acaban enamorándose. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Drama Romance Juego
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Only Game in Town
Duración
113 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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4
Los dados eran el vicio de él... Los hombres eran los de ella
Terminando de ver “The Only Game in Town” (1970) de George Stevens con Elizabeth Taylor, Warren Beatty, Charles Braswell, Hank Henry, Olga Valéry, entre otros. Drama basado en la obra de teatro homónima de 1968, escrita por Frank D. Gilroy, que también escribió en guión; y que 20th Century Fox compró por $550 mil antes de que la obra se estrenara en Broadway, y pagando a Gilroy $150 mil para escribir el guión; sin embargo, la obra de teatro no fue un éxito, ya que solo obtuvo 16 funciones. La acción sigue a una mujer que trabaja en La Vegas que tiene un amante rico y casado; y en la espera del divorcio, ella conoce a un pianista y jugador compulsivo, y se hacen amantes, compartiendo el apartamento de ella… hasta que algo más serio pasará entre ellos. Esta fue la última película de George Stevens, célebre director ganador del 2 Premios OSCAR por “A Place In The Sun” (1951) y “Giant” (1956) y del Premio a la memoria de Irving G. Thalberg en 1953; donde se nota su buen quehacer cinematográfico en su 3° filme dirigiendo a Taylor, donde el encuadre sobre ella nunca estuvo mejor en su edad madura. Técnicamente nada notable, salvo que es un filme de interiores, recordar que está basado en una obra de teatro, por momentos se siente algo claustrofóbica en alusión al encierro emocional de Taylor que no decide qué hacer con su vida sentimental, donde curiosamente veremos pocos días soleados, pues es una historia de “criaturas nocturnas” llenas de vicios. No es casual “el error” cuando ella sale del trabajo en Desert Inn al comienzo de la película, y su camino a casa no tenga sentido geográfico; pues ella se pasea por hoteles, capillas y casinos a kilómetros de distancia y en direcciones completamente opuestas; como queriendo el director mostrarnos algo del anhelo de la protagonista y de lo que veremos en el desarrollo del drama. Del reparto, como dato, debido a que Elizabeth Taylor quería estar cerca de su esposo Richard Burton, que en ese momento estaba filmando “Staircase” (1969) en Europa, ella exigió que esta película, con su escenario de Las Vegas, se filmara en París, Francia. El estudio estuvo de acuerdo, lo que aumentó considerablemente el presupuesto, ya que se debió recrear en París paisajes urbanos, casinos, apartamentos y supermercados detallados. Al final, después de 86 días de rodaje en París, la compañía tuvo que mudarse a la verdadera Las Vegas para rodar 10 días adicionales de manera intensiva. La Taylor nunca ha demostrado ser una mala actriz, y aquí demuestra todo su carisma en este drama romántico junto a Warren Beatty que es la tara del filme, y tal vez la única baza para verlo, pues entonces conformaban una pareja que muchos deseaban ver juntos, y en la cama…. Pero lamentablemente la película, como la obra de teatro, fue un fracaso de taquilla; de su presupuesto de $10,235.000, sólo recaudó $1.5 millones; muy seguramente debido a que es un drama muy teatral, con pocos escenarios, mucho interiores, de muy largo metraje, algo psicológico que llega a cansar y sin ningún giro inesperado, por lo que es un filme muy predecible. Por ello, para sacar algo de ganancia, el filme se llegó a proyectar en sesiones dobles en auto cinemas junto a la película de ciencia ficción “The Green Slime” (1968), y para más INRI, siendo incluida en 2º lugar de la marquesina. No fue suficiente en el trio Stevens-Taylor-Beatty, lo cual es una lástima, pero queda como el último filme de un director notable, y la dupla de 2 grandes y bellos actores.
“Los dados eran el vicio de él... Los hombres eran los de ella”... y solo siguieron siendo para ella después de este filme; mientras que el tema del casino, tan odiado por Beatty, lo haría notable en “Bugsy” (1991) ganando el filme 2 Premios OSCAR, y obteniendo 8 nominaciones, incluido mejor actor. ¡Ironías!
RECOMENDADA.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Última película de un grande, no conseguida.
Mítico director de películas imprescindibles para un gran aficionado al cine, incluso para un aficionado normal, no excesivamente cinéfilo. Pero no la tenía catalogada como obra de Stevens. No creo que fuese bien recibida por el público y la crítica.
Amor adulto de seres solitarios, no necesariamente perdedores pero que se les va escapando la vida entre los dedos. Se hacen adultos, mayores, y sus sueños no se han cumplido, ni en lo profesional ni en lo personal -afectivo, emocional-, y no saben cómo poner remedio a ello. La vida les lleva pero no controlan las riendas; es un caballo desbocado y no saben cómo pararlo.
La propuesta es interesante, muy de la época, pero le falta el punch de otras de aquella época.
La temática evoluciona hacia el juego vicioso de él, fanático de los dados. Ella parece ser una de las múltiples chicas que pululan por Las Vegas buscando no se sabe qué... Un amor, una oportunidad, su momento...
Desde el principio se vislumbra que su relación -su vida, su amor- va a ser un auténtico fracaso. No tienen la más mínima oportunidad. Es la crónica de un fracaso. De un fracaso en toda regla. Pero el derrumbe moral del personaje de él no va acorde a su deterioro. Ni su carácter se ve alterado, ni su 'gracia', ni su comportamiento. Me imagino a otros actores más capacitados que Warren Beatty para el papel. Por ejemplo George C. Scott, que le daría un tinta dramático mucho más acusado, pero claro, no hubiera congeniado a nivel de tensión sexual con Elizabeth Taylor, que está, como casi siempre, magnífica. Incluso en su madurez mantiene una guapura brillante y sensual.
Ella, por su parte, esconde el pasado amargo de una relación con un hombre casado que, obviamente, no va a dejar a su mujer, ni su trabajo, ni su vida por ella. Pero parece que puede salir bien...
Tiene toda la pinta de proceder de una obra de teatro, como expone muy bien el otro comentario a esta película, bastante mejor que éste en todos los sentidos, más profundo y completo.
No me parece una gran película. Ni mucho menos. Es estereotipada, poco creíble, demasiado larga para lo que propone, un poco fuera de lugar y algo tediosa. La música no acompaña y las escenas de amor no son lo suficientemente intensas como para conmover o provocar una emoción sincera. La lucha de ella por elegir un amor, entre el mayor que le da seguridad y status y el joven que le proporciona emoción y vitalidad, tampoco está bien narrado. No está conseguido. Además fue la última película de Stevens, un director que filmó, al menos, dos obras maestras de todos los tiempos: Un lugar en el sol (1951), y Raíces profundas (1953).
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