arrow

Oslo, 31 de agosto (2011)

Oslo, 31 de agosto
95 min.
7,1
4.224
Votar
Plugin no soportado
Añadir a listas
Tráiler HD (NORUEGO con subtítulos en ESPAÑOL)
Ver 2 más
Sinopsis
Anders está a punto de acabar un tratamiento de desintoxicación en un centro rural. Como parte de su terapia, una mañana va a la ciudad a una entrevista de trabajo. Aprovechando el permiso, se queda en la ciudad y se encuentra con gente que hacía mucho tiempo que no veía. Es un hombre inteligente, guapo y de buena familia, pero se siente profundamente perturbado por las oportunidades que ha desaprovechado y por las personas a las que ha decepcionado. Sin embargo, cuando llega la noche sueña con la posibilidad de encontrar el amor y empezar una nueva vida llena de esperanza, confiando en el porvenir a partir del día siguiente.
Género
Drama Drama psicológico Drogas
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Noruega Noruega
Título original:
Oslo, 31. August
Duración
95 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2012: Premios César: Nominada a Mejor película extranjera
2011: Festival de Cannes: Sección oficial a concurso (sección "Un certain regard")
7
La vida sin mi
Aunque el calendario indique lo contrario, el verano termina con la llega de septiembre. Septiembre marca de hecho el inicio del año y no enero: entraña el comienzo de un nuevo curso, la vuelta al trabajo, el regreso a la gran ciudad. La verdadera ruptura se produce el treinta y uno de agosto, porque aunque no se celebre ni quede marcado oficialmente septiembre siempre es sinónimo de algo que está por venir, de nuevos planes, de una vida totalmente diferente. Anders, el protagonista de la película, debe decidir qué hacer con su vida, y no es casualidad que su recorrido sea la historia de una ciudad (Oslo) y la crónica de un día (coincidiendo con las últimas horas del estío). El factor temporal se impone como clave de la segunda película de Joachim Trier. Por ser una historia en orden cronológico, y al mismo tiempo llena de fugas y partes, con un inicio dialogado y un segundo tramo musicalizado, con la evocación de un pasado que no volverá a modo de prólogo y el viaje posterior, marcado por dos intentos de suicidio que indican que Anders quiere hundirse y no salir a la superficie de su piscina emocional.

Trier ni quiere ni compadece a su personaje, no busca entenderlo ni justificarlo, sino más bien enseñar la silueta de un cuerpo, la sombra de una figura, aceptando que las verdades y las motivaciones internas del personaje solo le pertenecen al propio Anders. De alguna forma, Oslo, 31 August es no solo el relato objetivo de lo acontecido durante 24 horas sino una evocación de lo que fue y de lo que pudo haber sido. En el cine es más interesante dejar la historia patas arriba, porque la respuesta no debe emanar de las imágenes sino de la imaginación y la sensibilidad de quien mira. Es aquí donde Oslo, 31 August se convierte en un boceto, en una pátina de colores difusos a partir de los cuales podrían surgir mil y un relatos.

Hay un momento decisivo para entender la película. En una escena Anders se encuentra en una cafetería llena de gente. Está rodeado de seres y al mismo tiempo solo, y así lo estará durante todo el metraje. Oye las conversaciones de los demás, y curiosamente las vidas que discurren a su alrededor le son ajenas, y aún así guardan cierta relación con lo que el personaje siente o podría sentir, piensa o podría pensar. En ese instante la película viene a decirnos que una vida sin Anders es posible: forma parte del plano y al mismo tiempo parece invisible. Oslo, 31 August es eso: el cuento de alguien que se difumina hasta desaparecer mientras el espectador obtiene las armas suficientes para interpretar, que no enjuiciar, lo que está viendo, a quien está viendo.

Cine poético e incómodo, triste y valiente, para gente despierta y atenta. Una película de muerte que paradójicamente está muy viva. Especial y casi mística. Un personaje, una jornada y un film que ya están entre las mejores experiencias cinematográficas del 2012.

Cinoscar & Rarities, Xavier Vidal
[Leer más +]
99 de 101 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
¿Qué nos une a la vida? ¿Qué nos aboca a la muerte? Excelente película.
A cada paso – errado o acertado – vamos afectando a los que nos quieren o nos rodean y vamos marcando el devenir del tiempo con nuestros vaivenes y nuestras acciones y omisiones hasta configurar un singular tapiz que puede percibirse como que nos arropa y cobija o podemos sentir que hay algo que ha fallado y que, indefectiblemente, hagamos lo que hagamos, vamos tejiendo más bien una soga que nos pesa y que arrastramos hasta no poder ya con su peso, ni con su densidad, ni con su estela, ni con sus múltiples ramificaciones y consecuencias. Y la frontera entre el éxito o el fracaso es tan tenue como inapelable y acabamos abocados hasta abismos insondables de desesperación e impotencia…

Esta delicada película noruega explora esta difícil y etérea frontera que separa la vida de la muerte, las ganas de vivir y las ganas de escapar de la vida, las ganas de pasarlo bien o de, sencillamente, no pasarlo mal. Sin juicios ni veredictos, sin expiación ni remordimiento, sin ganas de hacer el mal aunque se esté pasando un calvario impreciso y amorfo… pero no hay acto sin consecuencias ni tropiezo sin efecto, todo va sumando lentamente hasta que algún vaso rebosa y ya nada parece poder recomponerse y volver a la normalidad. Hemos dejado pasar la vida y no sabemos cómo retomar el curso de los acontecimientos sin que nos enfrentemos a lo que algunos llaman fracaso, abominación o muerte.

Es un viaje a ninguna parte – o un viaje al fondo del alma herida – que no por desolador o triste nos priva del doloroso reconocimiento de una caída que no sabemos cómo ni cuándo ni porqué empezó pero que parece no tener fin. La atenta mirada del director disecciona la amarga desintegración de una inteligencia preclara, de un espíritu sensible, de una persona educada y arropada por familia y amigos, que, sin embargo, no encuentra su hueco en la vida ni sabe cómo rehacer unos puentes que ha ido quemando durante años de adicciones varias que le han llevado hasta encontrarse con los recovecos más desoladores de sí mismo. Y extiende la mano, pide ayuda, pero ya no hay nadie, ya no queda nada.

Hermosa y triste película llena de aciertos (esas conversaciones de calado ofrecidas en un aparente tono menor, esa atención a todos los detalles que nos rodean, ese tocar el piano como si estuviéramos acunando nuestro propio fin,…) y llena de un regusto que es tanto una exaltación a la vida como un reconocimiento de que, a veces, solo nos queda encaminarnos hasta nuestro último desenlace. Al final asistimos, una vez más, a los mismos escenarios que han adornado este taciturno devenir – y nos apresa una desolación que nos pone un nudo en la garganta. Apenas sin palabras quedamos quebrados. Soberbia y muy recomendable.
[Leer más +]
56 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Relaciones 1
Más información sobre Oslo, 31 de agosto
Fichas más visitadas