The Crescent (2017)

El dire sabe hacer unas cosas muy curiosas con pintura, y ya con eso se piensa que se puede hacer también una peli, pero le queda un poco descoloría, la verdad.

La primera parte es un video casero de una madre con su niño pequeño. Se deja ver porque, al menos, han tenido la decencia de dejar al chavalín a su libre albedrío, y ya está, queda simpático. Pero argumento, nada. Cero pinturero.
Si fuese mi niño lo mismo me entretenía, pero como no lo es, el metraje se me antoja largo.

Luego ya, se supone, que empieza la peli de terror, y nos cuentan la del cangrejo ermitaño y el dire se desayuna con LSD y se despendola a su manera, esto es, muy sosamente, y empieza a hacer lo de las pinturitas sin freno ni decoro y a montar su peli sin criterio y le queda todo demasiado lisérgico y apaga y vámonos, porque entera no se la ve ni el Señor Bruguer, gran aficionado y entendido en pinturitas.

Un coñazo de colores, apagados, eso sí.

Aclaración: no estamos ante una obra maestra ni a un futuro clásico, es un ópera prima de bajo presupuesto.
"The Crescent" es una película con una gran apuesta surrealista donde realidad y sueño es la misma cosa y no es hasta la última secuencia que podemos entender que era lo que en verdad pasaba.
Si usted es de los que les gusta una historia con todo resuelto donde el bueno le gana al malo, besa a la chica y final feliz entonces pase de largo. Si desea apostar a una cinta de bajo presupuesto, donde es difícil dilucidar entre lo ficticio y lo real, el pasado y el presente, donde los elementos simbolicos tienen más presencia que los diálogos entonces esta pequeña obra tal vez le despierte algo de interés.