Adorables estrellas (1943)

Elenco de lujo que, entre cameos, actuaciones de relumbrón y francachelas, rinden homenaje al cine y componen un musical de talante cómico, actitud desenfadada y factura muy agradable.
La película posee encanto, frescura y un aire especial de divertida velada que resulta atractiva para el espectador.
Y el interés que, sin duda, representa la presencia de tantas estrellas en un largometraje aporta un valor añadido que, por sí mismo, merece destacarse.

En general las películas propagandísticas y de ánimo a la tropa que Hollywood produjo en abundancia durante la Segunda Guerra Mundial, tenían esos funcionales objetivos, dejando a menudo en segundo plano la calidad cinematográfica o el ingenio en los guiones. El paso del tiempo ha hecho que la mayoría de esas películas hayan quedad como funcionales productos de su tiempo, envejecidas y escasamente disfrutables hoy en día. Sin embargo hay excepciones y esta "Adorables Estrellas" es una de ellas.

Lo que en principio viendo el cartel y la sinopsis podría sugerirnos simplemente un festival de estrellas haciendo pinitos musicales para regocijo de las tropas, gracias a un ingenioso guión y a una puesta es escena que hoy asombra por su frescura, ofrece como resultado una película muy entretenida, divertida y sobre todo sorprendente.

La mayoría de las grandes estrellas del cartel tienen un presencia escasa, pero jugosa, autoparodiándose con gran sentido del humor en la mayoría de los casos y demostrando, algunos de ellos, dotes musicales desconocidas.

No hablamos de una obra imprescindible en la historia del cine, pero sí de una película curiosa, divertida y sorprendente para cualquier amante del Hollywood clásico.