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¿Quién es esa chica? (1960)

¿Quién es esa chica?
115 min.
6,2
287
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Escena (INGLÉS)
Sinopsis
El catedrático de química David Wilson (Tony Curtis) y el guionista de televisión Michael Haney (Dean Martin) fingen ser agentes secretos para confundir a la celosa esposa de Wilson (Janet Leigh), que lo sorprendió besando a una de sus alumnas. La situación se complica cuando, inesperadamente, los dos se ven implicados en un caso con agentes del FBI y espías de verdad. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Who Was That Lady
Duración
115 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1959: Globos de Oro: Nominada Mejor película - Comedia y actor (Martin)
7
Divertida y grata comedia de enredos y malentendidos
Film independiente, escrito y producido por Norman Krasna y dirigido por George Sidney ("Scaramouche", 1952). Se basa en la obra de teatro "Who Was That Lady I Saw You With?", de Norman Krasna. Se rodó, en b/n, en exteriores de NY y en plató, entre el 20 de julio y el 25 de agosto de 1959. Obtuvo 2 nominaciones a los Globos de oro (comedia y actor) y 2 a los Golden Laurel (actriz y actor). Se estrenó el febrero de 1960.

La acción tiene lugar en NY en 1959, a lo largo de 3 días. Narra un episodio trágico de la vida de David Wilson (Toni Curtis), profesor asociado de Química de la Universidad de Columbia, encargado de las admisiones y aficionado a los bolos, casado con Anne (Janet Leigh), ingenua, impetuosa, irreflexiva, desconfiada, rápida de reflejos y muy celosa. El mejor amigo de la pareja es Mike Haney (Dean Martin), soltero, vividor y juerguista, guionista de programas de misterio para la TV, que trabaja para la cadena CBS. Una provocativa y sensual alumna de David se introduce en su laboratorio y, sin mediar palabras, le da un beso de cine, cuando abre la puerta Anne, que sin más abandona al marido.

La película es una divertida comedia de enredos, malentendidos y acciones disparatadas, que escapan del control de los protagonistas y se desbordan de modo imprevisible. El humor se basa en gags directos, sencillos y naturales, diálogos contundentes y claros y lances visuales muy diversos, entre los que sobresalen las expresiones gestuales, de voz y faciales de Anne, a cargo de una espléndida J. Leigh cómica, que poco después protagonizaría "Psicosis" (1960). Se incluyen carreras por las calles, caídas por escaleras, huidas en taxi, ataques de histeria, decisiones tomadas con una copa de más, engaños, disimulos y falsas disculpas. Los protagonistas fingen ser agentes del FBI para que David recupere el amor de Anne, pero el curso de los hechos se les escapa de las manos, salta a los titulares de los informativos y diarios, afecta al mando del FBI, provoca los celos de la CIA y es causa de roces serios entre FBI y CIA, de consecuencias impensables a raíz del intento de secuestro de los falsos agentes por espías rusos. Destaca la escena en la que Anne escondida bajo una mesa revela a David y Mike un importante secreto, la entrada en el restaurante de la pareja de prostitutas contactadas por Mike, las ristras de besos sonoros de David y Anne por teléfono. El encuadre de la escultura de "El pensador" evoca a Mike y la de "La victoria" a Anne.

La música, de André Previn, refuerza la frescura e hilaridad del relato con marchas (aproximación de Anne al laboratorio), fragmentos jazzísticos y de baile, a lo que añade la canción de Dean Martin de título igual al del film. El guión ofrece una sucesión ininterrumpida de gags muy variados y sitúa la acción en tiempos de la Guerra fría. Gran interpretación de J. Leigh y de los otros 2 protagonistas. La dirección constuye una obra intensa, ágil y de buen ritmo.
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11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
OPORTUNIDAD DESPERDICIADA
Tony Curtis y Dean Martin son dos caraduras muy simpáticos pero George Sidney no supo sacarles partido. Janet Leigh es una mujer bellísima pero George Sidney la hace vulgar. La idea principal de la película es brillante y llena de posibilidades pero George Sidney la estropea. A la película le falta ritmo y le sobran minutos. Nada más comenzar el espectador se frotaba las manos imaginando que las situaciones divertidas iban a producirse por doquier. Nada más terminar la película esas mismas manos abofeteaban su rostro adormecido y desilusionado por la falta de originalidad, talento y ganas del amigo Sidney. Wilder o Hawks hubieran hecho maravillas con esta historia y estos actores. A George Sidney no le pedíamos tanto pero ¡corcho! tampoco tan poquito.
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9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
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