La cabeza de la araña (2022)

Lo de Netflix ya llega a un punto en el que mosquea. ‘Spiderhead’ cuenta y parte con una premisa interesante: presidiarios que cambian la cárcel por una farmacéutica y todo lo que esto conlleva en términos de experimentos, pruebas y dificultades. Es decir, todos los jugadores que podrían augurar un buen partido están sobre el césped, haciendo pensar al espectador que se va a enfrentar a un thriller, acción o, al menos, llamativo drama en el que los cambios de guion y las sorpresas estén a la orden del día.

Error. La dificultad de un ejercicio así no implica que se deje llevar por algo que no aporta, como pasa en ‘Spiderhead’. Todo está condicionado a una interpretación medianamente decente por parte de las actrices y actores que dan vida a los protagonistas, pero resulta haber tantísimos socavones en la carretera de su trama que es imposible que un notable trabajo por parte del elenco pueda salvar algo que va en caída libre.

Ojo, ‘Spiderhead’ empieza bien. Tranquila, relajada, apoyando los cimientos en el hormigón y haciendo partícipe al espectador de un comienzo de historia interesante y divertida. Pero poco a poco se va dejando llevar por una plana manera de contar lo que ha venido a contar y dejando al público con muy pocas ganas de mantenerse observando algo que sabes muy pronto como va (y ha) de terminar. Al fin y al cabo la pierna por la que cojea cada uno de los personajes integrantes en la película aparece demasiado pronto, y esto evita que podamos tener presente ese punto en la trama en el que creemos algo nuevo va a aparecer.

Todo lo que pueda suceder en ‘Spiderhead’ te lo esperas, y una plana fotografía demasiado sencilla y relajada no hacen más que alimentar esa sensación de empacho que va apareciendo poco a poco, a medida que te das cuenta que una sinopsis interesante no es más que el maquillaje de una historia manida y repetida en el fondo. Hasta un Chris Hemsworth de quien esperas algo interesante en pantalla resulta como una cómica interpretación del personaje que ni él mismo se toma en serio.

Resulta triste ver una producción de tamañas posibilidades ser el producto final que nos llega, donde algo que podría haber divertido y hecho pensar termina siendo un thriller sin capacidad sorpresiva ni gestos de hacer disfrutar al público. Un fiasco y, sobre todo, algo aburrido es esta ‘Spiderhead’ que, si bien llega a haber sabido utilizar las armas pronosticaba un buen resultado. Aprovecho lo único rescatable, Miles Teller, para hacer algo de alusión a una de las mejores películas en las que participa: ‘Spiderhead’ “no está en mi tempo”.

Crítica para MagaZinema.
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La cabeza de la araña es una de esas pelis que te las pueden recetar cuando tienes alguna intoxicación gastro intestinal. Nada de comidas pesadas, ni saturadas en grasas. Ni dulce, ni salado. Pollito y arroz. Mientras menos gusto sientas cuando comes, más sano es. Insípida, incolora, inodora. Más inofensiva que pistolita de agua.

Perdón, pero la premisa de base no augura nada bueno para una peli con este tono. En un melodrama romanticón, o en una aventurilla animada, vaya y pase. Estamos frente a un grupo de presos que aceptan de manera voluntaria ser sometidos a un experimento dirigido por un científico "empresarial" (ya iremos a esto). O eso, o de vuelta a la cárcel. Experimentan con diversas emociones mediante dosis de diversas sustancias para distintos fines. Algunas agradables, otras no tanto. La cabeza de la araña...parece un thriller que, cuando le apunta al climax necesario exigido por el género, sale disparada en dirección contraria. Es de un buen rollo que inspira ternurita.

Hemsworth se maneja con solvencia cuando encara a su personaje en plan "gestionemos esas frustraciones" y bla bla. Es el típico charlatán comprensivo que te envuelve hasta que le aceptas las galletas que te quiere vender. Cuando algo no funciona y debe sacar a relucir su lado turbio...parece un niño desconcertado más. Por su parte, el prota convicto cumple con creces. Si disimula, lo hace bien, si se pone serio actúa con determinación, lo hace saber sin rodeos.

La falta de intensidad general de la peli no le permite escalar nunca como debería. A medida que se agrava la cosa, la energía que se transmite no hace fuelle con la idea fatalista y oscura que hay de fondo. Todo liviano, a medio gas. En algún lugar, hacia ningún lado.