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Torero a la fuerza (1932)

Torero a la fuerza
96 min.
5,2
43
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Sinopsis
Eddie se despierta, tras una noche de borrachera, en la cama con una chica de un colegio para señoritas. Más tarde, se ve implicado en el robo de un banco, con lo que decide escapar a México, con la ayuda de su amigo Ricardo. La policía le sigue los pasos y, por ello, se hace pasar por un torero español. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Musical Romance
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Kid from Spain
Duración
96 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
6
“Para lograr que un toro se detenga antes de atacarte, sólo di: Popopacatuapetl”
Leo McCarey amaba la comedia, la llevaba en la sangre, y a ella dedicó su vida desde que cayó en la cuenta que ser abogado no era para reírse. Hizo numerosos cortometrajes con Charley Chase, dirigió y/o escribió algunos de los mejores cortos que hicieron Laurel & Hardy… y después se dedicó al largometraje dispuesto a trabajar siempre con los mejores comediantes (hombres y mujeres) que pudiera encontrar en Hollywood. Dirigió a Alan Hale, Eddie Cantor, Los Hermanos Marx, W.C. Fields, George Burns, Mae West, Gracie Allen, ZaSu Pitts, Cary Grant, Bing Crosby, Harold Lloyd… y otros tantos.

“TORERO A LA FUERZA”, fue su ocasión de dirigir a un cómico y cantante que colmaba las taquillas con su singular manera de girar los ojos, los ademanes a ratos afeminados, su frecuente aspecto de astuta víctima, voz altisonante y maliciosa, y sobre todo, porque emanaba gracia en todo su conjunto. Se llamaba Eddie Cantor, pues también tenía éxito como cantante de vaudeville capaz de meterse en cualquier tipo de coreografía.

Como muchas de las comedias de aquellos años, la historia es ligera: Dos chicos que viven en los EEUU, terminan viajando a Mexico. El uno, Ricardo, porque quiere visitar a su novia… a quien descubre a punto de casarse con un torero. El otro, Eddie Williams, obligado a pasar la frontera por los asaltantes de un banco que no quieren verle la cara en una segunda ocasión.

Perseguido por la policía, Eddie se salva cuando en un momento de apuro, al mirar un cartel, a su amigo Ricardo se le ocurre presentarlo como el famoso torero español Sebastián II (¿han visto este recurso utilizado en alguna otra comedia de años posteriores?). Entonces se inicia un entretenido juego de malabares para cumplir con lo prometido, mientras, en forma maquiavélica, todo lo presiona para que sea un “real” torero español.

Un par de bellas coreografías dirigidas por el sorprendente Busby Berkeley, bastante sensuales para la época, y donde puede verse entre las coristas a dos futuras grandes estrellas (Paulette Goddard y Betty Grable), adornan esta comedia musical que, no obstante su liviano calibre, consigue entretener con las locuras del popular comediante quien, ocasionalmente, se viene con uno que otro chispeante diálogo como aquel en el que está contando que un toro le dejó una gran cicatriz en la mejilla, pero se la borraron con un injerto.
-¿De qué parte del cuerpo te quitaron la piel que pusieron en tu mejilla? -Le preguntan.
-No sé –responde Eddie-, pero cada vez que estoy cansado, mi cara quiere sentarse.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Eran otros tiempos
Película rodada para mayor gloria de su protagonista, el cómico y cantante Eddie Cantor, plena de enredos y situaciones absurdas, pero aún así previsible desde su mismo principio. Por cierto, el argumento que se describe en esta página no se corresponde al 100 % con el de la copia que yo he visto. En esta última Eddie Cantor es americano (su presunta nacionalidad española es solo otro de los enredos del film) y se traslada desde los EEUU a México. Me imagino que en otros doblajes se cambiaron estos detalles, que en realidad no cambian nada la historia; no es un nuevo "caso Mogambo", vamos.

Cómo muchas otras cintas cómicas de esta época, su principal fallo se encuentra en lo fragmentario de su devenir; es decir, los diferentes episodios que componen el relato están mal engarzados entre si, abundando las digresiones que no aportan nada a la historia. Si bien, como ya he dicho, esto es una característica común a muchas comedias de esos años, como por ejemplo la marxiana Sopa de Ganso, del mismo Leo McCarey, hay que señalar que la debilidad de muchas de las situaciones, que para mi gusto, no poseen interés o gracia algunos, sitúan la película muchos escalones por debajo de la obra maestra de los Marx. En fin, el principal problema es el romo tipo de humor que escenificaba Eddie Cantor (especie de Lina Morgan de la época, y en cierto modo precursor de Jerry Lewis), cuya vigencia y frescura no pueden equipararse a la de los grandes monstruos de ese periodo que todos tenemos en mente. Y eso sin contar lo difícil que resulta creer que una persona de 40 años (la edad de Cantor al rodar el film) siga en la universidad. Aún así hay escenas salvables, como la huida del banco, o la primera aparición de Cantor en pantalla.

La cinta además está aderezada con un par de coreografías de Busby Berkeley, que se nota que fueron rodadas en los días previos a la (auto)imposición del celebérrimo Código Hays (léase, que se ve más carne de lo habitual), así como por varios números musicales para mayor lucimiento de Eddie Cantor, que canta (valga la aliteración) con su histrionico estilo, claramente anterior a la instauración de los micrófonos eléctricos.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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