Santa Fe (1951)

Santa Fe no es nada del otro mundo aunque contiene algunos elementos interesantes. Randolph Scott es el mayor de cuatro hermanos que han peleado a favor del Sur. Los otros tres anidan un gran odio a los yankis pero Scott decide trabajar para la construcción del ferrocarril de Santa Fe, lo que no acaba de agradar a sus hermanos, que prefieren estar fuera de la ley para vengarse de los que les vencieron en la contienda civil. La película no deja de ser otra muestra de la mayoría en las que intervino Scott, films sin grandes aspavientos pero que entretienen. En parte, Santa Fe es otra entrega dentro del género western, en la que se nos narra cómo se fue forjando esa zona de los USA. Un producto un poco propagandístico pero correcto en líneas generales. Tal vez, la presencia de Janis Carter como protagonista femenina, no sea la más acertada y su interpretación es de lo peor de la película y su papel no encandila en ningún momento.

Western que perfectamente podríamos considerar tanto del subgénero ferroviario, pues buena parte del mismo transcurre sobre raíles o muy cerca de los mismos, como en el de la guerra civil americana, mejor dicho en el de las postguerra, ya que los odios entre los antiguos combatientes siguen estando muy presentes. "Nunca he visto a un rebelde caminar si puede arrastrarse", es una de las muchas lindezas de los yanquis.
De hecho el argumento se centra en los cuatro hermanos Canfield que con la guerra perdieron también sus posesiones en el Sur. El mayor, Britt (Scott), es el que más dispuesto está a olvidar el pasado y a comenzar una nueva vida, el resto, Clint, Tom y Terry, no ocultan su afán de venganza y acabarán convertidos en malhechores. Mientras Britt trabaja como capataz en la línea de Ferrocarril de Kansas a Santa Fe, sus hermanos lo harán al servicio de los intereses que desean sabotear este proyecto ferroviario.
Independientemente de las luchas y disputas fraternales y del inevitable romance con la Sra. Chandler (Carter), "En el Sur no vemos mujeres haciendo el trabajo de hombres", la cinta sirve para conocer los enfrentamientos que se daban entre las compañías ferroviarias que competían por los grandes proyectos, donde a menudo salían a relucir también las armas. El ferrocarril como símbolo del progreso de la nación, "El avance del ferrocarril será el avance de América", aunque las velocidades que se alcancen no suban de 20 millas por hora (algo más de 32 Km/hora).
Como estamos entre Colorado y Nuevo México hay que atravesar en el pasaje de Wootons el famoso paso Ratón (con tilde pues es palabra hispana), en plena sierra de la Sangre de Cristo, que cruza una serie de mesas volcánicas y hoy es Monumento Nacional.
El resto es una película muy de la época, con un análisis bastante superficial de las personalidades, donde, como hemos dicho, seguramente lo mejor está en las relaciones entre los Canfield, así como en la posición de Britt que se debate entre la lealtad a la empresa y la protección a sus descarriados hermanos. Muchas aventuras entre locomotoras, vagones de plataforma, estaciones, andenes, traviesas y railes, pero dentro de un guion poco elaborado.
Interpretaciones corrientes, una vez más, como ocurre a menudo en este tipo de westerns, las ironías entre los secundarios rayan a buen nivel. Es el caso de los constantes piques entre el maquinista y su auxiliar: "¿Qué hacías antes de ser fogonero? -Trabajaba para un médico. ¿De ayudante? -No, vendía sus medicinas y engañaba a los clientes".
Bonitas escenas de los campamentos ferroviarios y de los pueblos que atravesaba la línea, con sus tabernas donde corría el whisky y el lumpen que los acompañaba. Interesante.