El Dr Jekyll y Mr Hyde (TV) (2003)

Lo más interesante de esta versión del Dr Jekyll y Mr Hyde es sin lugar a dudas su puesta en escena y especialmente su acercamiento al personaje principal, al que hinca el diente desde una perspectiva cercana al psicoanálisis.

Estamos demasiado acostumbrados a que cuando existe un cambio moral, este lleve consigo un cambio físico. En la mayor parte de las versiones anteriores, el señor Hyde aparece como un ser grotesco, con más vello, más dientes y en definitiva con un aspecto repulsivo y aterrador. Aquí no es necesario, Jekyll y Hyde, pueden pasar de un estado a otro por el verdadero cambio, que es la transformación interior, y es que la maldad puede salir en cualquier rostro incluido en el más bello del mundo. Porque la maldad es como la radiación, no huele, no se ve, no se puede tocar... pero se padece y va contaminando la mente del que la desarrolla y a los que tiene alrededor.

Por eso siempre será actual esta historia, independientemente lo mejor o peor que esté contada. En este caso para nada es mala. Tiene ya suficiente atractivo la presencia del veterano actor David Warner y como señalaba antes tiene ese gusto inglés por los diálogos, decorados y ritmo sosegado que se ha perdido en el cine norteamericano. Evidentemente no mejora las versiones anteriores, pero sí al menos devuelve a la actualidad al mejor escritor escocés de todos los tiempos que es el señor Robert Louis Stevenson, y eso siempre es un mérito a rescatar.

Sobreactuada obra que trata de plasmar el terror que siente Dr. Jekyll por la vida diaria y por su persona, hasta el punto de dejarse arrastrar por el camino de sus propios vicios reprimidos, siendo Mr. Hyde con su fórmula.

Decir que un tanto alejada por no decir mucho de la novela, la película es pésima con el actor John Hannah como un improbable Dr. Jekyll, dotado de una sobreactuación que roza lo hilarante cuando pone voz terrorífica o cuando intenta cojear o cambiar de figura sin mucho éxito.

Y es que las novelas de terror victoriano son difíciles de hacer que tomen vida en la gran pantalla. Se necesita al actor adecuado, sin él nada es posible que funcione.
No podemos tener una historia de Dorian Gray sin creernos que el actor elegido es él, no se disfruta igual, no atrae, se tiende a olvidar por parte del gran público, por ejemplo, y lo mismo con el dr. Jekyll.
Absolutamente bien interpretado por John Malkovich en "Mary Reilly" e hipnotizadoramente representado por el reciente Shazad Latif, en una versión más joven, en la fallida tercera temporada de la original "Penny Dreadful", aquí el resto del reparto está decente, a excepción del femenino quien son representadas como muñecas de porcelana, y la historia floja por todas partes.

La terrible dualidad entre Jekyll & Hyde se soporta difícilmente cuando todo recae en los gritos insoportables de Hannah, quien está mejor en el ludus con Spartacus, su figura reclinada, su sombrero mal colocado y sus agresiones a mujeres bobas, y eso, era el motor.