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Los jóvenes salvajes (1961)

Los jóvenes salvajes
103 min.
6,9
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Escena (VO)
Sinopsis
Cuando un joven de origen puertorriqueño es acuchillado hasta la muerte en un barrio hispano, tres chicos de una banda italo-americana son acusados del crimen. Hank Bell, el ayudante del fiscal del distrito, un hombre con ambiciones políticas, los envía a prisión. Pero, conforme avanza la investigación del caso, se da cuenta de que la trama es mucho más compleja de lo que parece. Adaptación de la novela de Evan Hunter "A Matter of Conviction". (FILMAFFINITY)
Género
Drama Crimen Racismo Drama judicial / Abogados/as
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Young Savages
Duración
103 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Evan Hunter
Links
7
Odio sin barreras
Para su primera incursión en la pantalla grande, Frankenheimer tomó una novela de Evan Hunter (que adaptaron Miller y Anhalt) y contó con el gran Burt Lancaster, quien protagonizaría casi todas sus grandes películas (concentradas en el primer quinquenio de los 60): El hombre de Alcatraz, El tren, Siete días de mayo.

Tras el asesinato de un joven portorriqueño ciego en un barrio de Nueva York a manos de tres chicos italo-americanos, el instructor de la fiscalía del distrito (Hank Bell - Lancaster) decide , contraviniendo su función, esclarecer los hechos y buscar la verdad. Durante la investigación, Bell (que cambió su verdadero apellido, Bellini, de origen italiano) se verá más o menos presionado por todos: ambas bandas; su jefe (futuro candidato a gobernador) que busca la silla eléctrica para el culpable; su antigua novia, que es la madre del principal sospechoso; su mujer, contraria a la pena de muerte.

Frankenheimer lleva a cabo una fuerte crítica a la sociedad estadounidense a quien culpa, al menos en gran parte, de ser la causante de la existencia de esas bandas, que nacen de la miseria más absoluta. También critica a la justicia de ese país, "que no permite interrogar a un menor de 16 años pero sí puede freirlo en la silla eléctrica".

A través del protagonista principal, el director nos conduce por los barrios marginales, nos muestra la extrema pobreza: niñas que se prostituyen, familias enteras que viven hacinadas, jóvenes que ven la violencia como forma de vida y única solución...

Pero también, y es uno de los puntos a destacar, aunque la sociedad tenga gran parte de culpa, los miembros de las diferentes bandas son mostrados como gente sin escrúpulos, y la mayoría disfruta con lo que hace, no quieren cambiar nada de su amarga situación: unos asustan a su mujer, otros le pegan a él una paliza, todos quieren acabar con sus rivales.

A destacar la interpretación de Lancaster, que con este director siempre bordó sus papeles. También de Winters y la intervención de Telly Savalas. Asimismo, una buena y muy apropiada partitura musical de David Amram (que repetiría en El mensajero del miedo).

Un film duro, interesante y necesario, estrenado el mismo año que West Side Story, con cuya temática enlaza.
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34 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
West Social Story.
Otra vez Lancaster y su socio Harold Hetch buscando historias, proyectos y personajes de interés.

Frankenheimer era por entonces aquel un director en alza, joven promesa… aún no ese director consagrado al que Lancaster habría de recurrir con frecuencia por motivos controvertidos –quizás por su talento, por dejarse hacer… Quizás 50%-.

En esta cinta, vaticinando alegremente, el peso de la estrella pareciera imponerse al del realizador, y quizás sea entretenido elucubrar sobre quién tenía el voto dirimente en caso de empate. Opiniones al respecto hay de todos los colores.

Argumentalmente hay un esquematismo plúmbeo y avejentado, aunque se planteen temas para el debate con una moderada habilidad dramática. Pese a todo, su afán de didactismo social recarga demasiado el acabado final. Incluso cae en una encorsetada previsibilidad por su afán a la hora de introducir situaciones y perspectivas que evitaran maniqueísmos.

Técnicamente se observa una tendencia –la secuencia de la persecución o el asesinato del inicio son representativas- a introducir todo tipo de resortes visuales con la incontinencia típica del novato que busca hacer méritos abriendo la mayor cantidad de bocas posible. Es un trabajo tan apabullante y musculado –para la época y la experiencia del realizador- como artificial y en determinados momentos el ojo, en consecuencia, no descansa.

Por lo demás, hay momentos de buen pulso narrativo y planificación que avanzan mucho del Frankenheimer posterior; su inmenso cuidado en detalles de academicismo pretencioso, introspectivo y físico, donde la imagen jalonara narrativamente elementos clave de la historia (los planos distribuyen los rostros en función de su intensidad dramática, por ejemplo). Paralelismos que recuerdan ese nervio tan de los 60 propio de muchos directores de su generación, y que en gran parte supusieron un suma y sigue del trabajo de realizadores como Don Siegel o Sam Fuller (cineastas de alguna forma bisagra que se foguearon en la serie B abriendo sendas de un cine frenético y con un sentido más explícito de la violencia física y psicológica).
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27 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
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