Ondas de choque (1977)

Una cinta de serie b curiosa y con un planteamiento original atractivo.
Una pequeña embarcación recreativa capitaneada por John Carradine en el papel de viejo lobo de mar se encuentra con un extraño e inquietante fenómeno meteorológico que los desconcierta y hace que pierdan el rumbo, sin saber dónde se encuentran con exactitud. Poco después durante la noche casi chocan con un barco fantasma que aparece sin más. A la mañana siguiente se encuentran en una isla varados en la que solo hay un hotel abandonado y un extraño personaje que guarda un secreto, interpretado por Peter Cushing, en un papel demasiado breve y en absoluto aprovechado que daba para muchísimo mas.

La cinta contiene elementos interesantes, hace un buen uso del sonido para provocar una atmósfera de tensión, cuida bien la ambientación, de forma naturalista y con buenos planos subacuáticos de las profundidades marinas y logra mantener la tensión, para ofrecer una obra híbrida entre suspense y terror.

Podría dar pie a un gran remake de contar con un buen presupuesto, si se mantuviesen los aciertos y se subsanasen algunos de sus fallos.
Se trata de la primera película dirigida por Ken Wiederhorn, autor de “La divertida noche de los zombies” entre otras.
Una película que puede atraer la curiosidad de aquellos que aprecien el cine de serie b y el género fantástico de los 70s.

Sencilla, pobre, limitada, básica, siniestra, sucia, inquietante, pausada, irregular, interesante y perturbadora producción de serie B para desarrollar una historia de terror y suspense inquietante en la que un grupo de visitantes descubre, en una isla remota, que un comandante nazi recluído ha estado engendrando a un grupo de soldados zombie letales.
Ondas de choque, no es una maravilla y son evidentes las limitaciones de presupuesto, pero sus responsables consiguen generar una historia con la que ofrecer buenos momentos de tensión y terror.
La ambientación y el terreno en el que se encuentran los protagonistas, se convierten en elementos fundamentales para generar unos entrañables momentos enigmáticos e inquietantes, para el disfrute de los amantes de lo desconocido.
La presencia, historia y caracterización del personaje interpretado por el habitual del terror, Peter Cushing, resulta de lo más interesante, junto con el concepto visual que ofrece el conjunto del producto. Algo oscuro que se desarrolla a la luz del día y en la que la luz y el agua, se convierten en factores determinantes para sobrevivir o morir.
El comportamiento y decisiones de algunos personajes, pueden resultar forzados y poco inteligentes, pero bueno, es un mal menor.
Para mi gusto y asumiendo que no es una gran película, debo decir que tiene un encanto con el que dejar buenas sensaciones. Llegan y se captan las ondas del suspense y el terror.