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Ríndete, amor mío (1949)

Sinopsis
Un corredor de apuestas tiene instalada una empresa como tapadera para sus verdaderas actividades, legalmente dudosas. Para seguir manteniendo la farsa contrata a una secretaria, Ellen Grant, que no sabe nada de sus actividades delictivas. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Miss Grant Takes Richmond
Duración
87 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
8
LA GRAN LUCILLE BALL
¡Qué les voy a decir, mis queridos amigos! Maravillosa comedia. Lloyd Bacon y Lucille Ball. Claro, y también participan James Gleason y Frank McHugh; y ese magnífico actor llamado William Holden al que si le dabas un personaje de comediante embaucador, mentiroso y cínico, lo bordaba. Y ese es Dick Richmond. Las sopas con honda se las va a dar la ingenua y resolutiva Ellen Grant, interpretada por la mejor cómica de la historia del cine y de la televisión: LUCILLE BALL. ¿Cómo una cara tan bonita puede exhibir semejante repertorio de muecas? Ball arrasa con todo. Por sus ojazos, por sus gestos, por su talento a raudales. Simplemente, la adoro.

Cuando desempolvo joyas como esta, cuando caigo nuevamente rendido ante la maestría de los mejores directores de la historia, cuando semejantes fenómenos me hacen volver a las ilusiones y a los sentimientos del pasado, confieso que echo de menos aquellos tiempos de sólo dos cadenas de televisión. Entonces las películas (sus mensajes, sus personajes, sus escenas) duraban semanas en mi memoria. Lo recuerdo nítidamente. Salía de casa y, de camino al instituto, repasaba mentalmente la película. Para estirarla, para hacerla inolvidable. Y volvía a estar en la falsa agencia inmobiliaria. Y soltaba pequeñas risas al recordar a Lucille Ball en la clase de mecanografía, dando empujones a la puerta de la cabina telefónica, cayendo en la zanja de hormigón, soltando guantazos a William Holden. Y volvía a tener unas ganas enormes de besar a Lucille. Sí, lo cierto es que alargaba el deleite.

Ahora todo va demasiado rápido. De acuerdo, puedo ver muchas más películas, pero a veces tengo la sensación de que, tal vez, eso no sea tan bueno. No sé... me temo que no las disfruto en su plenitud.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
¿Pisos low cost?
Lucille Ball, William Holden, a puntito estaban de consolidarse como las grandes estrellas que resultaron ser y venían de realizar obras menores preparatorias.
Y aquí podríamos decir que en sus respectivos papeles se encuentran ya las características más importantes que definirían a sus personajes de una vez y para siempre.
Ella, la mujer torpe, despistada, llena de buenas intenciones pero un poco gafe e inoportuna.
Él, cínico, inteligente, astuto y ventajista pero en el fondo, fondo, fondo...,de buen corazón.
Y no ha sido ninguna sorpresa para mí encontrar que uno de los firmantes del guion es Frank Tashlin, que contribuyó con su genio de cartoons en muchos de los trabajos de ese otro gran cómico que fue Jerry Lewis.
De hecho esta película abre con una secuencia de Ball enfrentándose a una máquina de escribir que bien podría suponer el antecedente del famoso gag que Lewis inmortalizó años después en su hilarante "Lío en los grandes almacenes".
Pero volviendo a la película, el argumento no deja de tener su miga:
William Holden, agente inmobiliario, se presenta en una escuela de secretariado con ánimo de contratar a una de ellas.
No sabremos muy bien si este tipo es muy tonto o demasiado listo porque la elegida para el puesto resulta ser la más inepta y torpe de todas las aspirantes. Ni el profesor ni la propia elegida (Ball) consiguen creer en tamaña lotería.
Pero no tardaremos en comprobar por qué.
El honrado y diligente promotor inmobiliario quiere una estúpida en su cargo ya que su agencia no es más que una fachada para ocultar su verdadero negocio de correduría de apuestas y confía en que esa negada no se dé cuenta de nada y se limite a despachar a los posibles clientes despistados que acudan a su local en busca de un apartamento.
Desgraciadamente para él y sus socios (Frank McHugh y James Gleason), la chiquita no tendrá muchas habilidades pero es de lo más voluntariosa y llena de conciencia social.
Son los años posteriores a la guerra y la demanda de vivienda módica está por las nubes con miles de jóvenes parejas tratando de construir un hogar para formar una familia. (De hecho, toda la trama, recuerda muchísimo a lo que vivimos no hace tantos años cuando la burbuja inmobiliaria aquí en España).
Holden considerará que no ha sido un buen fichaje cuando comience a ver resultados no deseados en un negocio que no debería prosperar y tomará cartas en el asunto. Y es que Ball, para ser tan torpe, es una auténtica metete.

La comedia juega a diferentes niveles con diversos tipos de humor.
A Ball se le reserva la comedia física, es una auténtica hacha y nos va a proporcionar algunos momentos descacharrantes que nos va a hacer comprender la gran cómica que llegó a ser pero también nos va a deleitar con su lenguaje mordaz, sus duelos con Holden y con su rival Carter, resultan ágiles, afilados y descarados. Compone un personaje mitad inocente mitad resabiado, que es digno de ver.
Holden le da réplica y se sostiene muy bien ante ella. Uno de los gags que los enfrenta hacia el final de la película me ha hecho reír como hacía tiempo que no lo hacía.
Y qué vamos a decir de Gleason y McHugh. Dos secundarios perfectamente adecuados para sus respectivos papeles. Los compinches ideales en este entuerto de estafas y engaños.
Janis Carter, por su parte, juega bien su papel de loba. Si en otras películas suele ser la secretaria la que interpreta ese rol, aquí es imposible porque a Ball no la podemos pintar de come hombres. Así que los guionistas resuelven bien esa cuestión. Carter interpretará a la antigua amante de Holden ávida por recuperar a su ex amante a cualquier precio y bajo cualquier artimaña...
En fin. Una magnífica comedia pre-estrellato para sus magníficos intérpretes. Cualquier admirador de cualquiera de sus figuras estarán encantados de tropezar con este film. Pasen y vean señores. Pero, por favor, !no compren un piso sobre plano sin haber obtenido antes todas las garantías!. Que aquí el que no corre vuela.
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