El templo del hampa (1966)

No es lo mismo pagar 12 pavos por El templo del hampa que 6 pavos y eso que por momentos es brillante. Un guión brillante, con buenas escenas, pero una parte final floja y un personaje que desluce el acabado. Pensar que un templo lleno de monjas con ropa interior de corista, un asesino con máscara, un muerto que vino y se fue en ataúd daban para casi un 9, mis casi 9 para el que todo lo copia sería un 5, pero algunos pèros y un pero final muy grande le baja la puntuación. Estoy pensando mandarle el DVD al de Toledo, claro que él le pondrá un 5 igual que el que todo lo copia y me dejará en parihuelas mi crítica.

Soy cinéfilo y escritor de novelas, las cuales muestran una cierta influencia cinematográfica. Filmaffinitty es un punto de referencia para todo aficionado al cine, que desea saber si una película merece o no la pena, a pesar de que opiniones las hay como estrellas en el firmamento. De buena a mala, o simplemente pasable, la película que nos ocupa merece el calificativo de: FLOJA.
Estamos ante una de las más flojas adaptaciones de las novelas del prolífico Edgar Wallace, que en los años sesenta dio lugar a una serie de películas de factura alemana emulando un ambiente inglés (toda una rareza), y que quizás tuvo su punto álgido en "La posada del Támesis". En cualquier caso se trataba de productos de serie B, pero que destilaban cierto encanto en el tratamiento y las atmósferas. La mayoría de estas películas estaban protagonizadas por el carismático Joachim Fuchsberger y el cómico Eddie Arent. La presente carece de ese encanto retro, propio de otro tiempo, que sabía dosificar las tramas algo ingenuas con actuaciones desenfadas y toques de humor negro y cómico, en un acertado ambiente en blanco y negro. En este sentido, es fácil cruzar la línea y caer en algo más ridículo de la cuenta. Seguir hablando de los puntos negativos de la película es cosa vana, puesto que toda ella es un producto de tercera; una función que no puede salvar Stewart Granger, quien parece divertirse y no tomar muy en serio su papel, y no es para menos. Ni siquiera los grandes secundarios como Cathleen Nesbitt o Robert Morley son capaces de aportar su buen hacer en esta pantomima, en la que también interviene Eddie Arent en un papel fuera de su rango cómico, por lo cual se le ve forzado y desaprovechado.