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Aloys (2016)

Aloys
91 min.
5,6
433
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Tráiler HD (ALEMÁN con subtítulos en ESPAÑOL)
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Sinopsis
Aloys Adorn es un detective privado taciturno, un lobo solitario cuyo trabajo consiste en filmar a otras personas, observándolas en secreto y permaneciendo invisible. Un día se emborracha y se duerme en un autobús y, al despertarse, descubre que su cámara y sus cintas han sido robadas. La misteriosa mujer que le llama poco después parece tener algo que ver con ello. (FILMAFFINITY)
Género
Intriga Fantástico Drama psicológico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Suiza Suiza
Título original:
Aloys
Duración
91 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Premios
2016: Premios del Cine Suizo: Mejor fotografía. 5 nominaciones
4
Hoy empieza tu vida
A veces importa más bien poco el resultado de una película, especialmente si se trata de una ópera prima. No me malentendáis, lo que quiero decir es que el primer paso para ser competitivo y hacer buenas obras cinematográficas es saltar al vacío, demostrar ambición. Y eso es algo que a Aloys, la ópera prima del suizo Tobias Nölle, no se le puede echar en cara. Si bien presenta una serie de problemas, palpables especialmente en lo que podríamos llamar el núcleo argumental o temático, sus primeros minutos dan a entender que este cineasta quiere comerse el mundo plano a plano, con una estructura formal a caballo entre Salvaje, de Nicolette Krebitz, y las secuencias oníricas de la excelente El amor es más fuerte que las bombas, de Joachim Trier.

Las primeras secuencias de la película logran, sin ninguna duda, su objetivo primordial: embelesar al espectador gracias al magnetismo de sus imágenes, a la pulcritud de la puesta en escena y al soberbio diseño de sonido. Así nos es presentado Adorn Aloys, un hombre de 40 años que se ve obligado a llevar en solitario la agencia familiar de detectives privados tras la muerte de su padre. Su vida está caracterizada por el voyeurismo más absoluto; su existencia se resume en lo que capta el objetivo de su videocámara, unas veces las infidelidades que por trabajo está obligado a filmar, otras, simplemente aquello que encuentra y graba a lo largo de su rutina. Su soledad, mayúscula de por sí, se ve acrecentada con la pérdida de su padre y compañero de equipo, y perfectamente registrada por la hierática interpretación de Georg Friedrich, seguramente influenciada por la no-actuación bressoniana.

En Aloys surge una intriga momentánea, como una autorreferencia a la profesión de su protagonista, cuando una misteriosa mujer le roba la cámara y todas sus cintas, alterando su apacible y monótona existencia con las subsiguientes llamadas para la posible recuperación de su material de trabajo (y de vida cuando no existe línea que separe el trabajo del ocio). Tras un fatídico desenlace, la voz en off de Vera se convertirá en la obsesión de Adorn, materializada en hipnóticas secuencias oníricas, en lo que es un juego narrativo cada vez más alucinado y por tanto menos restrictivo. Y cuando la libertad se apodera de la cinta, llega la reiteración formal y narrativa, lo que lastra por completo el resultado de esta imaginativa representación de la soledad, del proceso que consiste en encontrarse a uno mismo.

El Premio FIPRESCI a la mejor película de la sección Panorama en la pasada Berlinale quizá le quede demasiado grande, pero los méritos de tan arriesgada propuesta no desentonan con la línea a premiar en según qué circunstancias. Si bien como ópera prima los errores no pesan demasiado, como título a estrenarse en salas hay que criticar o al menos avistar de su reiteración, un estancamiento narrativo y temático casi tan doloroso como el del propio protagonista. La idea no se trasciende jamás y cada secuencia orbita alrededor de ella, en ocasiones con brillantez y otras, simplemente, transmitiendo tedio e indiferencia.
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8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
True Detective
Un hombre solo. Una mujer sola. Los dos están solos. De hecho, hay mucha, un montón de soledad.
Y están deprimidos. Aislados. Confundidos. Perdidos.
Desesperación. Suicidio. Solipsismo. Incomunicación. O imaginación, sonidos y compañía.
Retorcimiento estilístico vacuo y afectado. Poesía forzada. Trascendencia banal. Un amaneramiento soporífero y relamido que empacha de hastío y nadería.
Un Michel Gondry ("Olvídate de mí" como posible parentela muy lejana) de medio pelo; enfriado, turbio y medroso, sin alma, vida ni sustancia; sin Charlie Kaufman.
Se puede rescatar alguna bella imagen y una intención lírica original y asociativa. Pero se cuenta lo de siempre tensando y estirando un material que se vuelve repetitivo, abstruso y engolado sin ningún motivo.
Un mal poema. Una mala película. Una dura prueba para el espectador.
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6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
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